Comidillo obligado del Consejo Regional de Valparaíso esta semana fue la entrevista que le hiciera el director de El Mercurio de Valparaíso, Carlos Andrés Vergara, a los cores Roy Anthony Crichton (DC), Percy Antonio Marín (RN), Manuel Jesús Millones (UDI) y Manuel Enrique Murillo (PPD). Y no precisamente porque estaba muy entretenida o hayan dicho cosas muy inteligentes, sino por la sorpresa que representa para el escenario político local que los cuatro reconozcan tan abiertamente esa suerte de pacto que han establecido y que acepten sin remilgos el apodo de "Los 4 Jinetes", al cual a todo esto le faltó el apellido "... del Apocalipsis", que fue como los bautizaron en el cuarto piso del edificio de la calle Melgarejo.

Como el asunto me interesaba más de la cuenta, logré acercarme sin ser vista para alcanzar a escuchar lo que estaban hablando y me di cuenta que los también cores Nataly Campusano y Sebastián Balbontín fueron mencionados varias veces por sus colegas en la entrevista. Lo más destacado fue que mencionaron que tanto Campusano como Balbontín eran dos jóvenes con bastante proyección y buenos consejeros. Pero a contrario sensu no pude escuchar una sola mención sobre su también colega Tania Valenzuela. Aunque más tarde traté de averiguar por qué tal nivel de ninguneo con la consejera por Viña del Mar que, mal que mal, estuvo en la negociación por las comisiones para disgusto del gobernador Rodrigo Mundaca.

Luego de la entrevista que fue publicada por nuestro Diario el último domingo, comenzaron las reacciones y muchos coincidieron en destacar la labor de trabajo colectivo de Crichton, Marín, Millones y Murillo, y su capacidad de lograr grandes acuerdos, pero también generar algunas ronchas.

Los más molestos fueron los nuevos ocupantes del piso 19, que consideraron que aquella foto de "Los 4 Jinetes" era la demostración más clara de su unidad y cómo "contubernian" (sic, es que así hablan en mi pueblo) contra la gestión del gobernador Mundaca.

También habrían comprobado porqué Crichton, Marín, Millones y Murillo se negaron a cambiar la fecha del último pleno en que no pudo estar presente Mundaca, que estaba de baja por licencia médica por covid. Debido a ello, quien presidió la sesión fue el consejero regional más votado, Millones Chirinos, lo que provocó molestia no solo en el gobernador, sino que también en todo su equipo, ya que no podían tener control de la Orden del Día, es decir, la cartera de proyectos que se tenían que aprobar.

Además, desde el entorno de Mundaca resintieron las reuniones que tanto Murillo como Millones tuvieron con Jorge Sharp y, según trascendidos de esas citas, fue la posibilidad de aislar aún más a Mundaca, lo que confirmaría el dicho "los enemigos de tus enemigos, son tus amigos". Sumado a esto, se ha visto una nueva embestida del alcalde de Valparaíso por volver a ser un actor relevante en la región y así recuperar musculatura política, más aún con su colega viñamarina Macarena Ripamonti pasando uno de los peores momentos políticos de su corta carrera con sus últimos "izkiazos".

Cuentan también que la alianza entre Rodrigo Mundaca y el equipo de Revolución Democrática, del sector de Jorge Brito y compañía, es decir Ripamonti y Janna Sakalha, ha pasado por momentos complejos: ya son de público conocimiento los problemas que ambos sectores están viviendo, lo que se ha visto plasmado en la conformación del Gobierno Regional, donde ambos equipos lo han pasado muy mal a la hora de la designación de cargos. Aunque nunca tan mal como lo han pasado en el movimiento Unir, desde el cual se vio ayer a su representante Eduardo Muñoz quejándose amargamente por haber sido excluidos de los nombramientos.

Pero (¡calla, Chomer, calla!) no puedo dejar de mencionar que fue el propio Muñoz quien se autoproclamó candidato a delegado presidencial sin tener apoyo alguno en la región, lo que, obviamente, generó expectativas en el entorno de los pocos militantes de Unir, quienes se han tenido que enfrentar violentamente con la realidad política, y ésta es que son irrelevantes para el Gobierno.

Finalmente, los "4 Jinetes" marcaron su punto: hoy tienen -como diría Murillo- "la paila por el mango" e incluso amenazan con rechazar los ARIS (anteproyectos regionales de inversión) y hacer pasar más rabias a Mundaca si el Gobierno central y el regional no bailan al son de la cumbia que los cuatro han programado en su Spotify compartido.

Y ojo, que estos cuatro son bravos, revoltosos y mañosos. Que nadie me diga después que no la vieron venir. ¿Que quién paga la cuenta de Spotify? Buena pregunta. No lo sé, pero Percy Marín debe tener una propia para escuchar Metallica.

Póker de Jinetes mañosos

Manuel enrique murillo, roy anthony crichton, percy antonio marín y manuel jesús millones, con señorial estampa.

Antes de dar su primer discurso ante la Asamblea de Naciones Unidas el 26 de septiembre de 2019, el presidente constitucional de El Salvador Nayib Bukele Ortez (1981) se tomó una fotografía selfie con su teléfono móvil, rompiendo el habitual protocolo del organismo encargado de mantener la paz y la seguridad mundial y de fomentar las relaciones internacionales entre las naciones. Este acto, de ostensible carga simbólica, no es solo la muestra de un cambio generacional, sino de una nueva forma de hacer política y de comunicarse con los ciudadanos a través de las plataformas digitales y las tecnologías de la información. De hecho, Bukele dijo en su discurso: "El mundo ha cambiado, pero la Asamblea no".

Desde que asumió el poder en junio de 2019, Bukele declaró la guerra a las denominadas "maras" salvadoreñas, especialmente a las dos más grandes e importantes de su país: "Salvatrucha" y "Barrio18", que con sus más de 70.000 miembros han asolado El Salvador desde hace décadas, convirtiendo al país en el más peligroso del mundo debido a su alta tasa de homicidios por persona. La situación rebasó todos los límites el pasado 26 de marzo en que la policía reportó 62 homicidios en un solo día, ante lo cual Bukele -con el apoyo del Parlamento- decretó estado de excepción constitucional por treinta días, período en que la policía y las fuerzas armadas han detenido a miles de los integrantes de estas organizaciones criminales.

Hasta aquí todo parece ajustado a derecho, sin perjuicio del debido proceso. Las dudas surgen por los actos posteriores de Bukele, ya que ante las amenazas de las "maras" de atacar a la población civil, Bukele ha extremado las posiciones manifestando a través de Twitter -una de sus plataformas preferidas- que, si eso llegara a ocurrir, privaría de alimento a los criminales actualmente recluidos en condiciones infrahumanas. Además, Bukele usó su mayoría en el Congreso para aprobar una controvertida ley contra los medios de comunicación social y otra para sancionar penalmente a quienes hagan grafitis en lugares públicos o privados con mensajes a favor de las "maras".

Ante la presión internacional por las eventuales violaciones a los derechos humanos, Bukele no se ha amilanado y ha insistido en que su deber primordial es proteger a las víctimas de estas bandas criminales y a la población civil. Esto último es cierto, pero -del mismo modo que en el caso de la invasión rusa en Ucrania- existen ciertas reglas del derecho internacional que no pueden ser infringidas. No siempre el fin justifica los medios pues, como afirmaba Kant, las personas no son instrumentos y el respeto de su dignidad constituye un límite básico para el ejercicio del poder estatal. De lo contrario, no solo existe el riesgo de caer en el autoritarismo, sino en una guerra de todos contra todos. Ojo por ojo y terminaremos todos ciegos o tuertos.