LA TRIBUNA DEL LECTOR El Servel y el proceso eleccionario
POR MICHAEL J. HEAVEY, INGENIERO CIVIL POR MICHAEL J. HEAVEY, INGENIERO CIVIL
Hay un antiguo refrán que dice que la mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo, y ciertamente en un momento tan trascendente de nuestra historia esto aplica a la institucionalidad electoral completa, con el Servel a la cabeza.
En efecto, la importancia de administrar un proceso electoral obligatorio no debe dejar espacio a dudas y fallas, asegurando una información veraz y oportuna durante todas las etapas de una elección, de forma que no haya cuestionamiento en el resultado de las urnas. Es un proceso en que también participan múltiples actores, como el Registro Civil, los conservadores de Bienes Raíces, notarios y muchos otros más en la cadena que fungen como ministros de fe en el proceso; lo anterior sin dejar de mencionar el importante rol que cumplen las FF.AA. en su calidad de custodios de los recintos.
Desgraciadamente, se han evidenciado algunos temas que ponen sombras en el proceso, tales como la confección del padrón electoral, las conformaciones de las mesas de sufragio, las asignaciones de vocales y autoridades electorales, así como las comunicaciones y los procesos informáticos que deben ser no solo confiables, sino también resilientes.
Servel confecciona un padrón con información que entrega el Registro Civil, que contiene casos de votantes excepcionalmente longevos, difuntos, excluidos arbitrariamente, así como extranjeros no habilitados para votar, que generan suspicacias; ello fruto de interpretaciones legislativas que no se han corregido desde que se aplicó la inscripción automática y que, por cierto, deben corregirse.
Pero el Servel también ha tomado medidas que sorprenden, máxime tratándose de un proceso electoral obligatorio que no se compara con las últimas elecciones, al disminuir la cantidad de mesas de sufragio y aumentar la cantidad de votantes por cada una de ellas, lo que puede generar atrasos y desincentivos a los concurrentes; el sentido común nos sugiere que debió haber ocurrido lo contrario: más mesas y menos electores en ellas, junto con un aumento de los recintos.
Cabe mencionar que se realizó un proceso digno de destacar, como es el acercar a un alto porcentaje de los votantes a sus locales según su dirección registrada, un tema que ha sido bienvenido por un importante porcentaje de ellos. Sin embargo, otros han quedado en situaciones desmejoradas que podrían incluso llegar a inhibir el ejercicio del sufragio.
Sin embargo, la institución tomó decisiones que si bien pueden estar dentro de sus facultades, como lo es la reasignación de vocales que lo fueron en la última elección, no se condicen a lo que podríamos considerar un aporte a una transparencia efectiva, sobre todo considerando los cambios introducidos en mesas y locales.
Aun cuando en una elección son importantes los votos, también lo es el proceso de conteo y totalización, un punto donde confluyen muchos ingredientes que pueden generar incidentes por expectativas insatisfechas o por retraso de la información. Esto no es un tema menor, considerando la importancia del plebiscito y las eventuales diferencias que se presentarán entre una u otra opción.
Varios países han sufrido groseras intervenciones al contabilizar y totalizar los votos que se informan en los denominados cómputos parciales, al ser víctimas de ciberataques que aprovechan múltiples vulnerabilidades de los sistemas informáticos. Por ello es relevante que los equipos y programas de procesos del Servel posean un alto nivel de ciberseguridad frente a potenciales ataques. La institución está conectada al mundo a través de internet, que no reconoce fronteras y que un ataque puede larvarse meses antes de hacerse efectivo, y puede, además, venir de cualquier parte del planeta motivado por oscuros propósitos políticos o económicos.
Pero las vulnerabilidades también están en las comunicaciones (como la falla en la fibra óptica que hubo recientemente y que afectó vastas áreas de nuestro país por varias horas), las que debiesen estar convenientemente respaldadas por otros medios.
El Servel, a poco más de una semana de la elección, debiese dar tranquilidad que estos flancos de vulnerabilidad han sido adecuadamente abordados, toda vez que la confianza del ciudadano está depositada en una institución que siempre ha sido sólida. Una falla de proporciones, la pondría en entredicho y sería un artero ataque a nuestra democracia, y podría derivar en disturbios sociales de proporciones al no entregar informaciones oportunas y fidedignas.
También es importante destacar que en esta elección, como nunca, los ojos de las dos opciones estarán puestas en todo el proceso el día de la votación, controlando aquellos aspectos que se perciban como sospechosos y débiles, replicando sistemas de conteo que permitan reafirmar o impugnar resultados casi en forma inmediata y que servirá de fundamento para eventuales reclamaciones. Las tecnologías al alcance de la mano serán útiles herramientas de control y los apoderados cumplirán, como nunca, el rol de fiscalizadores robusteciendo el proceso.
El Servel está consciente que habrá muchos ojos sobre sí velando porque el acto eleccionario sea ejemplar; y es bueno que así sea para su óptima gestión y así seguir contando con un servicio esencial para confianza de los chilenos y su democracia.
¡Nadie debe bajar la guardia!