Correo
Sequía y construcción
Chile lleva más de una década atravesando una severa sequía que ha afectado a habitantes de diferentes localidades del país y que posicionó al año 2021 como el cuarto más seco desde que existen registros. Esta escasez hídrica presiona inevitablemente a todos los sectores productivos, y entre ellos, la construcción, que ahora, además de sismorresistente, otorgar una adecuada habitabilidad, debe utilizar de forma eficiente el recurso hídrico.
Afortunadamente existen métodos -como la Construcción Liviana en Seco- que minimizan el consumo de agua en la obra, a la vez que tienen un excelente comportamiento ante fuertes sismos, incendios e inclemencias climáticas. Esta técnica puede reducir a menos de la mitad el consumo de agua en faena.
En el actual escenario, es prioritario que las empresas nos adaptemos a este nuevo paradigma e incorporemos la gestión eficiente del agua como parte de nuestro negocio, aportando de este modo al desarrollo de una economía sostenible.
Ricardo Fernández Gerente Técnico y Desarrollo Sostenible de Volcán
Valparaíso ¿Q.E.P.D.?
Me gustaría responder a la ofensiva carta publicada en este medio el día 16 del presente y que tiene como remitente a don Lautaro Triviño Hermosilla.
Nadie duda que Valparaíso se encuentra en evidente decadencia, situación que a muchos porteños nos desespera, pues una ciudad no puede ofrecer una vida así. Es cierto, existe un desorden generalizado, donde la incivilidad es la monarca y nadie -ni siquiera la municipalidad y su alcalde- ha querido revertir la sensación de que nuestro territorio es tierra de nadie. Los malos olores eternos que tienen impregnadas nuestras calles, la suciedad permanente, los rayados irracionales y el comercio ambulante que da pie a la delincuencia y sinvergüenzura intocables, lamentablemente están haciendo que sean esos los rasgos característicos de nuestra ciudad puerto.
Sin embargo, no puedo dejar de expresar mi férreo rechazo a las acusaciones que el señor Triviño hace a los porteños. Su generalización no hace sino demostrar la profunda ignorancia que expresa en sus palabras, pues no todos los porteños somos así. Muchos -como quien escribe esta carta- buscamos ayudar a nuestra querida ciudad y luchar contra todos los problemas que hoy están presentes en nuestros espacios públicos. Sin duda que hay porteños que no contribuyen a que Valparaíso mejore, pero tampoco es justo culpar a quienes nacimos y vivimos desde siempre aquí del desastre con el que lidiamos diariamente.
En primer lugar, cabe recordar que esta ciudad atrae a muchas personas que no tienen idea de lo que Valparaíso ha sido y lo que en el fondo es: una ciudad digna, con tradiciones, costumbres marcadas y con una vida tranquila caracterizada por el esfuerzo y el amor por lo que es de todos. El que se viene a vivir hoy a nuestro puerto sólo tiene una visión errónea de lo que somos, imperando la sensación de que es un territorio en el que se puede hacer lo que se quiere, sin importar la existencia del otro -del vecino- ni de la historia y costumbres que son propias de acá. No les importa el espacio público; sólo piensan en que ésta es una ciudad "alternativa", donde el libertinaje es la regla general; la "bohemia" es para lo único que sirven sus calles y plazas; el grafiti es su modo de expresar todo aquello que no pueden manifestar con palabras.
En fin, cuando uno recorre nuestro Valparaíso se puede dar cuenta de que hay personas (obviamente, hay unas cuantas excepciones) que quieren otra ciudad -sumamente imaginaria y hostil para la decencia- y no aquella en la que han crecido y vivido los de siempre. Da para reflexionar.
No creo que los porteños merezcamos todas las cosas a las que aludió don Lautaro. A muchos no nos gusta el estado actual de nuestra ciudad y rehusamos acostumbrarnos a la decadencia actual de nuestro puerto. Ni mucho menos aceptaremos que esta sea la identidad presente y futura de Valparaíso. Es lamentable leer tanta resignación y ofensa a quienes somos parte de esta tierra, pues cartas así no ayudan a nada. Es más, hacen que todo lo que pase siga tal como está.
Invito a don Lautaro a ser propositivo y a colaborar a mejorar la ciudad que -al parecer- le preocupa. Personas que se quejan son muchas… aquellos que actúan, muy pocas.
Hago un humilde llamado a todos quienes viven en Valparaíso y les disgusta su estado de caos a unirnos y a organizarnos, pues si sólo criticamos desde la comodidad de nuestros asientos escribiendo cartas para denostar al resto, no llegaremos a ningún lado. ¡Valparaíso es diferente! Sólo hay que demostrarlo.
Rafael López Gajardo
Agradecimientos
Ayer miércoles 16 acudí al consultorio Barón, para recibir la 4ta. dosis de refuerzo. Teniendo impedimento para caminar por mis propios medios, apenas entré al local dos funcionarias me ubicaron en la silla de reposo, y ahí mismo fuí inyectado. Destaco la actitud de todo el personal que presta este servicio, realmente se esmeran por la excelente atención, no sólo para mí en las cuatro veces que fui asistido, sino que todos los pacientes son tratados con mucho cariño. Mi reconocimiento y agradecido por sus atenciones recibidas a todo el personal del Consultorio Barón.
Leonardo Ezquerra Varas
Punta Piqueros
El día martes el señor Mauricio Moltedo, a propósito del fallo pendiente en la Corte Suprema sobre la demolición del Hotel Punta Piqueros, hace un llamado al máximo Tribunal del país a actuar "con sentido común" y a que este evite un "daño mayor" al momento de tomar tan crucial decisión.
Es tragicómico que ahora se apele al sentido común. En primer término porque lo que corresponde a un Tribunal es fallar ajustado a derecho, ni más, ni menos. Tal como lo ha hecho en cuatro ocasiones (si, leyó bien) sobre las obras ilegales, y en algunos momentos, en franco desacato en su avance a los dictámenes del máximo tribunal del país. En segundo término porque si hay algo de sentido común en derecho es acatar los fallos y sentencias, máxime cuando vienen de la Corte Suprema de Justicia, cuestión que no ha ocurrido nunca por parte de Punta Piqueros.
Con respecto a buscar el "menor daño" en eso concordamos. Esta obra ilegal debe ser demolida a costo de quienes de manera sistemática se han burlado de la ley y el espacio del Peñón Oreja de Burro restaurado a como era originalmente. Sin duda el único concepto de menor daño posible que cabe aquí es ese y no otro. No están los tiempos para seguir privilegiando a costa de todo a los mismos de siempre. Es tiempo de que respetemos el Estado de Derecho, por grande que sea la billetera de quien desea pasar por sobre él.
Hernán Madariaga A.