LA TRIBUNA DEL LECTOR Los amarillistas nos declaramos oficialmente en estado de reflexión
POR P. ENRIQUE OPASO VALDIVIESO, SACERDOTE POR P. ENRIQUE OPASO VALDIVIESO, SACERDOTE
Desde aquel fatídico octubre de 2019, cuando la "revolución" se instaló en nuestro país y esa "primera línea" destruye prácticamente la ciudad, no sólo en Santiago, sino en todas las regiones de Chile, los políticos, liderados por el Presidente de la República, Sebastián Piñera, inician el camino de la Constituyente como una manera de impedir "el incendio de Chile".
Fue casi una rendición y entrega a un proyecto que desde el inicio no tenía "ni pies ni cabeza". Primó el miedo por sobre la razón.
Y llegó la votación por el plebiscito y se ganó con holgura pensando en el bien superior de Chile... Se abría una ventana de esperanza y sobre todo de paz que fue acordada transversalmente por el mundo político, pero finalmente no respetada por nadie.
Ha pasado ya mucha agua debajo de los puentes y, como decía el taciturno Hamlet, "algo huele mal en Dinamarca".
Tengo a la vista recortes de diarios de todos los colores, incluido el amarillo, que es el de muchos chilenos que buscamos el centro, la gradualidad, los acuerdos, lo racional, etcétera, y lo que leemos ahora pareciera una chacota que para entenderla habría que releer al checo Kafka.
Hay gustitos personales, locuras intolerables, posturas psiquiátricas y muchos adjetivos que agravan la realidad.
¿Qué pretenden o qué se creen esos constituyentes que pueden pasar por el alma de Chile y funar ellos mismos una nueva Constitución para Chile?
¿Se harán responsables de esta locura o le echarán la culpa a la derecha, a Piñera, a los ricos y poderosos?
¿No será mejor aceptar una jornada de reflexión como lo dice el constituyente y profesor Agustín Squella y no lo han tomado en serio, algo que podría ser la luz que falta en ese grupo iluminado de la Constituyente?
La verdad es que si esto no se enmienda empezaremos de verdad y con mucha fuerza a preparar el rechazo de la salida de este proyecto que puede terminar matando a la República de Chile.
Todos queremos una nueva Constitución, pero no este imbunche que puede envenenar lo que entendemos por país.
Nos declaramos, los amarillistas, en estado de reflexión en todo Chile, para optar públicamente por la salida y probable votación por el rechazo si seguimos en esta locura.