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Desconfianza a la institucionalidad

Pensando en el periodo post plebiscito, sin duda lo más relevante sería el tema de los quorum para que el actual Congreso pueda implementar reformas. En ese sentido, el cientista político y académico de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), Nicolás Freire, plantea que la principal discusión "es cuánto se pretende excluir al actual Legislativo de meterle mano a la nueva Constitución y que parte más bien de la desconfianza que hay en el órgano constituyente, respecto de las intenciones del actual Parlamento".

En la misma línea, el máster en Instituciones Parlamentarias de la Universidad La Sapienza comenta en que términos teóricos, la determinación de la Comisión estaría bien e, incluso, "podría haber quedado contemplado dentro del mismo texto y no necesariamente en las normas transitorias, respetando los quorum, etc.", enfatizando que "es una decisión que le compete a la Convención". El problema, advierte, estaría dado por el escaso respaldo que está teniendo la entidad, de acuerdo a la mayoría de las encuestas y el desgaste mismo desde el inicio del proceso.

"En ese contexto, se puede jugar en términos de oportunidad, recibir críticas, justamente, por incorporar normas en el apartado de transitorias, que podrían parecer casi antojadizas; enfatizo en parecer, porque desde la teoría, ellos son el poder constituyente y, por lo tanto, lo podrían definir sin problemas, la pregunta es cuán conveniente esto es y radica en un problema de desconfianza frente a la actual institucionalidad", complementa el doctor en Estudios Americanos de la USACH.

Por otra parte y si bien no considera descabellada "la rigidez que se incorporó", remarca que el punto en discusión "es cuán rígida va a ser la Constitución para permitir mecanismos de cambio, toda vez que cuando entre en vigor el texto constitucional, aun no lo hará la institucionalidad para la cual el texto fue pensado".

Seguir el marco regulatorio

Felipe Vergara, analista político y académico de la Universidad Andrés Bello (UNAB), fustiga la votación del jueves recién pasado, haciendo énfasis en los mecanismos que ya ha fijado la misma Convención Constitucional, que al margen de materias más complejas, se ha establecido un quorum de 50+1, y no ve problemas "en por qué en el proceso de normas transitorias eso no pueda correr. Es como establecer una inamovilidad de ciertas normas, mientras se aplique el total. No me parece procedente ni correcto que así sea".

"Plantearía lo mismo que tiene la Constitución para el periodo de transición, que en la mayoría de los casos es 50+1, salvo algunas leyes específicas. No veo que al momento en que se aplica, para modificar las normas, debe tener quorum especiales durante un periodo determinado. Es como dejarla amarrada y ya sabemos lo que es eso", reitera el periodista, experto en marketing político.

Por otra parte y pese a que la idea no terminó por recibir los apoyos necesarios, también cuestiona la propuesta que se había instalado incluso con la venia del gobierno, para que el Presidente pudiera actuar mediante Decretos con Fuerza de Ley Adecuatorios, frente a temas donde el Poder Legislativo demore en su tramitación. Esto apuntaba, principalmente, a la implementación de algunos de los derechos sociales de nueva Carta Magna.

"Si lo que quieren es que proyectos se agilicen porque llevan muy poco tiempo en el parlamento, bueno, ahí están las instancias: discusión inmediata, urgencia simple, suma urgencia; pero no dar la opción de que sea el gobierno de turno quien establezca normas que tengan fuerza de ley, porque volvemos a caer en el problema de por qué tenemos un Congreso, si va a estar todo el poder recaído en el Presidente y lo que supuestamente plantea esta Constitución, es un texto menos presidencialista de lo que tenemos hoy día", expone el comunicador.

Daña a la convención

Otro punto de vista es el que ofrece el doctor en Historia y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). Fernando Wilson, para quien la implementación de dos tercios en lo que resta de periodo legislativo "indudablemente hace más difícil las modificaciones", pero apunta que esto va más allá de las implicancias políticas concretas que esta determinación pueda tener.

El primer juicio que hace Wilson tiene que ver con la idea -a su entender errada- de que "lo que se escriba en la Constitución va a ser de piedra y no se va a modificar". "Si hay algo que ha quedado claro es que cuando el Congreso tiene la voluntad de introducir cambios, busca la manera y los tres retiros de las AFP lo demuestran. Es decir, se puede construir un artilugio o simplemente hacerlo y el problema queda superado", subraya.

Pero más allá de eso, para el docente de la UAI, lo aprobado "daña objetivamente y muy fuerte a la opción Apruebo, que en todas las encuestas va perdiendo, porque demuestra un afán totalitario muy difícil de esconder". En ese sentido, saca a colación unas declaraciones recientes de la convencional Constanza Schönhaut, quien aseguró que los dos tercios que ellos proponen son un "incentivo a la legislación", mientras que los que están estipulados en la actual Carta Fundamental "son un cerrojo de la dictadura"; esto, sumado al planteamiento que hizo en redes sociales Fernando Atria, quien indicó que el guarismo es "un modo de proteger la Constitución de instituciones que no tienen razones para tener lealtad con ella".

"Entonces, en términos prácticos están trasluciendo una imagen que daña gravemente la credibilidad de la Convención en forma completa. Anulan el concepto de 'aprobar para reformar'. Eso queda al margen cuando la voluntad de los constituyentes es que simplemente no se puede modificar. Incluso el convencional Marcos Barraza propuso una suerte de tiempo de moratoria, en el que el texto no pueda siquiera ser tocado, lo cual no resiste ningún examen democrático", cuestiona.

Clima de conflicto

Para el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central (UCEN), Marco Moreno, las indicaciones que han sido visadas en los últimos días en la Comisión de Normas Transitorias "están planteando un clima de mucho conflicto entre la Convención y el poder político", toda vez que se suma a quienes han planteado sus dudas por el "elemento de rigidez" que se busca implementar y que "evidentemente va a convertir a la Consticución -al menos hasta 2026- en una suerte de imposibilidad de introducir modificaciones".

"Por lo tanto, tiende a rigidizar las expectativas de cambio que se buscaban y se plasmaron en el plebiscito, para tener una Constitución que pudiera ser reformada. Sería un factor que no conduce, al menos en un periodo de tiempo, a una suerte de petrificación de la posibilidad de cambios", agrega el doctor en Ciencia Política, quinta apunta a buscar "algo razonable" que facilite un poco más el hacer modificaciones al texto, en caso de ser aprobado.

En la misma línea, Moreno sostiene que "siempre se pensó que el mecanismo de reformabilidad de la Constitución tenía que ser muy distinto de la Constitución del 80', que sabemos que es pétrea, porque dificulta el poder introducir cambios; tanto así que no se podía avanzar, porque el mecanismo de reforma actual hacía muy difícil los cambios y muchos de los problemas que hemos tenido han sido por esa imposibilidad de aterrizar cambios".

"Aquí se tendría que plantear como fue en un origen, es decir, un mecanismo más flexible, que permitiera, dada la evolución del constitucionalismo en el mundo, no tener mecanismos que hagan tan compleja y difícil la reforma. Entonces, habría que pensar en un quórum distinto, estableciendo también el mecanismo de consulta a la ciudadanía de cualquiera de los cambios que se quieran verificar, vía plebiscito vinculante para refrendar los cambios y que no solamente se consigan a través de una mayoría circunstancial, sino que también sean refrendados por la ciudadanía", expone el analista. 2

Plantearía lo mismo que tiene la Constitución para el periodo de transición, que en la mayoría de los casos es 50+1, salvo algunas leyes específicas".

(Lo aprobado) daña muy fuerte a la opción del Apruebo, porque demuestra un afán totalitario muy difícil de esconder".

Sería un factor que conduce, al menos en un periodo, a una suerte de petrificación de la posibilidad de cambios".

(El problema) es cuánto se pretende excluir al actual Legislativo de meterle mano a la nueva Constitución y parte más bien de la desconfianza".

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Expertos cuestionan la "tercera vía" que plantean desde el bloque opositor

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Frente a la propuesta que han hecho algunos personeros de Chile Vamos con miras a buscar una "alternativa" ante un posible triunfo del Rechazo, Fernando Wilson dice que inevitablemente se va a discutir, ya que "pretender que el Parlamento y particularmente el Senado, simplemente se suiciden en defensa propia o se dejen desmantelar sin ningún tipo de reacción, es un acto de inocencia. Es decir, ellos van a intervenir, van planificar y la política indica que si el proceso no va bien encaminado, todos los conglomerados con representación parlamentaria van a sentirse tentados a pensar en un plan B".

Por su parte y si bien estima "del todo prudente y oportuno" diagramar una tercera opción, Nicolás Freire enfatiza en que "desde el punto de vista político, es perfectamente comprensible que el gobierno cierre rápidamente la puerta a ese tercer escenario, no necesariamente porque esté convencido de que el Apruebo vaya a ganar, sino que tiene que ver con la timing de tomar una opción como esta, toda vez que sería evidentemente una 'señal de debilidad', respecto de la voluntad que le gustaría al Gobierno".

Marco Moreno, en tanto, apunta que "la política es el arte de lo posible y si para algo sirve, es para generar consensos y acuerdos ante una realidad. Si la realidad es que se impone el Rechazo, evidentemente esa coyuntura va a obligar a buscar caminos para resolverla. Por lo tanto, plantear ahora el mecanismo, no es viable, porque hay un clima político que plantea que solo hay dos opciones en disputa. Entonces, creo que habría que esperar hasta el resultado del plebiscito para buscar caminos alternativos".

Más crítico se muestra Felipe Vergara. "Esto es como el cuento del lobo. ¿Por qué se le va a creer a la derecha, que quiere ahora reformar la Constitución o hacer una nueva, cuando uno ha escuchado este discurso por años? Recomendaría que esta discusión quede para después de lo que pase en el plebiscito. Hoy día parece más una anuncio propagandístico para potenciar el Rechazo, bajo ninguna garantía de que esto se vaya a lograr", cuestiona y recuerda la oposición que hubo desde Chile Vamos al proceso de cambio constitucional en el segundo gobierno de Michelle Bachelet. 2