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Accidentes, la otra epidemia cuya expansión no se detiene

Infraestructura, fiscalización, educación, cultura y lenguaje son los aspectos fundamentales a considerar a a la hora de analizar la inusual y preocupante alza de fallecidos y lesionados en siniestros automovilísticos durante el 2021: la cifra más alta en 14 años.
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El último balance de Carabineros relativo a accidentes viales durante el pasado 2021 arrojó un total de 79.520 sucesos a lo largo del país, en los que 51.191 personas sufrieron lesiones leves, 7.969 heridas graves, y 1.687 fallecieron en las 48 horas posteriores al siniestro.

Según la Organización Panamericana de la Salud, los gastos relacionados con los accidentes, atención médica, recuperación de las víctimas y proceso judicial, entre otros, implican un costo promedio equivalente al 3% del PIB de los países afectados.

"Es súper fuerte pensar que en un terremoto, un hecho natural, tú tienes a lo más 10 o 12 personas fallecidas", reflexiona Carolina Figueroa, presidenta de la Fundación Emilia Silva Figueroa. "Y en un fin de semana de alta siniestralidad, como Fiestas Patrias, o fin de año, puedes llegar a tener 35 personas muertas en dos días".

Fue el caso del año pasado. Entre el 16 y el 19 de septiembre Carabineros contabilizó un flujo de 343.529 vehículos en circulación. Se registró un total de 719 accidentes en los cuales 24 personas murieron, dos más que en el 2020.

El terremoto magnitud 8.4 del 16 de septiembre de 2015, con epicentro frente al mar en Illapel, que generó un desolador tsunami y que fue el tercero de mayor magnitud desde el terremoto de Valdivia de 1960, dejó 15 víctimas fatales.

Siniestro, no accidente

Desde el 15 de noviembre del 2014 la Fundación Emilia forma parte de las organizaciones ciudadanas enfocadas en actuar sobre el peligro que representa la movilidad callejera en la actualidad, tanto motorizada como peatonal. Entre sus funciones destaca la labor pedagógica que ha llevado a cabo en colegios, así como las campañas de sensibilización que se proyectan en televisión abierta y redes sociales, con el objetivo de disminuir estas cifras.

Durante 2019, la Fundación ganó un Fondo Nacional de Seguridad Pública de la Subsecretaría de Prevención del Delito, con el proyecto "Justicia y ciudadanía: los costos sociales del delito". Este consistía en un programa de diagnóstico y asesoría enfocado en la comuna de Villa Alemana, que buscaba entregar herramientas para enfrentar el proceso jurídico que implica vivir un siniestro.

¿Por qué Villa Alemana? En su podcast homónimo (2020) Carolina Figueroa explica que, como organización, notaron que esa ciudad había sumado alrededor de nueve mil casos en el 2019, por lo que se hacía menester intervenir, y el éxito del proyecto podría aplicarse al resto del país.

De la observación investigativa se descubrió que el punto que requería un trabajo de fondo era el legal.

"Uno de los problemas que hemos observado en estos años es que, en realidad, no hay educación jurídica. La gente que vive siniestros viales, o cualquier otro tipo de delito o cuasidelito, experimenta siempre una victimización secundaria al no conocer cómo funciona el sistema", apunta Carolina.

De esta manera iniciaron un trabajo con las comunidades que incluía revisar la "carta a los derechos de las víctimas" (firmado por Chile en el 2012), el procedimiento y el costo detrás de los seguros obligatorios, además de la re-conceptualización detrás de términos como "víctima" y "accidente".

El proyecto permitió a los asistentes desarrollar sensibilidad y empatía respecto a la seguridad en ruta. Este efecto "no es algo que veamos potenciado a lo largo del país", comenta Carolina, "porque lo hicimos en una comuna durante un año. Necesitamos acciones preventivas constantes, permanentes, mayor fiscalización, pero también mayor educación. Y eso no pasa a nivel nacional", puntualiza la también profesora de historia.

Para Figueroa, la seguridad vial se relaciona directamente con una educación constante, que introduzca a la ciudadanía a sus diferentes aristas, y le permita desarrollar un espacio comunitario y respetuoso en el asfalto. El primer paso es reconocer el error lingüístico que radica en la nomenclatura tradicional.

"Cuando hablamos de 'accidente' naturalizamos una condición que es totalmente prevenible", menciona Carolina. "Se ha instalado esta concepción de que es totalmente natural morir de alguna causa en una vía. Y me dicen bueno, me tocó la mala suerte, justo me pasó esto. Y no pues, no es la mala suerte, se puede evitar".

Menos rápidos y menos furiosos

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) enumera seis razones fundamentales detrás de un siniestro

Los siniestros automovilísticos implican la responsabilidad activa de los conductores y en ellos incide asimismo una serie de condiciones de las vías, entre otros factores.

Felipe Barros

reportajes@mercuriovalpo.cl