En su primer día de regreso tras pasar parte de sus vacaciones en el archipiélago Juan Fernández, el Presidente electo, Gabriel Boric, zanjó la definición de sus representantes de la Región de Valparaíso, proceso que se había atrasado más de lo previsto, debido a las pugnas internas que afectaron a Revolución Democrática y a la indecisión de las cúpulas del Frente Amplio que dudaron ante los primeros nombres que salieron al ruedo.

Finalmente, la excandidata a diputada por el Distrito 6, fonoaudióloga de la Universidad de Valparaíso (UV), Magíster en Educación inicial mención didáctica y secretaria regional Cordillera del Partido Comunista (PC), Sofía González, fue nombrada en el cargo de delegada presidencial y se transformará así en la contraparte del gobernador regional, Rodrigo Mundaca. La naturaleza de esa relación estará marcada por el compromiso del propio Mandatario, quien desde el inicio de su campaña anunció que promoverá el fin de los delegados presidenciales, así como del compromiso que hizo una vez electo, en el sentido de que sus representantes trabajarán en estrecha coordinación con la principal autoridad regional electa. Quienes conocen parte de su historia afirman que Sofía González tiene una gran capacidad de diálogo y mucha habilidad de articulación política, ambas cualidades que deberá ejercer con determinación porque su cargo implica, entre otras responsabilidades, hacerse cargo de la seguridad pública de una región marcada por un alza en los homicidios, una cruda violencia asociada al comercio ambulante y la presencia cada vez más notoria de organizaciones criminales vinculadas al tráfico de drogas y el loteo de terrenos en toma.

Sin embargo, es otro el punto donde la relación entre la delegada González y el gobernador Mundaca representará un cambio notorio respecto de la que sostiene la actual autoridad en el cargo, Jorge Martínez: la tramitación ambiental de los proyectos de inversión más importantes.

Pese a los reclamos del Frente Amplio y la desazón expresada por el propio Mundaca, las leyes de descentralización no contemplaron un cambio en el trabajo de la Comisión de Evaluación Ambiental, que debe votar todos los proyectos que ingresen al sistema, y aún es presidida por el representante del Presidente en cada región. Tanto la agenda de priorización que haga esa instancia, así como el tenor de las votaciones que ocurran una vez que asuman los nuevos secretarios regionales ministeriales que la integran, serán buenos indicadores sobre la "sintonía fina" que alcancen las dos principales autoridades de la zona.

Por último, pero no por ello menos importante, a la delegada Sofía González le tocará la tarea de recomponer las relaciones entre los partidos de su coalición, algo resquebrajada luego de la dura negociación que terminó en su designación.

Vladimir Putin está a punto de conseguir lo que los europeos no han logrado en algo más de tres décadas desde el fin de la Guerra Fría: la recomposición de una defensa estratégica común que hasta hace pocas horas había desplazado a la OTAN a los libros de historia.

Se trata de una afirmación que parece sacada de uno de esos debates que algunos conspicuos expertos en política suelen dedicar a las consecuencias no intencionadas que una acción puede provocar en un escenario de guerra y que podría resultar simpática si no estuviera mediada por una realidad imponente: las víctimas inocentes que va a ocasionar el conflicto en Ucrania se contarán por miles, los desplazados por cientos de miles y los afectados de una u otra manera por miles de millones.

¿Cómo podemos sustraernos a la incredulidad que nos provoca ser testigos directos (y víctimas indirectas) de lo que está sucediendo en Ucrania?, ¿cómo entender que en pleno siglo XXI, y en el corazón de la "civilizada" Europa, vuelvan a sonar los tambores de guerra? Temo que para arrojar algo de luz vamos a necesitar, más que tópicos académicos, ir más allá de la propaganda y de las imágenes transmitidas por los medios de comunicación. Vamos a necesitar volver a preguntar a la historia qué sucedió para que estemos ahora dónde estamos.

Les dejo con una de estas preguntas. ¿Recuerdan los años de zozobra que terminaron con el derrumbe de la Unión Soviética, a fines de la década de 1980?, ¿quién recuerda ahora la intransigencia que mostró entonces occidente con Gorbachev y su Perestroika?, ¿qué herencia dejó Boris Yeltsin, el primer presidente de la nueva Federación Rusa tras la defenestración de Gorbachev, a Vladimir Putin en el año 2000?, ¿recuerda alguien ahora el alivio que provocó a Occidente la llegada al poder de Putin para poner fin a la anarquía en la que estaba sumida la Rusia de la Posguerra Fría?

No nos perdamos. La invasión de Ucrania es ilegal. Debe ser condenada sin paliativos. Putin ha puesto en entredicho la soberanía de un país aludiendo a argumentos que nos llevarían a cuestionar el actual mapa del mundo, pero más allá de los bien merecidos calificativos que se han dedicado a quien hoy se ha ganado el dudoso privilegio de ser el villano principal de esta dramática historia, Vladimir Putin es un político de su tiempo. La historia nos sirve para entender la lógica del pasado y para mirarnos en el espejo de lo que somos, pero desgraciadamente no sirve para especular sobre el futuro. Lo que veremos durante los próximos meses es si Vladimir Putin será también un político de nuestro tiempo.