La urgencia de zanjar pugna por Las Salinas
La rotura de una matriz de agua derivó en la contaminación de la playa Los Marineros con restos de lo que en apariencia son hidrocarburos. Existe un plan de limpieza del terreno donde estaban las petroleras, a metros del incidente de esta semana. Sin embargo, el municipio aún no acepta una reunión formal con los gestores de dicha solución.
Ala tensa relación que tienen la Inmobiliaria Las Salinas -que impulsa el saneamiento de los terrenos que ocuparon varias compañías petroleras- y el municipio viñamarino bajo la administración de Macarena Ripamonti, se agregó esta semana un incidente que permite poner en perspectiva todo lo que la ciudad se juega en este paño de 14 hectáreas, que es tan valioso por su potencial urbanístico como temido por las sustancias contaminantes que persisten en el subsuelo.
De acuerdo a la información entregada por la Armada, la rotura de una matriz de agua potable en calle Diecinueve Norte, de Viña del Mar, condujo restos de lo que, aparentemente, son hidrocarburos -o derivados- hasta un ducto de evacuación de aguas lluvia que guió dichos restos hasta la playa ubicada junto a la avenida Jorge Montt. La reacción del municipio fue anunciar una querella contra quienes resulten responsables del delito de daño ambiental, aunque la alcaldesa Ripamonti fue un poco más allá y atribuyó el incidente a la existencia de una tubería que habría pertenecido al complejo de compañías petroleras que operaba en el sector hasta inicios del año 2000. "El municipio de Viña del Mar, con recursos propios, está tomando muestras, la Armada está tomando muestras, y las vamos a comparar porque esto va a ser parte de un daño ambiental que vamos a declarar y vamos a pedir a la PDI que lo estudie con la Bidema", advirtió la jefa comunal viñamarina, quien en sus ocho meses al mando de la comuna no ha perdido oportunidad para plantear sus dudas y aprensiones respecto del proyecto de remediación ambiental que la Inmobiliaria Las Salinas -firma creada por Copec para desarrollar el terreno- quiere ejecutar a pocos metros de ocurrido el incidente. Claro que esta inquietud no se ha traducido en el tiempo suficiente para que la alcaldesa Ripamonti pueda reunirse con los gestores del plan de remediación, ya aprobado por el Sistema de Evaluación Ambiental y actualmente en manos del Comité de Ministros. Ello ha impedido que, entre otras cosas, el municipio pueda conocer y rebatir con sus propios expertos el trabajo desarrollado por los especialistas contratados por Las Salinas; o contrastar las expectativas que tiene ella como autoridad comunal con las propuestas de cambio a las cuales está dispuesta la empresa. El incidente ocurrido esta semana muestra la necesidad de que ambas partes se sienten en la misma mesa y discutan aquellas soluciones de remediación que sean las más adecuadas para la ciudad. La propuesta aprobada por el Sistema de Evaluación Ambiental tiene el respaldo de siete académicos de universidades locales, así como la experiencia comparada de varias ciudades en el mundo. Si hay alternativas mejores, el municipio tiene todo su derecho a plantearlas y ojalá lo hiciera con la urgencia que mostró ante el incidente del miércoles en la tarde.
A menos que haya razones que no están sobre la mesa del debate público, el municipio viñamarino debería ser el primer interesado en que el predio que se ubica frente a la avenida Jorge Montt quede limpio, más allá de toda duda.