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"La nueva Constitución será transformadora; lo que no va a ser es revolucionaria"

Abogado, académico y Premio Nacional de Humanidades revisa algunas de las propuestas de normas más debatidas. Dice que espera que el texto que redactará la Convención tampoco sea refundacional "de un país que tiene que mejorar y no ser cambiado por otro".
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"Ya está claro que en muchos aspectos la nueva Constitución va a ser transformadora y no solo reformadora del actual estado de cosas. Lo que no va a ser es revolucionaria, porque la revolución no es compatible con la democracia, y tampoco -espero- refundacional de un país que tiene que mejorar y no ser cambiado por otro", plantea el convencional e integrante del Colectivo del Apruebo, Agustín Squella Narducci.

El abogado, Premio Nacional de Humanidades, escritor y periodista lo menciona a propósito de la propuesta de "pluralismo jurídico" -aprobada en general y rechazada en particular- que establece que "el sistema nacional de justicia coexiste, en un plano de igualdad, con los sistemas jurídicos indígenas".

Estos últimos pueden existir, opina, a condición de que sean bien diseñados por el legislador y de que se coordinen con el sistema común de justicia, lo que a su juicio constituye todo un desafío. Tanto como que el texto constitucional que la Convención proponga a la ciudadanía semeje "un gran espejo en el que todos pudiéramos vernos, unos más, otros algo menos, y algunos por primera vez, como será el caso de los pueblos indígenas, sin que nadie quede fuera de la imagen o tapado por otros".

En lo que respecta a norma aprobada el viernes que señala que "Chile es un Estado Regional, plurinacional e intercultural conformado por entidades territoriales autónomas, en un marco de equidad y solidaridad entre todas ellas, preservando la unidad e integridad del Estado", no cree que lo más eficaz sea transformar a las regiones en pequeños Estados. Descentralizar es más que regionalizar. Doy mayor importancia a los gobiernos locales, pero con menos poder para los alcaldes y más para los concejos municipales, y, desde luego, con mayor fiscalización y controles. Hay la fundada sospecha de que altos niveles de corrupción se concentran en municipios".

Igualmente, en relación a la creación de asambleas legislativas regionales -"órgano de representación popular, colegiado, autónomo, plurinacional y paritario, dotado de potestades legislativas, resolutivas y fiscalizadoras en el ámbito de sus competencias"-, que fue rechazada, no considera necesario que además del Congreso Nacional, cada región tenga órganos legislativos propios, y menciona el riesgo de que con ellas se incremente la burocracia.

Texto constitucional dentro de plazo

En otro aspecto, el académico y exrector de la Universidad de Valparaíso reitera aquí su posición de que la Convención Constitucional debe elaborar su propuesta de nueva Constitución dentro del plazo fijado para esa tarea, aun a costa de tener "largas y muy extenuantes jornadas de trabajo", ya que "cuando aceptamos el cargo de constituyente asumimos varios deberes, entre ellos el de hacer nuestro trabajo en el plazo máximo de un año".

Subraya también que aun cuando fueron elegidos por distritos, los convencionales son representantes nacionales y deben mirar más allá de sus regiones y de sus votantes, sin utilizar la Convención como medio para futuras carreras políticas.

En el corto tiempo que les queda, opina, deberían observar "decoro, contención, espíritu de equipo", e informar a los medios, pero de la Convención, "no de nosotros mismos y de lo bien que lo estaríamos haciendo".

Dos tercios e iniciativas populares

- "Tengo una calma preocupada, pero quiero enfatizar que ese estado de ánimo está más cargado de la preocupación que de la calma", planteó a comienzos de mes respecto de la actuación de la Convención hasta ese momento. ¿Cuál es su estado hoy?

- Como pasa con cualquier persona normal, mi ánimo sufre constantes oscilaciones, altos y bajos, pero en cuanto a la Convención nunca he caído más abajo que la preocupación. ¿Quién no, tratándose de lo que se trata? Pero como dice Adriana Valdés, el optimismo no es hoy una opción, sino un deber moral. El proceso constituyente no tiene el solo el objetivo de elaborar y proponer una nueva Constitución. Tiene también el de ayudar a encauzar la crisis política y social que, agudizada ahora por la pandemia, vivimos desde 2019. Estuvimos al borde de la vía insurreccional, pero el país eligió tomar el camino institucional, creando para ello una nueva e inédita institución pública: la Convención Constitucional.

- ¿Qué le pareció que un grupo de constituyentes del PC e independientes insistiera el martes en revisar el quórum de 2/3 para la votación de las normas en general, y la forma en que se zanjó el tema?

- Me pareció una majadería. No podemos seguir discutiendo eternamente ese punto. A mí, y esto desde la campaña para constituyente, siempre me ha parecido un quórum demasiado alto, pero no podemos desconocerlo. Si en la Convención no cumpliéramos las reglas, ¿cómo podríamos esperar que se observaran mañana las que contendrá la nueva Constitución?

- ¿Está bien el rechazo de algunas iniciativas populares de norma que contaban con mucho apoyo, lo que levantó una ola de críticas?

- Todas las propuestas de normas, de iniciativa popular, de iniciativa indígena o de los propios constituyentes, están sujeta al albur de ser aceptadas o rechazadas. Las iniciativas populares son vinculantes para la Convención, en el sentido de que esta tiene que ocuparse seriamente de ellas y luego votarlas, pero no necesariamente aprobarlas.

Poderes divididos o concentrados

- ¿Deben existir sistemas jurídicos indígenas paralelos a la justicia nacional, como fue aprobado el martes en general y rechazado el jueves en particular?

- Deben, o al menos pueden, a condición de que sean bien diseñados por el legislador y de que se coordinen con el sistema común de justicia, por ejemplo, a nivel de Cortes de Apelaciones o de la Suprema. Todo un desafío, es cierto, pero ya está claro que en muchos aspectos la nueva Constitución va a ser transformadora y no solo reformadora del actual estado de cosas. Lo que no va a ser es revolucionaria, porque la revolución no es compatible con la democracia, y tampoco -espero- refundacional de un país que tiene que mejorar y no ser cambiado por otro. Los chilenos queremos un mejor país, no otro país.

- Sobre el ejercicio de la función jurisdiccional "exclusivamente por los tribunales de justicia y los demás órganos o autoridades indígenas reconocidos por la Constitución y las leyes", también rechazado, se discute que la ejerzan órganos distintos a los tribunales. ¿Cuál es su postura?

- Jurisdicción, lo que se llama jurisdicción, la ejercen solo los tribunales, y, por tanto, habría que aclarar muy bien cuáles son esos otros organismos que la ejercerían.

- ¿Chile debe tener Congreso unicameral o bicameral?

- Bicameral, porque esa fórmula es más funcional a los irrenunciables objetivos de descentralización que tendrá la próxima Constitución. Además, si el Legislativo es un poder del Estado, ¿no resulta mejor que esté divido en dos cámaras antes que concentrado en una sola? Y esto no únicamente porque dos ojos ven más que uno, sino porque poderes divididos son una mejor garantía que los concentrados en relación con la libertad de las personas y con la autonomía de las organizaciones que ellas forman.

¿órganos legislativos regionales?

- ¿Qué le parece la aprobación de la norma que indica que "Chile es un Estado Regional, plurinacional e intercultural conformado por entidades territoriales autónomas, en un marco de equidad y solidaridad entre todas ellas, preservando la unidad e integridad del Estado"?

-Plurinacionales e interculturales ya somos. Lo de Estado Regional es más complicado, partiendo por la denominación. ¿Cómo un Estado puede ser regional? ¿Cómo un continente podría ser a la vez nacional? Todos estamos por una efectiva descentralización, pero no creo que lo más eficaz sea transformar a las regiones en pequeños Estados. Descentralizar es más que regionalizar. Doy mayor importancia a los gobiernos locales, pero con menos poder para los alcaldes y más para los concejos municipales, y, desde luego, con mayor fiscalización y controles. Hay la fundada sospecha de que altos niveles de corrupcion se concentran en los municipios.

El proceso constituyente no tiene el solo el objetivo de elaborar y proponer una nueva Constitución. Tiene también el de ayudar a encauzar la crisis política y social que, agudizada ahora por la pandemia, vivimos desde 2019".

La nueva Constitución debiera ser como un gran espejo en el que todos pudiéramos vernos, unos más, otros algo menos, y algunos por primera vez, como será el caso de los pueblos indígenas, sin que nadie quede fuera de la imagen o tapado por otros".

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