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Gobierno "acotado"

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A la polémica por el estado de excepción "acotado" se sumó una serie de errores no forzados, como la designación y remoción solo dos días después del jefe de la defensa para Biobío y Arauco, y el anuncio inicial de la ministra de Desarrollo Social sobre una querella del gobierno contra Héctor Llaitul".

"Nunca quedas mal con nadie", rezaba una de las más populares canciones de Los Prisioneros, en la que se criticaba la performance de algunos artistas de querer protestar en contra de la dictadura, pero solamente adoptando una postura rebelde desde lo estético. Paradójicamente, este "hippie buena onda" terminaba -en la producción- quedando mal con todos.

Algo así parece haber sucedido en estas dos últimas semanas con el gobierno de Gabriel Boric y sus decisiones respecto de la Macrozona Sur. Si bien el "Plan Buen Vivir" -iniciativa lanzada en estos días- es una buena noticia y va en línea con lo planteado en campaña respecto de avanzar en una agenda de reconocimiento y diálogo con las comunidades, finalmente pasó sin pena ni gloria.

Errores de cálculo o derechamente un intento por seguir estando bien con Dios y con el Diablo, terminaron mostrando nuevas descoordinaciones, que finalmente han boicoteado el intento del Ejecutivo de innovar en el enfoque del conflicto. Por lo mismo, más que el "buen vivir", lo que generó debate fue la definición de un "estado de excepción constitucional acotado", que echó por la borda la negativa inicial del gobierno a instalar a las Fuerzas Armadas en esa zona.

¿Qué significa "acotado"? Lo que han intentado explicar desde La Moneda, es que las FF.AA. solo deberán resguardar caminos y rutas, sin inmiscuirse dentro de los territorios.

Pero la propuesta no le gustó ni a moros ni a cristianos. De partida, porque en la coalición del Mandatario distintos representantes manifestaron su preocupación por lo que esta situación significará, considerando que el recurrir a los militares para labores de resguardo interno trae a la superficie recuerdos de la dictadura y sus consecuencias en DD.HH.

Durante las dos últimas semanas, algunos como el senador PC Daniel Núñez pidieron que los uniformados no usen armamento y solo puedan recurrir a medidas disuasivas (mientras Héctor Llaitul llamó derechamente a "organizar la resistencia armada"), lo que sería como ordenar la construcción de un camino, pero sin utilizar maquinaria. El mismo lunes, el timonel comunista, Guillermo Teillier, aclaró que "no nos parece que sea el momento de que se inmiscuyan las Fuerzas Armadas en este conflicto".

A los agricultores de la zona tampoco les gustó la decisión, pues afirmaron que los atentados no ocurren en la carretera, sino en los sectores rurales. Y hasta en las propias FF.AA. hubo reparos, probablemente porque los uniformados se sienten como el jamón del sándwich. ¿Por qué las Fuerzas Armadas realmente se la jugarán en esta misión si sienten que no tienen respaldo? ¿Hasta dónde llegará el deber de obediencia, por sobre las dudas, como plantearon ellos mismos, al no contar "ni con la espalda jurídica, ni política"?

La ministra vocera, Camila Vallejo, defendió la medida y trató de explicar -cuando se le recordó que ella fue firme detractora del estado de excepción establecido por Sebastián Piñera- que "el ideal no es tener nunca militares desplegados en el territorio nacional", aunque inmediatamente aclaró que solo estarán en las rutas mientras se ejecuta un plan integral en la zona, que irá "acompañado de diálogo".

Pero precisamente esa intención de diálogo es otra de las grandes derrotas que hasta ahora ha tenido el Ejecutivo. Desde la fallida incursión de la ministra Izkia Siches que fue recibida con balazos y barricadas, hasta las fuertes palabras de Llaitul y otros que aseguraron que el gobierno declaró la guerra a los mapuche, dan cuenta de que los líderes de la zona no están dispuestos a hacer un gesto similar. Y para conversar se requieren dos.

A la polémica por el estado de excepción "acotado" se sumó además una serie de errores no forzados, como la designación y remoción solo dos días después del jefe de la defensa para las provincias del Biobío y Arauco, y el anuncio inicial de la ministra de Desarrollo Social, Jeanette Vega, sobre una querella del gobierno contra Llaitul. Más tarde, el propio Presidente aseguró que el gobierno "persigue delitos, no persigue ideas ni declaraciones", abriendo un nuevo flanco con el Ministerio Público.

Finalmente, este estado de excepción acotado y las otras descoordinaciones hablan de un gobierno que intenta innovar -algo fundamental para avanzar en este conflicto que lleva siglos-, pero sin lograrlo; que quiere generar un diálogo que no es correspondido, y que pretende quedar bien con las comunidades, con los grupos violentistas, con los camioneros, con las víctimas y con su propio sector político. Pero, en la práctica, termina abucheado por todos. 2

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Reflexiones sobre Carmela Carvajal

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Carmela Carvajal fue una fiel entusiasta de que Prat siguiera Leyes esperanzada de que, con el título en mano, iba a abandonar la marina e iba a radicarse como abogado en Valparaíso. El destino y la voluntad de Prat quisieron otra cosa el 21 de mayo de 1879".

Entre las historias notables que recuerdo de mi abuela, estaba el relato de cuando conoció a Carmela Carvajal. Sí, la esposa del héroe del 21 de mayo, Arturo Prat. Siendo muy niño, no me preocupé por preguntar más detalles, pero quedé con la idea de que, a mi abuela, la viuda de Prat no le causó una buena impresión, de hecho, la percibió como una mujer bastante seria y hasta un poco arrogante.

Sacando cuentas, mi abuela nació en 1913 y la tuvo que haber conocido antes de 1931, fecha en que falleció Carmela. Debe haber sido un encuentro distante, entre una adolescente vivaz y alegre y una mujer en el ocaso de su vida.

No quiero disculpar a la viuda de Prat ni hacer una defensa de esta noble mujer, sería inoficioso. Carmela Carvajal destacó no por ser divertida, sino por su temple frente a la adversidad y desinterés por aprovecharse de la buena fama de su marido.

Hay que ponerse en el lugar de Carmela. Se casó a los 21 años, tuvo tres hijos y sufrió la peor desgracia que le puede ocurrir a una madre: la pérdida de un hijo, en este caso, Carmela de la Concepción. Terrible tragedia que tuvo que soportar sola por encontrarse Prat en comisión de servicio.

Carmela Carvajal fue una fiel entusiasta de que Prat siguiera la carrera de leyes esperanzada de que, con el título en mano, iba a abandonar la marina e iba a radicarse como abogado en Valparaíso. El destino y la voluntad de Prat quisieron otra cosa el 21 de mayo de 1879. Carmela Carvajal, pasada la euforia que se provocó en la población una vez que se conoció la gesta, debió haber vivido con sentimientos encontrados. Por un lado, el orgullo patrio; por otro, la pena, bastante más natural y humana, del marido que prefirió seguir embarcado por el amor a Chile y a la Armada, antes que ser otro abogado en el puerto. Fue ese camino el que llevó a Prat a transformarse en un héroe y a ella en su viuda.

Como si este pesar no fuera suficiente, tuvo que aceptar, a regañadientes, que la tumba de Prat se convirtiera en un mausoleo público, un espacio donde no iba a poder visitarlo ni entablar un diálogo espiritual con su marido.

Carmela quedó viuda con dos hijos cuando tenía 28 años. Tuvieron que transcurrir otros 62 años antes de fallecer. De seguro, soportó todo este tiempo con la fe del buen cristiano de que iba a reencontrarse con su hija y, por supuesto, su marido.

En el anecdotario de Carmela Carvajal aparecen dos hechos llamativos. Primero, el incendio que sufrió la casa donde vivía en Valparaíso el año 1881, específicamente, en calle Condell. Ahí se quemaron numerosos objetos de Prat y, según se cuenta, arriesgó su vida para salvar el retrato al óleo de su marido que le había regalado el Colegio de Abogados luego del combate.

El segundo hecho fue el atropello por un vehículo particular en el centro de Santiago, el 16 de agosto de 1924, pero sin más consecuencias que el fuerte golpe y algunas magulladuras en la cara. Carmela, al igual que los de su generación, nació en un mundo sin autos, donde los caballos solían detenerse por instinto y en el que la velocidad no era un problema.

Por esas curiosidades del destino, siete años más tarde, el mismo día en que había sido atropellada, Carmela Carvajal falleció en la capital. Al día siguiente, el lunes 17 de agosto de 1931, la prensa dio cuenta de su deceso y le dio la cobertura que correspondía. Según se informó, aun cuando se conocía de un estado de salud delicado, optó por almorzar con sus nietos, hasta que comenzó a sentir algunos dolores que no supo explicar: "Desgraciadamente, a las dos y cuarto de la tarde dejaba de existir víctima de un ataque de angina y rodeada del afecto de todos sus nietos y parientes más cercanos".

Como era de esperar, la noticia duró varios días. Se rescató la gesta de Prat, los primeros años de su mujer, las hermosas cartas que se escribió con su marido, el gesto del comandante Grau hacia la viuda y sus últimos años. Por fin, después de tanto tiempo, saludos, cartas, ceremonias, desfiles y reuniones en donde todos la observaban y juzgaban (mi abuela incluida), Carmela Carvajal, por fin, podía descansar. 2

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