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ENTREVISTA. emilio de la cerda, arquitecto, exsubsecretario de Patrimonio Cultural, sobre los desafíos del Valparaíso patrimonial:

"Hay que romper con la inercia de estos 20 años de no saber hacia dónde vamos"

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Sebastián Mejías O.

En su recorrido por la ciudad de Valparaíso, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, dejó algunas sentencias bastante trágicas con respecto al sitio patrimonial. Dando cuenta que la ciudad enfrenta "un momento estratégico", la personera subrayó que necesita de ayuda inmediata, tanto nacional como internacional.

Precisamente en ese contexto, el arquitecto y exsubsecretario de Patrimonio Cultural en el último gobierno de Sebastián Piñera, Emilio de la Cerda, participó de la inauguración del Año Académico en el Teatro del Centro de Extensión Duoc UC. Su objetivo era responder a la pregunta ¿cómo espera Valparaíso los 20 años desde la declaración de Ciudad Patrimonio de la Humanidad?

Más allá de la preocupación que instaló la directora de la Unesco, De la Cerda se siente confiado con la gran cantidad de iniciativas que se están poniendo en marcha. Por fin y luego de veinte años, asegura, Valparaíso está pasando del diagnóstico a la acción.

- ¿Cómo calificaría el estado actual de Valparaíso como Ciudad Patrimonio de la Humanidad?

-Soy optimista del pie en el que estamos, pero entiendo el pesimismo. De cierta manera, me parece que uno tiene que estar en el pie en el que decida estar. Puede sonar ambiguo, pero no es tan así. Creo que estas cosas parten por una actitud; de sentir que el diagnóstico no está mal, pero creo que hemos tenido bastantes diagnósticos; de saber que la pugna política es algo que requieren las sociedades sanas, siempre y cuando se transforme en algo positivo para la ciudad.

- ¿Significa que conserva algún grado de esperanza?

- No es por ser ingenuo, pero quiero ver con un poco más de esperanza este tema, porque creo que hay señales que son importantes.

- ¿Cuáles son esas señales? ¿Tiene que ver con la creación de la Corporación Municipal para la administración del Sitio Patrimonio Mundial?

- Sé que la corporación está en un estado expectante, especialmente porque suena muy burocrático haber logrado una nueva entidad, pero ahora se trata de lograr y ver cosas y resultados. Claro que los resultados no se verán nunca si no rompemos con la inercia de cargar con veinte años siendo incapaces de tener un plan. Hay que romper con la inercia de estos 20 años de no saber hacia dónde vamos. Luego, vemos que hoy día se está trabajando en el Parque Barón, tenemos proyectos emblemáticos de la ciudad operando; tenemos una sociedad civil fuerte y hay también un cambio cultural, que espero se profundice, en la EPV, que es un actor fundamental para la ciudad. En síntesis, veo señales que van en la dirección correcta, aunque todavía son demasiado frágiles.

- ¿Frágiles al punto de que, si se descuidan, corre riesgo el reconocimiento patrimonial?

- Si no somos capaces de consolidar esas señales y de darles continuidad, las cosas perfectamente pueden volver a complicarse. Por ahora, yo sacaría de la discusión si es que Valparaíso tiene o no que estar en la Lista de Patrimonio en Peligro. Esto no es un castigo de un padre -la Unesco- hacia un hijo que ha hecho las cosas mal. No es así. La Lista del Patrimonio en Peligro es una herramienta que manejan los países para fortalecer la acción de todos los actores en torno a un sitio. Si esa acción ya se empieza a enrielar, la verdad es que la lista de peligro pierde su sentido.

Compromiso

- ¿Cuál es el papel real de la Unesco en el desarrollo de Valparaíso como Ciudad Patrimonio de la Humanidad?

- Es interesante ese punto, porque estos temas se pueden ver de distinta manera. Bien como un reconocimiento, una especie de logro político, o como lo que es: una herramienta para reforzar las acciones sobre determinados sitios patrimoniales en un país. Es decir, que la responsabilidad nunca sale del propio país. Cuando tú inscribes un sitio, ya sea Valparaíso, Humberstone o Chinchorro, es estar disponible para comprometer una serie de acciones para que ese bien cultural específico tenga un tratamiento especial y fortalecido respecto de otros bienes patrimoniales. Ser reconocido como ciudad patrimonio no es ni el fin del camino ni colgarse una medalla, sino el inicio de un compromiso grande y complejo en el que Unesco te acompaña. Fue un sentido que en Valparaíso no tuvimos, siendo bien críticos como país.

- ¿Qué fue lo que falló?

- Que inscribimos el sitio, pero no teníamos plan director ni tampoco administrador. No digo que todos los males de Valparaíso tengan que ver con esto, dado que la ciudad tiene unas dinámicas que desbordan el patrimonio cultural, obviamente. Pero en lo que respecta a patrimonio cultural, creo que esos fueron dos pendientes muy grandes en Valparaíso, si uno lo compara con otros sitios, por ejemplo, Humberstone, que se inscribió directamente en la lista de peligro.

- ¿Cuál fue el modelo de Humberstone?

- Era un sitio abandonado que, sin embargo, siempre tuvo un plan de manejo y con acciones concretas, simples. En Humberstone hay plan director y una figura de administración. Si comparas su derrotero con Valparaíso, Humberstone partió mucho peor y hace dos años ya salió de la lista de peligro, logrando remontar muy fuertemente su situación. Ellos entendieron que lo de la Unesco era más que un premio a lo bonito que eres, una herramienta que supieron aprovechar muy bien.

Problema complejo

- ¿Se supone que el objetivo es que acá pase algo similar y se aproveche esa herramienta, antes de pensar que en ella radican todas las soluciones?

- Todos los problemas complejos no admiten una solución unívoca y Valparaíso es un problema complejo. Entonces, cuando se dice que el patrimonio es el eje de desarrollo, creo que es mucho mejor concebirlo como uno de los ejes del desarrollo. Las ciudades deben tener otros ejes de desarrollo. El arco de desafíos es enorme. Algunos de ellos institucionales, político o legales, si se quiere, como la Ley de Patrimonio Cultural y la Corporación de Administración del Sitio. Hay también desafíos que son de otra naturaleza y que descansan en las posibilidades de las comunidades locales. Tiene que ver con que el conocimiento situado de la restauración puede que no nos permita modificar la política pública, pero sí restaurar las ventanas de guillotina de los cerros. Es un conocimiento en extremo importante.

- ¿Se está dando ese conocimiento con fines materiales y tangibles en Valparaíso?

- Claro que hay gran grupo de profesionales potentes que se está involucrando con proyectos valiosos. Los proyectos generan cambios. Es necesario que las entidades públicas, a la hora de decidir hacer un edificio nuevo, se hagan estas preguntas y construyan recuperando el patrimonio de la ciudad. Es lo que hizo la Universidad de Valparaíso al decidir construir su Centro de Neurociencia en el Barrio Puerto. Pudiendo hacerlo en Curauma, eligieron meterse en la pata de los caballos, atrás de La Matriz, porque apostaron en esta ciudad como lugar de inversión. Lo mismo cuando decidimos, como Ministerio de Las Culturas, instalar el Archivo Regional en las ruinas del Palacio Subercaseaux. En definitiva, el patrimonio se trata de una sumatoria de acciones. Como una acupuntura de iniciativas pequeñas que están operando en el sitio.

"Suena muy burocrático haber logrado una nueva Corporación Patrimonial, pero ahora se trata de lograr cosas y resultados".

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"La Habana es uno de los casos de éxito patrimonial"

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En la inauguración del año académico del Duoc UC estuvo, además, Carmen Gómez, directora de la carrera de Restauración Patrimonial de dicha casa de estudios. En su reciente participación en Siacot, conocido como el seminario iberoamericano más importante de arquitectura y construcción con tierra, que este año se realizó en Cuba, Gómez se vinculó con uno de los casos más emblemáticos de éxito patrimonial como es el de La Habana. En la capital de Cuba, aseguró Gómez, se alinearon distintos intereses, al punto de generarse una sinergia importante entre inversión pública y mucha inversión privada, proveniente de países como España, Italia o Arabia Saudita. "Caminando por La Habana no hay una cuadra sin que uno se que encuentre con un andamio y con gente trabajando, es impresionante", aseveró Carmen Gómez, quien reconoce que no es algo que se vea con frecuencia en todos los sitios patrimoniales.