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Cuatro buques constituirían la flota científica, pesquera y oceanográfica de la que podría disponer Chile en los próximos tres a cuatro años, lo que sería un salto cuántico respecto a lo que tenemos hoy día. El quinto sería el que está construyendo Asmar para el Instituto Antártico Chileno, un rompehielos también dedicado a la investigación".
"Aquí encontré compañeros de curso y amigos, profesionales de altísimo nivel, gente buenísima y muy enfocada en la conservación de nuestros recursos acuáticos", señala. "Me he sentido muy realizado haciendo cosas, preocupado desde la remodelación del edificio central hasta los barcos y la infraestructura a lo largo del país. Además de tener una buena relación con los seis sindicatos del IFOP, con negociaciones colectivas que son complejas, pero que han terminado muy bien, en un plano humano estupendo".
Recursos pesqueros en la mira
- De acuerdo a los estudios del IFOP, ¿cómo ha impactado el cambio climático a las pesquerías?
-Lo que intentamos predecir es qué impacto provoca en el comportamiento de los recursos, en su distribución, su abundancia, sus períodos biológicos reproductivos; es decir, qué está pasando con ellos. Y eso nos permite entregar información oportunamente a la autoridad, para efectos de que se tomen medidas de manejo respecto de esos recursos, o de mitigación en relación a los impactos sociales o económicos que pueda tener.
- ¿Pero el cambio climático ha incidido en el desplazamiento de los recursos marinos?
- Claro, porque hay una relación directa entre las condiciones ambientales y el estado o el hábitat en que se desenvuelven esos recursos. En la medida que hay cambio en la temperatura ellos se desplazan; en la medida que hay bajas de oxígeno -porque aumenta la surgencia, que son aguas profundas que suben y afloran con mayor cantidad de oxígeno-, se están produciendo varazones enormes, por ejemplo, en la zona de Concepción, que son cada vez más recurrentes. Estudiar, conocer lo que está pasando, tener data histórica que nos permita trazar esos cambios en el tiempo, es fundamental para poder orientar las decisiones.
Las vedas, la jibia y la reineta
- ¿Qué ocurre con la pesca ilegal, qué incidencia tiene?
- Es un tema clave. Mientras eso no se controle va a ser muy difícil recuperar algunos recursos, como la merluza común, porque hay zonas donde la pesca ilegal casi triplica o quintuplica la cuota total. Ese es un problema mayúsculo. Necesitamos perfeccionar las herramientas de manejo, que son un desafío permanente. A pesar de los esfuerzos que se hacen para que los modelos que se aplican sean cada día más consistentes y puedan predecir mejor lo que va a ocurrir, y en consecuencia asegurar un manejo ordenado, siempre hay un factor de incertidumbre o de riesgo, producto de cambios ambientales, climáticos, que es necesario estar monitoreando.
- El último informe anual de pesquerías de la Subsecretaría de Pesca, correspondiente a 2021, revela que las sobreexplotadas pasaron de 11 a 10. ¿Son noticias regulares o malas?
- Hay que evaluar estos indicadores como los que son, indicadores. En 2014 se establecieron los puntos biológicos de referencia, en que se determina cuál sería la situación de plena explotación, con el máximo rendimiento sostenible, es decir, aquella parte de la población de peces que se puede cosechar. Con el tiempo, ellos tienen que ser revisados, porque, por ejemplo, cuando la ley establece categoría precautoria y niveles de riesgo bajo, eso conlleva que los recursos se empiecen a recuperar. Hay un conjunto de decisiones científicas y técnicas que determinan el estatus y la condición de explotación en que se encuentra un recurso.
- La jibia pasó de estatus indeterminado a sobreexplotación. ¿Qué pasó con el recurso?
- Se prohibió la pesca de arrastre, con lo cual los datos que había hoy prácticamente no existen, ya que provenían de los observadores científicos que embarcamos en la flota industrial. Cerraron las plantas por un problema de abastecimiento, entonces la jibia es hoy una pesquería más ocasional. Al no haber investigación ni datos, no sabemos cuánto hay ni lo que pasa, y en consecuencia se le da al recurso categoría precautoria y se establece en una condición de sobreexplotación. La jibia, además, es un animal tremendamente migratorio, se mueve a nivel oceánico en toda la costa chilena y peruana; entonces la captura es una cuestión de oportunidad.
- ¿Más que la reineta, que llegó en algún momento y que no se veía antes de los años 80 ó 90?
- Como había corvina, jureles, peces mucho más apetitosos en ese momento, la reineta no era motivo de captura. Se le hacía el quite, era como la jibia, que se usaba para carnada de congrio y nadie la pescaba. En la medida que los recursos se van agotando, se va actuando sobre todos.
- ¿Se respetan las vedas en Chile?
- Creo que el trabajo de Sernapesca en eso ha sido muy notable, muy estricto. Se desarrolla una gran campaña cuando hay veda de merluza, de erizo o de locos, y además las multas son enormes. Se ha hecho un esfuerzo muy importante para evitar la pesca, distribución y comercio ilegal de este tipo de productos. En el caso de los restaurantes, por ejemplo, si se llega a detectar a alguno vendiendo locos en veda, lo clausuran. Hay un esfuerzo muy interesante por una mayor conciencia de parte de la Subsecretaría y de Sernapesca que ha sido muy consistente, y ojalá siga para efectos de evitar el tema de pesca ilegal, que genera un problema enorme, no solo para la preservación de los recursos, sino además a nosotros nos distorsiona todos los datos. Pero sí, las vedas se respetan y hay una conciencia cada vez mayor.
Abate molina como nuevo
- Uno de los hitos del IFOP en materia de medios de apoyo es la renovación del buque científico Abate Molina que estuvo seis meses de para por eso. ¿Por cuenta de quién corrió el financiamiento, del orden de los $1.200 millones?
- De la Subsecretaría de Pesca. Logramos que se nos asignaran esos recursos porque durante la pandemia tuvo un crucero de cuarenta y tantos días continuos a puertas cerradas -porque la gente no pudo bajar-, y colapsaron todos los servicios. Ahí la necesidad se hizo evidente y el año pasado el gobierno asignó los recursos que se entregaron a través de un convenio directo con la Subsecretaría. Pero el Abate es una unidad antigua, un barco pesquero adaptado para buque científico, y hoy existen otros requerimientos de investigación que no es capaz de cumplir. De partida, su tamaño -43 metros de largo- limita su capacidad para operar de manera razonable en todo el litoral, de hecho llega solo hasta el Canal de Chacao y no puede hacer, con un mínimo confort a bordo para los investigadores y tripulación, el viaje hasta Magallanes para la investigación en el sector austral. Tampoco los cruceros oceánicos que tienen que ver con el jurel, que va más allá de las 400 millas.
- Con 32 años en operaciones, el buque igual requiere un plan de mejora mecánica que incluya cambio de motor. ¿Qué otros equipos necesita?
- Debería contar con un motor convencional de rango Euro, que cumpla con normas de emisiones y de ruido. Los guinches de pesca, los tambores, todos los equipos de cubierta en general, tienen los mismos 30 años del buque, entonces están en malas condiciones y hay equipos hoy día mucho más potentes, con el mismo tamaño, mucho más operables y con menos requerimientos de mantención. Cambiando esos equipos principales y auxiliares, como los generadores, podremos tener un barco por otros 30 años más. Con eso, el Abate quedaría perfectamente operativo para hacer toda la investigación en la zona centro norte y prestar servicios para la demanda de universidades e instituciones privadas. Creo que ese es el destino que debiera tener, reforzar la investigación público-privada. La aspiración ahora es contar con un buque moderno, de unos 54 metros, que permita no solo hacer todos los cruceros que se nos encargan, sino que además pueda mejorar la calidad de la investigación, incorporando tecnologías y equipos nuevos. Nosotros estamos ejecutando la primera etapa de ese proyecto.
Nuevo buque para investigación pesquera
- ¿En qué va ese proceso y dónde se construirá ese nuevo buque para la investigación pesquera?
- El diseño lo terminamos ahora. Contratamos a un consultor español para efectos de levantar los requerimientos y la licitación internacional. El 15 de mayo debiéramos tener ya en el portal la licitación para el diseño y la construcción. Los astilleros que participen postulan con una propuesta de diseño y el plan de construcción del buque, esto es Carta Gantt, presupuesto, estados de pago, etc., que son los elementos más importantes. Lo que nos interesa es obtener un buen producto a los mejores costos. Si se puede hacer en Chile, fantástico. Si no, la idea es que participen a lo menos tres o cuatro astilleros internacionales.
- Se habla de una flota de cuatro buques científicos: el Cabo de Hornos de la Armada, el Abate Molina y el buque grande que se licita este año. ¿Cual es el cuarto?
- Lo está ejecutando la Subsecretaría de Pesca y es un barco más pequeño. Nosotros hacemos investigación recorriendo todo el litoral, pero hay un sector pegado a la costa -lo que llamamos sesgo de orilla- que no podemos cubrir porque el Abate Molina es muy grande para eso, tiene mucho calado. Entonces tenemos que usar embarcaciones arrendadas, que permiten trabajar en peces pequeños, como la sardina y la anchoveta, que son muy abundantes dentro de las primeras cinco millas. Ese barco debería estar orientado a hacer el trabajo de sesgo de orilla. Ahí están los cuatro buques que constituirían la flota científica, pesquera y oceanográfica de la que podría disponer Chile en los próximos tres a cuatro años, lo que sería un salto cuántico respecto a lo que tenemos hoy día. Yo espero que durante el gobierno del Presidente Boric se puedan cumplir estos anhelos. Y que podamos tener el quinto, que sería el que está construyendo Asmar para el Instituto Antártico Chileno, que es un rompehielos, también dedicado a la investigación. Ahí quedaríamos como un país a la altura de lo que es Chile a nivel mundial. 2
Hay una relación directa entre las condiciones ambientales y el estado o el hábitat en que se desenvuelven los recursos acuáticos. En la medida que hay cambio en la temperatura, ellos se desplazan. Estudiar, conocer lo que está pasando, tener data histórica que nos permita trazar esos cambios en el tiempo, es vital para poder orientar las decisiones".
Se produjo un fuerte distanciamiento entre la mirada que yo tenía y ciertas señales muy potentes, de que por falta de regulación el modelo estaba generando efectos muy negativos y que iban a provocar mucho malestar. Una concentración excesiva del poder, de riqueza, de espacios y oportunidades".
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