Flor Arbulú

Chile tiene seis sitios que están en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. De los cuales, dos se ubican en la Región de Valparaíso: el Parque Nacional Rapa Nui, desde 1995, y el Área Histórica de Valparaíso, lugar que el próximo año celebra 20 años desde su designación. Por si fuera poco, la comuna ostenta desde 2019 el título de Ciudad Creativa de la Música decretado por la propia Unesco.

De allí que la visita de una funcionaria de este organismo intergubernamental, como en su directora general la francesa Audrey Azoulay, sea de vital relevancia. Sin embargo, pocos fueron los que tuvieron la posibilidad de conversar con ella en la visita relámpago que hizo a la ciudad el pasado jueves, lo que por supuesto generó críticas de varios personeros.

Preocupación local

Azoluay llegó al país luego de participar en la conferencia internacional por el Día Mundial de la Libertad de Prensa que se realizó en Punta del Este, Uruguay. Acompañada del subdirector de Cultura, el ex Ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Ernesto Ottone, se reunió el miércoles con el Presidente Gabriel Boric.

En la reunión también estuvieron la directora de la Unesco en Santiago, Claudia Uribe; la primera dama, Irina Karamanos, y los ministros de Relaciones Exteriores, Educación y Culturas. "Coincidimos en puntos esenciales de nuestra agenda: la necesidad de desarrollar un marco de protección para trabajadores culturales a través de un estatuto específico; dar mayor protección al patrimonio natural y al de los pueblos originarios, entre otros", publicó al término de la cita Julia Brodsky, a cargo de la cartera de las Culturas.

La directora general de la Unesco aprovechó de visitar en Santiago el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, para el jueves trasladarse a Valparaíso para una visita que ni siquiera contó con la participación del gobernador regional, Rodrigo Mundaca.

La diputada Camila Flores (RN) no se explica "el carácter secreto de la visita de la directora a la ciudad, sin reunirse con los principales actores sociales, políticos, académicos entre otros, debido a la importancia de este tema", pues recordó que la visita de Azoulay fue "para analizar la condición de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad, ya que es de público conocimiento, el alto riesgo de perder la condición patrimonial".

"Es altamente preocupante lo ocurrido, ya que no se tiene información alguna del resultado de la visita, más aun entendiendo que, en base al resultado de ésta, se tendrán que disponer de altísimos fondos públicos", acotó por lo que pedirá explicaciones a Cancillería.

"Probablemente nos vamos a enterar (de lo que opina) cuando ella haga una declaración o un informe", dice por su parte el también diputado y miembro de la Comisión de Cultura de la Cámara, Hotuiti Teao, quien añadió que "no conozco cómo funciona, pero me imagino alguien de esa envergadura debería haber un protocolo donde inviten a autoridades a conversar, por último, a acompañarlos para ver qué están haciendo o qué opinan. Fue lamentable no poder estar y tener una pequeña reunión".

Sobre todo, porque "tenemos en nuestra región, dos Patrimonio de la Humanidad, uno que en este momento lo está pasando muy mal porque está cerrado, y todavía estamos esperando el plan de apertura pronto y seguro de la Isla. Ahí tenemos el primero, y en el segundo tenemos el Patrimonio que es Valparaíso, que lo que he hecho en el terreno en muchos lugares no se está haciendo nada".

"Es algo que uno podría exponer, y lo estaba pensando hacer porque el miércoles a las 8.30 horas, tenemos la Comisión de Cultura donde ese tipo de cosas por ejemplo para nuestra región son, primero, sensibles y segundo muy importantes", acotó el parlamentario.

Oportunidad Perdida

Otro que lamentó la situación fue el core Ricardo Aliaga, presidente de la Comisión de Educación, Arte, Cultura, Deporte, Recreación y Patrimonio Cultural del Gobierno Regional.

"Nos parece preocupante", sostuvo, pues "no sé si avisó o no de la visita, porque no estaba el alcalde, no sabemos con quién se juntó, no sabemos cuál era su agenda". Pero a su vez, se pudo "haber aprovechado la visita para ver en qué está las Naciones Unidas con respecto a los temas que trata esta autoridad, viendo que visitó sitios patrimoniales por la prensa".

"Nos deja una sensación de amargor, porque pudo haber sido una visita donde pudimos haber hablado también sobre la proyección, sobre nuevas cosas que podríamos hacer con Unesco", añadió el Core.

"Desconozco si se reunió con el gobernador regional, si no es así también sería una pena", en especial, porque sí se reunió con el Presidente de la República, lo que a decir de Aliga "denota el centralismo que seguimos viviendo, donde finalmente las autoridades internacionales se entienden siempre con el representante del país".

"Nos parece muy lamentable que no hubiésemos podido abordar más temas (...). Me parece una oportunidad importantísima para nosotros que se desaprovechó, quizás por descoordinación de la Cancillería o por el centralismo que sigue existiendo en nuestro país", finalizó.

En diciembre próximo se cumplirán 50 años desde que la Asamblea General de Unesco ratificó el texto de la Convención de Patrimonio Mundial. Un hito que pese a su incidencia sobre nuestra ciudad de Valparaíso, en la cual existe un Sitio inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial, es ignorado mayoritariamente por una falta endémica de educación patrimonial o, en el mejor de los casos, se le recela entre los más atentos que manifiestan una frustración respecto de su utilidad.

En ese contexto es que gran parte del escepticismo ciudadano manifestado en redes respecto de la reciente visita de la Directora General de Unesco a nuestra ciudad, se resume en la desconfianza sobre los efectos inmediatos de unas declaraciones muy prudentes y genéricas emitidas por la funcionaria de un organismo intergubernamental.

El equívoco en que se funda esa percepción instalada desde tantos años en nuestra ciudad es que no existe tal cosa como la Unesco dando la última palabra sobre el estado actual y futuro del patrimonio de Valparaíso.

Lo que si existe es la Convención de Patrimonio Mundial, que es una herramienta jurídica del derecho internacional público en cuya composición los actores protagónicos son los 194 Estados que la adhieren; el órgano de gobierno que se dan a través de 21 de ellos en el Comité de Patrimonio Mundial; los tres organismos técnicos que la asesoran de manera vinculante como son el Centro Internacional de Estudios para la Conservación y la Restauración de los Bienes Culturales ICCROM, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza IUCN y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios ICOMOS y finalmente la institución del sistema de las Naciones Unidas que la coordina a través del Centro de Patrimonio Mundial.

Por lo anterior es que las visiones, énfasis y decisiones respecto del objetivo central de la Convención que es la conservación del patrimonio, son muy variados, expresan posiciones e intereses y se han transformado a lo largo del tiempo. En donde ser incluido en una Lista es un medio para lograr ese objetivo mayor, nunca un fin en sí mismo.

Por cierto estas precisiones son conocidas entre nuestros técnicos sectoriales y sus autoridades, tanto en el pasado como las del gobierno actual. De hecho podemos constatar que la actual Subsecretaria de Patrimonio Cultural ha participado activamente en el "sistema Unesco", por lo que ahí hay una pertinencia y conocimiento probado. Sin embargo hay mucho trabajo por delante, pues cada vez que este "asunto Unesco" aparece en la agenda pública, se ha perdido la oportunidad de profundizar en la consciencia de nuestros vecinos la utilidad de lo que significa esta poderosa herramienta. Una que como todas las herramientas debemos leer cuidadosamente sus instrucciones de uso para aprender a usarla. Solo de esa manera las palabras activaran las transformaciones que necesitamos dando cuenta de nuestra responsabilidad compartida sobre la posibilidad de futuro que contiene el patrimonio.

José de Nordenflycht