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Si esto es rechazado, sí es un fracaso. Pero, ¿es un fracaso final? ¿Es un desastre? No. Y mi preocupación ahí pasaría a ser pensar cómo continúa y cómo esto que aconteció no se vaya al tacho".

Patricio Fernández, Convencional Colectivo Socialista

está establecido, pero no definido. Dígase que: se declara Chile como un Estado plurinacional. ¿Cuál es la primera cosa que hay que entender? Que esto es una transformación del que históricamente se ha llamado Estado-nación. Es decir, un Estado que se asume como un lugar en el que habita una manera de ser hegemónica. Ese es el Estado que en la pacificación de La Araucanía se expande hacia el sur llevando un concepto de civilización estableciendo una manera de educar, una religión, una cosmovisión. El estado plurinacional entiende que, al interior de su territorio unitario, como establecemos, dicho sea de paso, habitan distintas maneras de ser, distintas culturas que tienen varias características que son las que dibujan la plurinacionalidad. Tienen autonomías, pero la norma que habla de ellas relega sus definiciones a la ley; tiene autogobierno, que será definido por la ley; tienen territorios, que serán establecidos por una comisión que la tendrá que determinar el gobierno que no se sabe cuántos miembros tienen ni cómo será su composición y que tienen unos plazos para hacerlo. Entonces, no es vacío, pero sigue abierto y yo lo entiendo sinceramente como un camino de solución a los conflictos hoy existentes, no como una creación de un conflicto, porque eso sería no estar viendo a propósito de qué nace esta propuesta. Estamos con toda una parte del sur de Chile extraordinariamente violentada con un problema gravísimo y todo ese conflicto ocurrió con una Constitución que ni siquiera reconoció a esos pueblos originarios. Es decir, ¿la solución es negar esas diferencias para evitar los conflictos? Yo creo que es exactamente al revés. Llevamos 200 años de República y el pueblo mapuche se ha encargado de decirnos que sigue siendo pueblo mapuche. Si quieres insistir en la ficción de que no hay tal, allá tú, pero yo por lo menos diría que hay suficientes pruebas como para entender que existen concepciones, tradiciones, lenguas, que constituyen unidades y pueblos que resulta muy violento desconocer.

- Es un hecho que todas las encuestas muestran un triunfo del rechazo. Si llega a producirse esto, ¿qué es, un fracaso?

- Lo primero que habría que decir es que faltan dos meses. ¿Y por qué digo eso? Porque de las cosas que uno ha constatado no solo aquí, sino en la realidad internacional, es que en los tiempos que corren dos meses es una infinidad. En Colombia Petro le ganó por 0,5% a Hernández, que hace un mes no existía en las encuestas, nadie lo mencionaba. Nadie meses antes de la elección hubiera dado un peso porque Gabriel Boric iba a llegar a ser el candidato de la izquierda y la centroizquierda. Bueno. Esta cosa se va a jugar en los relatos y lo que pasa hoy es que efectivamente está muy teñido lo que todos sienten y perciben con esta propuesta, con lo que sucedió en la Convención, y lo que aconteció fue duro, ripioso, fue de choques, no de abrazos. Eso para nadie es alentador y no es un bonito espectáculo. Pero lo que resultó no resultó, claramente, de un amasaje conjunto. No fueron normas modeladas, fueron normas esculpidas a puntas de choques de piedra; no fueron unas manos en conjunto las que le dieron forma, cosa que me habría encantado. No fue una deliberación en la que los unos buscaban la verdad junto con los otros, sino que fue un resultado a punta de machetazos, donde ninguno pudo quedarse con la forma completa de la norma, porque no tenía los dos tercios. ¿Qué creo que me pasaría si gana el rechazo? ¿Hay fracaso? Por supuesto que sí. No trabajamos para ser rechazados por la comunidad, sino que para ofertarle algo que contara con su anuencia y su gusto o aplauso. Por lo tanto, si esto es rechazado, sí es un fracaso. Pero, ¿es un fracaso final? ¿Es un desastre? No. Y mi preocupación ahí pasaría a ser pensar cómo continúa y cómo esto que aconteció no se vaya al tacho, porque sea dicho de paso, eso es impensable. Mal que mal, la Convención no nos olvidemos que fue elegida por los ciudadanos, no se inventó a sí misma. Quien quiera ver su fracaso tiene que ver el propio también.

Para Fernández, el inicio de la Convención hace un año tuvo una frágil frontera entre el "afuera" y el "adentro".