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LA TRIBUNA DEL LECTOR paralizar el Arte

POR CHRISTIAN JANDER, GALERISTA
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El virus no consiguió

El mundo está cambiando y junto a ello se ha transformado la forma de difundir el arte. No ha habido más ferias ni bienales, los accesos a museos y galerías han disminuido drásticamente; sin embargo, los artistas contemporáneos han seguido creando. Esa frenética búsqueda en su interior de representar o expresar su forma de ver la vida no ha cambiado.

¿Qué cambió? Únicamente la forma de darse a conocer, de llevar su obra al público. En días pasamos de mostrar el arte físicamente en todas sus expresiones a limitarnos a exponer solamente en forma virtual, a través de redes sociales, Instagram, YouTube, etc.

Los artistas visuales han tenido que realizar videos de cómo van desarrollando sus obras, subirlos y comercializar sus trabajos en forma particular.

Hoy vemos que las galerías ofrecen grandes descuentos, 30%, 40%, 50%. ¿Qué está pasando? ¿El covid, nuestro enemigo invisible, ha hecho que los artistas regalen sus obras o simplemente las galerías están reduciendo sus márgenes? Interesante pregunta que nos llama a reflexionar sobre cómo se valoriza una obra. ¿El valor lo da el libre mercado o sencillamente se trata de especulación?

El covid, en cierta medida, lo que va a lograr es transparentar el mercado. Como amante del arte, me produce dolor cuando a un objeto único se le trata como si fuera un producto de fabricación industrial, que se comoditice o se compare como un objeto del retail. Simplemente, lo veo como una falta de respeto al artista.

La obra del artista debe exponerse en galerías, ferias y bienales, dándose a conocer tras el valor adquirido en su propio taller. El trabajo de la galería es únicamente educar y asesorar al cliente final, pero el valor de la obra se verá incrementado una vez que el artista se vaya consolidando a lo largo de su carrera y exista mayor demanda.

El covid ha permitido que una mayor cantidad de personas navegue en el mundo digital, lo que ha significado que tengan más tiempo para poder comparar y estudiar a sus artistas favoritos y, en algunas ocasiones, incluso descubrir artistas emergentes, quienes difícilmente tienen posibilidad de llegar a una galería física. También ha permitido, en parte, transparentar el valor de una obra, ya que el intermediario ha tenido que ajustar sus precios y márgenes a valores razonables. No obstante, el costo que se ha tenido que pagar para lograr esta transparencia ha sido inmenso.

La venta de entradas a los museos representa un porcentaje menor de los ingresos totales que en el caso de los teatros de ópera o las compañías de danza. Sin embargo, la situación se tornará cada vez más compleja.

A modo de ejemplo, el Museo Metropolitano de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, con un fondo de donaciones principesco de US$ 3.600 millones, ha proyectado pérdidas por valor de US$ 100 millones, mientras que las instituciones con reservas más pequeñas están agotando sus fondos rápidamente y puede que nunca reabran.

También están en peligro las galerías de arte comerciales, en especial las instituciones medianas, para las que las ventas y las ferias representan un porcentaje cada vez más grande de sus ingresos anuales. Son ellas las que se llevan la peor parte del impacto de las cancelaciones. Solo por mencionar algunas: Feria del ChACO y Art Basel de marzo; y de Frieze, en Nueva York, en mayo.

Y después están los artistas, que necesitan ingresos de manera inmediata, tal como cualquier ciudadano (quizá más aún, dado que en general no pueden recurrir al subsidio por desempleo o a una licencia con goce de sueldo). Ya están colaborando para reunir recursos de emergencia, en tanto se cancelan sus exposiciones y cargos de docencia, y forjando redes de solidaridad a través de Instagram, WhatsApp y otras plataformas.

La tarea de los artistas en este nuevo año de covid será reinstaurar la pintura, la fotografía, la representación y todo lo demás como algo que aún puede estar cargado de sentido y aún puede tener impacto global, todo esto mientras la tarea a corto plazo es sobrevivir.

obra de guillermo núñez