Nuevo jefe de Control municipal en Viña
Concejo viñamarino aprobó, en votación dividida, la propuesta de la alcaldesa para que Paulo Cruz Osses asuma en un puesto clave del municipio. Apoyado por la misma administración que tiene que fiscalizar y cuestionado por los ediles de oposición a los que debe rendir cuentas y remitir informes, Paulo Cruz quedará atrapado entre dos aguas.
¿Qué características debe reunir el jefe de la Unidad de Control de un municipio para cumplir adecuadamente su labor? La pregunta fue analizada el martes pasado por los concejales viñamarinos, reunidos para elegir al profesional que reemplazaría a Hugo Espinoza -exedil que como director de Control ejerció un rol clave en el hallazgo de irregularidades al interior de la administración pasada- en un cargo clave para una comuna que atravesó numerosos casos de anomalías administrativas y cuestionamientos financieros en los últimos años.
Aunque el Concejo Municipal aprobó en voto dividido la propuesta que hizo la alcaldesa Macarena Ripamonti y decidió que el nuevo jefe de Control municipal será Paulo Cruz Osses, varios ediles cuestionaron que la opción alcaldicia fuera a favor del profesional que obtuvo el tercer puntaje en la terna elaborada por la comisión ad hoc y no por quien sacó las mejores notas, el contralor municipal de Valparaíso, Christian Paz, cuyo promedio final fue de 99,9 puntos, de 100 posibles. Cruz Osses obtuvo 88,5 puntos.
El argumento dado por Ripamonti -que se buscaba para el cargo una persona con marcado enfoque y experiencia en crisis financieras- no convenció a varios concejales, quienes plantearon la idea de que si alcanzar una marca casi perfecta en la evaluación técnica previa no le sirvió a Christian Paz para transformarse en el jefe de Control de Viña del Mar, las reales razones de la decisión deben buscarse en otros ámbitos. Es legítimo que la alcaldesa decida cualquier nombre de la terna elaborada, pero en un tema tan delicado y relevante como la fiscalización administrativa del municipio, la justificación de una elección controvertida debe ser pública, notoria y contundente, sin fisuras por las cuales pueda entrar una duda.
El que pudo ser un proceso impecable terminó en cuestionamientos, al punto que el concejal René Lues esbozó la posibilidad de llevar los antecedentes a la Contraloría, algo que lamentó la propia alcaldesa Ripamonti en su exposición final ante el Concejo.
Apoyado férreamente por la administración que tiene que fiscalizar y cuestionado por los ediles de oposición a los que, eventualmente, debe rendir cuentas y remitir informes, Paulo Cruz Osses quedará irremediablemente atrapado entre dos aguas y su desempeño deberá enfrentar la sombra de su antecesor, Hugo Espinoza, quien, pese a los obstáculos que se encontró en los pasillos del propio municipio, desnudó las falencias de una administración con la cual compartía domicilio político.