El mutismo municipal no se puede mantener
Comercio viñamarino del Barrio Poniente, que agrupa a 70 locatarios, no ha logrado ser escuchado por la alcaldesa Macarena Ripamonti. El diputado RN Andrés Celis estima que la distancia entre la alcaldía y el comercio se debe a una "cuestión ideológica", una noción de que "todo aquello instalado en el plan no requiere ayuda y menos apoyo, que son personas con recursos y que incluso abusan del sistema".
Los comerciantes de la Asociación Gastronómica y Cultural Barrio Poniente de Viña del Mar esperaban tener un diálogo fluido con la alcaldesa Macarena Ripamonti, pero hasta ahora no lo han logrado. Es la queja de Javier Álvarez, presidente de esa agrupación, que reúne a 70 locatarios del sector.
Esperaban los comerciantes comprensión a los problemas que han debido afrontar por largo tiempo, pero hasta ahora lo único con que se han encontrado es con una campaña de fiscalización en la cual se les ha notificado infracciones por el tema de las terrazas, instalación de mesas para atender público en algunas aceras.
Afirma el dirigente que algunos comerciantes han hecho inversiones de hasta 4 millones de pesos para adaptar esos espacios, con barreras para proteger a los clientes de la delincuencia y para reparar aceras peligrosas para los peatones. Denuncia que el fin de semana pasado, con un gran movimiento de público, escenario propicio para los emprendedores que vienen soportando graves pérdidas, hubo reiteración de fiscalizaciones y multas.
En un hecho que algunas de las instalaciones en las aceras no cumplen las normas vigentes, materia conversable, pero es cierto también que el comercio del sector y de la ciudad en general enfrenta la competencia de ambulantes que hasta venden alimentos preparados y la amenaza siempre presente de la delincuencia. A ello se suman fallas en el servicio de aseo, que no retira desperdicios los fines de semana y las muchas veces agresiva presencia de "cuidadores de autos".
El dirigente recuerda, además, el endeudamiento que pesa sobre los comerciantes y el esfuerzo que han realizado para mantener su personal. En algunos casos, afirma que "hay locatarios que están siendo empujados a trabajar en la informalidad. Te conviene vender los productos desde tu casa, sin pagar arriendos, sin resolución sanitaria".
Ante esta situación, el diputado RN Andrés Celis, exconcejal viñamarino, estima que la distancia entre la alcaldía y el comercio se debe a una "cuestión ideológica", una noción de que "todo aquello instalado en el plan no requiere ayuda y menos apoyo, que son personas con recursos y que incluso abusan del sistema". Contrasta el mutismo municipal con la actitud de parlamentarios locales, de todos los sectores, que han escuchado la queja del comercio. Insistiendo en la necesidad de diálogo, que se predica pero no se práctica desde la vereda municipal, Álvarez descarta que los comerciantes tengan una posición política.
Lo cierto es que este cierre municipal a conversar no se puede mantener; hay que derrotar la consigna que frena el diálogo. Hay problemas graves que resolver, la terrazas uno de ellos, pero lo más urgente es sumar esfuerzos, públicos y privados, asumiendo que los comerciantes son el motor de la oferta turística de la ciudad y, a la vez, importante fuente de empleo.