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"Me interesa que la gente conozca más esta cultura única"

Hace cinco años comenzó a estudiar y replicar la cerámica del pueblo Bato, que habitó en la región hasta el año 800 d.C. Su apuesta es que este legado pueda permanecer en el tiempo.
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La cultura Bato existió entre los años 860 a.C. y 800 d.C., habitando zonas costeras, valles y precordillera entre los valles de Petorca y Maipo, con una fuerte presencia en el litoral de la actual Región de Valparaíso. Dentro de sus elementos más característicos está el desarrollo de la alfarería y la cerámica, compartiendo algunos rasgos con las obras creadas por la cultura Llolleo y el pueblo diaguita, como el diseño de vasijas con figuras humanas y de animales. Esta herencia cultural, desconocida para la gran mayoría de las personas, inspiró a Paulina Moris para crear en Concón "Bato Gredas", un emprendimiento de artesanía que busca rescatar la obra en cerámica característica de los Bato, proyectándola hacia el futuro y asegurando así su permanencia.

"Antes de eso yo había pasado por un proceso de estudio sobre la cultura Bato a nivel muy personal, con la ayuda del Museo de Concón, principalmente porque yo tenía conocimientos muy básicos de lo que era la alfarería", comenta Moris, quien vive en el sector rural de Colmo. Al mismo tiempo, se acercó al mundo de la greda por herencia familiar, ya que "a mi abuelo le gustaba extraer greda, yo tenía conocimientos de como sacar greda, pero no sabía como ejecutar el trabajo que hacían los Bato, porque era prácticamente un misterio".

Para conocer más antecedentes sobre la alfarería de la cultura Bato, Paulina conversó con el arqueólogo Hernán Ávalos, del Museo de Concón, uno de los mayores conocedores del tema, junto a su esposa, la antropóloga Andrea Saunier. Moris dice que Ávalos la motivó a acercarse a este tópico, ya que "me dijo que aquí en Concón nadie se está dedicando a la cultura Bato y alguien debería hacerlo".

Una cerá mica con características especiales

Paulina aprendió cerámica en un taller de la desaparecida Casa Abierta de Enap en Concón durante dos años, interiorizándose de los conceptos básicos de la disciplina, "pero aún así no me sentía 100% cómoda", dice, en vista de los altos costos de los insumos necesarios para ella. En ese momento, recordó que cuando estaba cursando estudios universitarios de Historia, un profesor le mencionó sobre la cultura Bato, de la que ella desconocía en absoluto.

"Empecé a estudiarlo, me empezó a gustar, empecé a ir al museo y a nivel súper informal, porque puedo decir que yo iba al museo a ver las piezas y me llamaba la atención lo delgadas que eran", recuerda, comparando con las producidas en Pomaire, que "son sumamente gruesas, 1 centímetro, 2 centímetros de grosor, son pesaditas".

Al ver los fragmentos de las vasijas Bato, comenzó a estudiar y averiguar más acerca de la forma en que trabajaban la greda, descubriendo que "no trabajaban el torno en Latinoamérica, las culturas ancestrales, trabajaban el pellizco y el lulo; y comencé a interesarme más todavía. Es una técnica que se hace muy distinta a como se hacía antiguamente".

¿Cuál es la diferencia de la cerámica de la cultura Bato, en comparación con la cerámica diaguita? Moris explica que hay que distinguir las etapas de desarrollo de los pueblos precolombinos, como la alfarero-temprana, alfarero intermedio y alfarero-tardío. "Los diaguitas vienen siendo intermedios, cuando la alfarería ya es. Si me podría ubicar en una línea de tiempo, yo estoy en alfarero-temprano, estoy todavía en un tiempo que es antes de que la cerámica, la alfarería se consolide en la Quinta Región, y por eso es que la gente se tiende a confundir", narra.

En ese sentido, Paulina agrega que la cerámica diaguita se perfeccionó mucho más que la cerámica bato: "Lo bato es algo súper rústico, y comercialmente hablando termina siendo un problema para quien quiere comprar, porque lo ve y no lo ve como una vasija detalladamente bonita, sino que tiene una belleza particular, tiene un estilo característico, usa muy poco pigmento, se trabaja con el fuego directo. Son elementos que cuando tú vas ubicándolos en comparación con las culturas diaguitas, las culturas más hacia el norte o hacia el sur, son culturas que trabajaron a destiempo, entre comillas, con avances distintos".

Un trabajo y estudio constante

El inicio de su producción de alfarería coincide con el nacimiento de su hija menor, hace cinco años. "Voy a empezar a crear este producto, que sea con sello de identidad local, que finalmente eso era lo que quería y buscaba", señala Moris, aunque también quería apoyar a la economía familiar en ese momento, familia que también ha sido un gran apoyo en esta labor. Apelando a sus conocimientos de la extracción de greda, la que abunda en los sectores rurales de Concón y que es un elemento no muy apreciado por los vecinos, dice que "yo vi algo que se puede convertir en algo bonito".

Las primeras producciones fueron de ensayo y error, reconociendo Paulina que "fueron los fracasos más maravillosos de mi vida", acotando a la vez que "no existe ningún ceramista de la cultura Bato que sea bato, por lo que todo que llevo haciendo puede ser equivocarme de forma magistral o de manera muy horrorosa". Cada pieza que hacía era llevada ante Hernán Ávalos para que diera su veredicto, en una etapa de perfeccionamiento que duró tres años.

"Cuando hablo con una persona, cuando le voy a vender una vasija mía, trato de que no se vaya solo con la vasija, sino que también se lleve el conocimiento para que sepa que no se está llevando cualquier cosa", añade. Incluso, confidencia que sus productos son más cotizados por el público extranjero, en vista de que el público nacional asocia la artesanía en greda, como la de Pomaire, con una funcionalidad: "A mi cuesta mucho venderle al chileno en general, yo le puedo vender a un turista de afuera sin problemas, pero al turista chileno le cuesta que entienda el concepto de un trabajo artesanal, 100% artesanal".

Aun así, Paulina Moris pone sus fichas en la formación, aprovechando instancias con la Municipalidad para que la gente conozca la cerámica Bato. "Empecé a presentar proyectos de talleres infantiles, donde le puedas hablar a los niños de la cultura Bato; talleres para las personas adultas, antes de la pandemia estábamos haciendo en el museo talleres sobre la cultura Bato, talleres de alfarería y había una gran cantidad de gente que iba", explica.

Finalmente, la proyección que hay con Bato Gredas es que este tipo de alfarería pueda subsistir y permanecer como un elemento identitario de Concón, apelando a que más gente comience con su práctica. "Lo que ahora me interesa es que la gente empiece a conocer un poco más de esta cultura que vivió en Concón, que desarrolló una alfarería única", considera. 2

Francisco Meneses Vera

francisco.meneses@mercuriovalpo.cl