"Todos los incentivos del Presidente apuntan hacia el conflicto con el Congreso"
El centro de estudios Libertad y Desarrollo (LyD) publicó hace unas semanas los diez puntos críticos de la propuesta de nueva Constitución, que comprometen la gobernabilidad, los sistemas de controles y contrapesos y el devenir de la democracia en Chile. La directora del Área Constitucional, Natalia González, expone los aspectos más críticos de la propuesta.
- ¿Dónde parten las preocupaciones de LyD en cuanto al sistema político?
- Hubiera esperado que la propuesta de sistema político se hiciera cargo de un diagnóstico que era compartido: existe una fragmentación política y un ambiente de polarización que hace muy difícil alcanzar acuerdos. La propuesta no solo no se hace cargo de ese diagnóstico, sino que además potencia el problema y el conflicto. La Convención no hizo nada, no introdujo ningún componente a la forma en que elegimos a nuestros parlamentarios para poder moldear grandes mayorías y evitar la fragmentación de la política.
- Se critica la propuesta de Bicameralismo Asimétrico como un experimento. ¿Es así?
- Es una fórmula sui géneris, en el sentido de que sí es demasiado experimental. No hay ningún país en el mundo que tenga presidencialismo de la mano de este llamado bicameralismo asimétrico.
- ¿Cuál es el problema de este "experimento"?
- Con él la propuesta vuelve a potenciar el conflicto, porque el diseño del bicameralismo asimétrico propuesto está hecho para que haya diferentes roces entre ambas cámaras. Las pocas atribuciones de la Cámara de las Regiones y el poder excesivo del Congreso de las Diputadas y los Diputados producirán una enorme tensión y conflicto entre ellas. No me parece una buena técnica poner en pugna a ambas cámaras y creo que los incentivos están puestos para que permanentemente la Cámara de las Regiones reclame participación. Por ejemplo, en la tramitación de una ley de glaciares. ¿Eso es recursos naturales o medioambiente? Porque la Cámara de las Regiones puede intervenir en lo medioambiental, pero no en los recursos naturales.
- ¿Habrá una permanente judicialización entre ambas cámaras?
- Son altas las probabilidades de que eso se dé con frecuencia. En el debate legislativo las regiones quedan mermadas y creo que los políticos tendrán fuertes incentivos para meterse en temas que son delicados para sus regiones y está bien que así sea. Por eso, es probable que la conflictividad sea alta entre el Congreso y la Cámara de las Regiones.
- El acuerdo del oficialismo no se hace cargo de la eliminación del Senado y la justificación es que la ciudadanía no lo echará de menos.
-El Senado nunca fue un problema. Se le trató de obstruccionista, conservador, oligárquico, pero si ves la evidencia empírica, el Senado tramita más rápido, 100 días menos, los proyectos de ley que la Cámara de Diputados. Además, un senador tiene actualmente menos incentivos al populismo que un diputado y esa moderación arroja un resultado virtuoso para la calidad del debate democrático. El Senado le imprime al debate un sentido de responsabilidad y moderación que no siempre se encuentra en la Cámara de Diputados.
- LyD también critica el presidencialismo atenuado que se propone. ¿Por qué?
- Creo que se partió de un diagnóstico equivocado de que en Chile había un hiperpresidencialismo. Basta ver lo que ha ocurrido en los últimos gobiernos respecto de la posición del presidente con el Congreso. Más bien creo que se degrada a la figura del Presidente con la concurrencia presidencial necesaria y los vetos. Todos los incentivos del Presidente apuntan hacia un desacuerdo total y conflicto con el Congreso, no a la colaboración.