Fuguet: "Si escribir no es emprender, no sé lo que es"
El escritor nacional dice que lee a los autores que ama como si fueran actores de cine o rockeros o presidentes de un país. En "Rebalsar la piscina mental" (UDP) están todas sus lecturas y también una mirada al oficio de contar historias. Para Fuguet, lo suyo no es más que una pyme.
algunas crónicas reunidas en el nuevo libro de fuguet, "Rebalsar la piscina mental", fueron publicadas anteriormente en distintos medios de comunicación.
El último libro de Alberto Fuguet, "Rebalsar la piscina mental", es una compilación de reseñas y ensayos sobre la escritura y el arte de la lectura. Desde 1995, Fuguet ha escrito en varios medios chilenos para ejercer, como él lo ha dicho, la crítica literaria como un fan: alguien que quiere alejarse sobre todo de la crítica académica, y que prefiere ser seducido por la lectura. Leer, pero no para mejorar el lenguaje, para ser más inteligente, sino para algo distinto, "más físico o espiritual", como dice en esta entrevista. "Rebalsar la piscina mental" es una colección espontánea y en apariencia azarosa, que no siente deuda con tradición alguna, y que se nutre de los intereses que, en parte, Fuguet instauró en Chile: la literatura norteamericana, la conexión de la escritura con el cine, sus acercamientos a los escritores latinoamericanos y al pop. Aquello que a mediados de los años noventa se llamó "McOndo" y que es hoy, en retrospectiva, el primer quiebre del Boom de la literatura latinoamericana. En "Rebalsar la piscina mental" conversan sus obsesiones sobre Bret Easton Ellis, El gran Gatsby, David Foster Wallace, pero también autores latinoamericanos que lo han sucedido como Mariana Enríquez o Álvaro Bisama. Pone también en discusión asuntos esenciales sobre lo que significa ser lector (y escritor) hoy en día. "Para ser un mundo creativo, sorprende la cantidad de cosas que no se pueden hacer", dice en su libro, y razones no le faltan.
-En tu libro propones la idea de leer como un fan. ¿Qué es para ti ser un fan?
-En primer lugar, que hay otros escritores mejores que uno. Ese es el secreto oscuro y tabú que muchos escritores tienen atrapados en su inconsciente: que no hay nadie mejor que ellos. Y aunque esa confianza es necesaria, no basta. Todo autor que me interesa es la suma de aquellos escritores que ha leído y aquello que ha evitado o rechazado. Es mejor ser fan que "hater". Rinde más. Los más de-construidos admiten, a veces, borrachos, que hay algunos escritores muertos que son "bacanes". Leer como fan se parece, es obvio, a ser fan y se trata de conectar con autores como si fueran actores, directores y músicos. Incluso con deportistas o, ahora, con presidentes. Es sentir que hay gente mejor o, al menos, ultra-distinta (o quizás ultra-parecida) y que al conectar con ellos, pasan cosas: te vuelan la cabeza, te inspiran, te dan ideas. Para ser fan debes sentir el autor al que lees (lo conozcas por otros libros o lo vas conociendo con un primer libro) y que, durante la lectura, te sientes obligado a subrayar, recomendar y, algo no menor, sientes ganas de imitarlo, robarle cosas, entender cómo lo hace. Eso si uno es o quiere ser escritor. Leer como fan si eres lector es el mejor de los escenarios: es entregarte a alguien en quien confías, dejarte llevar y gozar. Es leer no por obligación sino como barra brava.
-¿Crees que un fan debe distinguir entre el autor y su obra?
-No del todo, porque al final es lo mismo. Un autor bebe de su vida y su vida, a veces, se modela a partir de lo que crea. Los grandes autores (o aquellos que para cada uno adquieren el grado de cierto mito) tienden a fusionar todo. Un buen ejemplo es, posiblemente, Patti Smith: es más que su infancia, sus amores, sus discos, sus giras, sus libros. En cine, si Rock Hudson es de culto ahora es porque su trabajo ha crecido gracias a su biografía y su odisea de querer vivir dentro del clóset. Y si las actitudes, vivencias, decisiones, de un autor te afectan, pues el que termina alejándose es uno y de manera natural. Soy -o fui- fan de Vargas Llosa. O del primer Vargas Llosa. Incluso de su etapa de hasta hace unos quince años atrás. El de ahora me ha decepcionado, me latea. Tiene que
Por Cristóbal Carrasco
"Yo me siento más ligado a una pyme, porque todo depende de mí y debo arreglármelas solo".
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