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automovilístico: conducir bajo los efectos del alcohol, no usar cinturón de seguridad, no usar asientos especiales para niños, superar el límite de velocidad, no usar casco en la conducción de motocicletas, y distraerse usando el teléfono celular. En ese orden.

En Chile, según la información de Carabineros, del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) y de la Fiscalía Nacional, el primer lugar lo ocupa, desde hace unos siete años, la "conducción no atenta a las condiciones del tránsito".

"Y eso habla, más que nada, de este excesivo uso de redes sociales, para comunicarnos, para estar conectados. Y te permite estar tan conectado con la sociedad que se te olvida conectarte con el camino, que es lo más importante cuando tú conduces cualquier tipo de vehículo", acota Carolina Figueroa.

Alberto Escobar, gerente del Automóvil Club de Chile y especialista en seguridad vial y políticas públicas asociadas, precisa que un 87% de los afectados conduce "contestando emails, atentos al whatsapp, se meten al Instagram, se toman fotos".

"Las distracciones al conducir pelean muy de cerca con la conducción bajo el consumo de alcohol", señala Escobar. "La primera distracción es el teléfono, y lo que menos hace la gente es hablar por teléfono. La primera causa es conducir sin prestar atención a las condiciones del tránsito. Puede ser cualquier cosa, no solo el teléfono la que distraiga: fumar, peinarse, maquillarse, tomar una bebida, comer. Todas esas conductas están absolutamente prohibidas en la ley de tránsito".

Siguiendo las estadísticas, el segundo motivo que impulsa un siniestro es el exceso de velocidad. "Por cada kilómetro que tú excedes la velocidad máxima legal, aumentas en un 7% la posibilidad de tener un siniestro vial con un resultado grave o letal", precisa Escobar. "La velocidad influye en una pérdida de control, y afecta, a su vez, a los equipos de seguridad pasiva -que traen equipados algunos vehículos-, disminuyendo su rendimiento".

De sobrepasar en 10 kilómetros por hora el límite de velocidad, la probabilidad de morir o sufrir lesiones -leves o graves- aumenta en un 70%. Automóvil Club, sin ir más lejos, publicó en octubre del 2021 los resultados de un estudio -que consistía en analizar cinco intersecciones con alto flujo vehicular en la Región Metropolitana- que arrojó que un 60% de los conductores supera en 10 kilómetros por hora la velocidad máxima en ciudad.

Respecto a si este estudio puede aplicarse a todo el país, Escobar señala que "el conductor chileno, para bien o para mal, es bastante homogéneo, y aunque el estudio es centralista, puedes encontrar los mismos resultados en Arica, Valparaíso o Concepción".

Además, Alberto duda que el aumento del parque automotriz tenga una relación exponencial con los niveles de siniestralidad vigentes: "España tiene alrededor de 45 millones de habitantes, 20 millones de autos y 1.800 muertos por siniestralidad vial. Nosotros tenemos 18 millones de habitantes, 7 millones de autos y la misma cantidad de muertos. No tiene que ver con la cantidad de autos".

Por otro lado, una actitud que no revelan las estadísticas, pero que el director general de Prevención de Riesgos de la Universidad de Playa Ancha, Luis Fuentes Espinoza, considera peligrosa, es la de la agresividad al volante.

"Por alguna extraña razón, cuando nos subimos a nuestros vehículos es como que cambiamos el switch", sugiere, "y entramos a un mundo donde nos blindamos, y nos sentimos superiores a otros".

"Conducir es una manera de comportarse muy visible, y cuando vas en tu auto tienes una panorámica de cómo se comportan todos, te sientes profesor de los demás", ejemplifica Escobar, "y en Chile el 90% no tiene conocimientos relevantes sobre las leyes del tránsito, por lo que son analfabetos viales."

"Por ejemplo, la gente cree que puede pasar con luz amarilla", comenta Alberto Escobar, "la luz amarilla es detenerse, y la roja es detenerse inmediatamente".

Fuentes relata que "hay muchos casos donde han participado personas en incidentes, vale decir, situaciones que estuvieron a punto de ocasionar un siniestro, y uno de los dos se convierte en juez del otro, y lo castiga. Ya sea mediante un bocinazo, una encerrona con el vehículo, o ya derechamente bajándose del auto a agredir. Hay mucha agresividad al volante, y eso se manifiesta en la conducta".

Para el antropólogo Pablo Arriagada, miembro del colectivo Muévete, hay dos nociones fundamentales a considerar para entender este fenómeno -conocido como "agresividad vial"-: en primer lugar "las cuestiones sobre trastornos y salud mental en Chile, los niveles de presión o depresión que afectan a cada conductor"; y en segundo lugar "la dinámica de competencia en el espacio público, que transforma el tránsito en una guerra".

El camino tripartito de la seguridad vial

Karina Muñoz Matus, presidenta de la Fundación Conciencia Vial, considera que el inicio de las cuarentenas permitió que la conducta de la velocidad al volante se transformara en una norma social tácita, lo que daría una explicación a las cifras del 2021 .

"Cuando empezó la pandemia y había poca movilidad en las calles, la gente que circulaba se encontraba con vías totalmente despejadas donde podía 'meterle chala' al auto, adquirir más velocidad, saltarse el semáforo, y no había nadie fiscalizando", comenta Karina. "Esas conductas se dieron porque si no tienes a alguien que te esté controlando, persisten y van quedando en la sociedad como algo que se puede hacer, 'total nadie me controla'. La falta de fiscalización influye en ellas, las intensifica", opina.

Sobre la aplicación de gadgets y cámaras a la seguridad vial, Karina menciona que "existe la tecnología disponible para colaborar con la fiscalización - referenciando al proyecto de ley sobre el Centro Automatizado de Tratamiento de Infracciones-, porque esta se hace manualmente por Carabineros. Pero no podemos tener un carabinero en cada esquina".

"El 30% de los fallecidos en Chile muere por exceso de velocidad, y es porque no hay ningún tipo de fiscalización", sostiene, a su vez, la presidenta de la Fundación Emilia. "De 10.000 posibles infracciones de velocidad, solo se logra fiscalizar una".

"En Chile se fiscaliza solamente el 7% de las infracciones, el 93% queda en la impunidad, y por lo tanto, se da lo que se conoce como 'letra muerta', porque cuando nadie cumple la norma, significa que la norma no sirvió para nada", argumenta Alberto Escobar. "En Holanda, donde tienen 17 millones y medio, casi 18 millones de habitantes -igual que Chile-, cursan 10 millones de infracciones por año, y en Chile no llegan a las 200.000".

"Estamos en un sistema vial donde los únicos delitos calificados como tales son la fuga y la conducción bajo estado de ebriedad o drogas, no así la velocidad. Y la pregunta es ¿por qué? ¿Por qué la velocidad no ha avanzado en un tipo de fiscalización eficiente o tipificación? Es porque no la ven como causa fundamental de siniestros. Y eso tiene que ver con una sociedad que aún no ve la problemática de seguridad vial en su conjunto", concluye Figueroa.

Por su parte, Karina Muñoz comenta que, además de la falta de fiscalización, el conflicto de la seguridad en ruta corre por parte de la infraestructura, y de la educación del usuario. Figueroa considera que esta última debe ser continua, ya que muchos conductores que hoy circulan "estudian las leyes del tránsito simplemente cuando van a sacar la licencia de conducir, y luego se olvidan de ver si ha habido rectificaciones o actualizaciones de la misma ley".

Al respecto, Escobar alude a que "en el sistema vial existe lo que se conoce como 'el triángulo de la movilidad', donde participa la vía, que tiene una responsabilidad en los siniestros viales, los vehículos, es decir cómo fueron fabricados, y la persona. Estos tres factores influyen. Tú puedes ser un súper buen conductor, e ir en un auto de alto performance, pero el camino está mal diseñado y puedes tener una pérdida de control mortal".

Estas tres variables pueden intercambiarse (conductor, camino y auto, y todas las combinaciones posibles), y el resultado aún puede ser grave, o incluso, fatal.

Bajar un cambio: soluciones y proyecciones

Luis Fuentes considera que el cambio en esta materia es urgente. "Después de un siniestro de tránsito, siempre hay un dolor importante que no termina con el fallecimiento, o con el daño del vehículo, sino que traspasa lo que es la acción propiamente tal, y queda en la familia, queda en el recuerdo permanentemente".

Alberto Escobar opina que la formación vial debe enseñarse "desde el jardín infantil, donde se fijan los hábitos", aludiendo a un concepto interdisciplinario donde cada uno de los docentes pueden tocar esta materia, cambiando las conductas sociales nocivas aquí enumeradas. "En la ley de tránsito hace mucho tiempo -más de 20 años- aparece que se debe enseñar seguridad vial en los colegios. Existe la norma y no la cumplimos", agrega.

Para Karina Muñoz, la forma de abordar el conflicto es de manera sistémica, "donde estén todos los actores involucrados, todos tienen una responsabilidad: los que planifican, los que diseñan, los que construyen, los que operan, los que fiscalizan. Y obviamente también los usuarios. La educación es un componente, pero no es el único desde el que se debería abordar este problema".

Pablo Arriagada cree que la solución está en "promover el espacio público, educar para la empatía, con un enfoque social. La norma por sí sola no logra ser legítima, se requiere una valoración de la vida del otro."

Carolina Figueroa concuerda en este punto: "la calle es el espacio donde todos somos ciudadanos, por eso hay que respetarla, hay que seguir la reglamentación de vivir en sociedad. Simplemente es eso, un respeto por tu vida y por la de los otros". 2

Necesitamos acciones preventivas permanentes, pero también mayor educación. Y eso no pasa a nivel nacional".

Hay mucha agresividad al volante, y eso se manifiesta en la conducta".

Por cada kilómetro que excedes la velocidad máxima, aumentas en un 7% la posibilidad de tener un siniestro vial" .

Esas conductas se dieron porque si no tienes a alguien que te esté controlando, persisten y van quedando".

El exceso de velocidad es una de las principales causas de siniestros. Una fiscalización acuciosa es parte de la solución.

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