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Ciudadanía emocionada por el retorno presencial del desfile del 21 de mayo

GLORIAS NAVALES. 1.300 efectivos navales y 1.000 representantes de otras ramas de las Fuerzas Armadas se concentraron en Plaza Sotomayor antes de desfilar por las calles de Valparaíso.
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Felipe Barros

Cada uno de los accesos a plaza Sotomayor estaba copado por una ciudadanía expectante ante el retorno a la normalidad del desfile del 21 de mayo, donde la Armada de Chile es homenajeada en conmemoración del 143° aniversario del Combate Naval de Iquique y Punta Gruesa. Durante el bienio pandémico, la institución celebró acotadamente, en pos de la tradición.

Tras el ordenamiento de las tropas frente al Monumento a los Héroes de Iquique, se ofició una misa de campaña, y se rindieron homenajes a las autoridades presentes y a la memoria de los héroes navales.

A la ceremonia oficial asistieron el Presidente de la República Gabriel Boric, el presidente de la Corte Suprema de Justicia Juan Fuentes Belmar, el presidente de la Cámara de Diputados Raúl Soto Mardones, el presidente interino del Tribunal Constitucional Cristián Letelier Aguilar, el contralor general de la República Jorge Bermúdez Soto, el fiscal nacional Jorge Abbot, el secretario de Marina mexicano y el jefe del Estado Mayor General de la Armada de Argentina, entre otras autoridades civiles, militares y eclesiásticas.

Tras saludar a las autoridades, el comandante en jefe de la Armada, el almirante Juan Andrés de la Maza se dirigió a los presentes con un mensaje en el que describió minuciosamente los eventos que llevaron al sacrificio del capitán Arturo Prat Chacón, y los valores quesu entrega representa para la institución y la comunidad nacional. Posteriormente, a las 12:08, el silencio se interrumpió con el toque de corneta, de pitos, y los 21 cañonazos que indican el minuto exacto en el que se hundió la Esmeralda.

Presencia maternal

Pamela Sepúlveda estira el cuello sobre las vallas papales, sobre el muro de oficiales y efectivos militares, buscando a su hijo. "Está en la banda de la Armada, no sé si lo alcanzaré a ver, pero ojalá lograrlo".

Mónica Aránguiz sacude una pelusa en el faldón del vestón de su hijo, justo cuando el capitán ordena silencio y posición firme. La acción maternal pasa desapercibida para el oficial, oculta por las filas compactas de cadetes de la Escuela Naval, cada uno con su equipamiento tradicional. "Está en su primer año, lleva recién cinco meses, es su primer desfile obviamente. Siento una emoción indescriptible. Es la primera generación en las Fuerzas Armadas, estamos súper orgullosos. Esto es gratificante, es sorprendente", dice mientras sonríe y sus ojos se agrandan.

"Algunos dicen que pasaron, otros que no", cuenta angustiada Patricia Llanos, quien espera a su hija, estudiante de la Escuela Politécnica Naval, vestida de pantalón blanco y chaqueta azul. Lleva un año y medio en la institución, estudiando sanidad naval. "Estuvo en la isla Quiriquina y después fue trasladada a Viña del Mar a la escuela", relata Llanos, quien viajó durante 12 horas para llegar a la ceremonia. "Desde octavo año quiso participar en la Armada". Su hija es la primera en su familia en formar parte del mundo militar. "El viaje es un sacrificio, pero estoy orgullosa. Mientras ella sea feliz, yo también soy feliz", confiesa Patricia.

Emotivo y hermoso

"Ha sido muy emotivo, muy hermoso, que nuestro país se junte en un día tan especial, de nuestras Glorias Navales... algo que marcó la historia, no solo de nuestro país, sino que también en el mundo, por la gallardía y la valentía de nuestra Armada Nacional que hoy se viste de gala para rememorar y rendirle honores a Arturo Prat y a todos sus subalternos que fueron capaces de rendir la vida por nuestro país", declama Héctor Ceballos, militar retirado del Ejército de Chile.

Para Ceballos, este tipo de actos "revitalizan el amor patriota, el amor nacional". Además de extrañar el evento durante la pandemia, Ceballos rescata la labor castrense durante este período, de la que fue testigo gracias al trabajo de su hijo, también militar: "Vi su sacrificio de dormir cuatro horas, hacer servicio de patrullaje y estar asistiendo a la comunidad. Solamente eso lo pueden dar las personas que tienen un amor patriota grande".

"A mí me gusta que las Fuerzas Armadas salgan y desfilen, porque encuentro que es cultura, para todos. Es un escenario cultural. Yo no soy de aquí y vine específicamente a ver el desfile. No tengo ningún familiar naval, me vine a vivir a la Quinta Región, y encontré que era una bonita experiencia para que la vieran mis hijos. Tengo siete hijos, y si uno de ellos elige ese camino, no tengo ningún impedimento en que lo sean", relata Magdalena García Huidobro, acompañada de su esposo y de sus niñas y niños, mientras aplaude a los oficiales que marchan por calle Blanco.

En el Bar Neptuno, su dueño, Ricardo Contreras, afirma que "la gente ha retomado el encanto por las FF.AA., y es un buen momento. Este momento es bien especial porque hay cosas importantes que decidir en el país, y esta gente (señala a la multitud) son de familias de militar, o que apoya otras

"Siento una emoción indescriptible, es la primera generación en las FF.AA. Estamos súper orgullosos. Esto es gratificante".

Mónica Aránguiz, Madre de cadete de la Escuela Naval

"Ha sido muy emotivo, muy hermoso, que nuestro país se junte en un día tan especial, en nuestras Glorias Navales".

Héctor Ceballos, Militar en retiro