LA TRIBUNA DEL LECTOR Una década feliz
POR RAFAEL TORRES ARREDONDO, DIRECTOR MUSEO PALACIO BABURIZZA DE VALPARAÍSO DIRECTOR MUSEO PALACIO BABURIZZA DE VALPARAÍSO
En estos agitados tiempos, hablar de una década parece ser como hablar de un suspiro, un momento apenas, del cual quizás no vale mucho detenerse a observar. Empero, la década de reapertura del Museo Baburizza merece que nos detengamos y pensemos cuánto y cómo hemos cambiado.
En septiembre del 2012, Valparaíso volvía a recuperar su mayor tesoro patrimonial, el Museo Municipal de Bellas Artes. Desde ahí en adelante, la comunidad nacional y extranjera podría volver a recorrer sus salones y encontrarse con la maravillosa colección que alberga. La niña del paseo Atkinson, jugando con el aro, en la obra de Helsby, les recibiría de ahí en más, todos los días y a todas las personas, con la alegría de quien vuelve a la vida. Este museo ha sabido de pesares y alegrías, como lo ha sabido Valparaíso, pero hoy es momento de solo pensar en lo bueno, en lo alegre, en aquello que nos enorgullece y une, en suma, pensar en el museo reabierto.
Nos hemos dedicado con esmero a ser un lugar inclusivo, abierto, respetuoso, equitativo. El desafío diario es generar la experiencia favorable del visitante, sobre todo si es su primera vez, por cuanto anhelamos no sea la única. Queremos que desde el museo y sus obras pueda entender a la ciudad y su gente, diversa, multicultural, receptiva y amable.
Nuestro esfuerzo ha estado enfocado en ser un dispositivo cultural de la ciudad, un espacio multidisciplinario en el cual se puede albergar un concierto o una clase de cocina, y en ambas integrar al habitante y al visitante. Hemos construido una buena relación de vecino con el entorno y la ciudad; somos un amigo y socio estratégico para los demás museos de la zona; participamos de mesas y plataformas que buscan potenciar el turismo cultural y el arte como caminos de desarrollo. Siempre estamos, nunca nos restamos. Ello nos llena de satisfacción.
Hoy nos vestimos de gala para celebrar esta década con la extraordinaria exposición de obras de la Generación del 13, pertenecientes a la Pinacoteca de la Universidad de Concepción, muestra preparada especialmente para esta ocasión y en la cual la universidad y sus equipos se han comprometido plenamente. Vaya para la Universidad de Concepción nuestro mayor reconocimiento y gratitud por acompañarnos en esta celebración. Esta muestra de obras significativas viene a celebrar este momento significativo.
Permítanme algunas reflexiones personales para este aniversario. Hace ocho años soy el director del museo, un inmerecido honor y una alta responsabilidad, nunca buscada, pero sí soñada en mi infancia. Nunca me imaginé que ese sueño se haría realidad. Nunca imaginé que iba a trabajar hasta ahora, con dos alcaldes distintos, tanto en forma y fondo, pero ambos electos y eso es un gran valor, y que además han sido muy respetuosos del museo y de mi trabajo, lo que les agradezco. Que serían muchas las autoridades que vendrían al museo y me correspondería recibirlas a todas por igual y con la misma deferencia.
Me ha tocado crear equipo, uno que como siempre digo es pequeño, pero tremendo, hombres y mujeres comprometidos al máximo con su labor, que vienen felices todos los días al museo, que lo sienten suyo y eso es la mayor satisfacción para mí. Que me acompañan sin reclamar en cada aventura, siempre buscando aportar y mejorar para que la comunidad pueda disfrutar mejor del museo. Vaya para ellos mi mayor reconocimiento.
Al directorio, encabezado por el alcalde Jorge Sharp, gracias a cada uno de ellos por el compromiso y apoyo, por sus consejos y sus preocupaciones. A las empresas e instituciones que han confiado en nosotros, su apoyo y aporte ha resultado vital para que ya 800 mil personas hayan venido a vernos y a participar de nuestras acciones. Han sido tantas las personas que han contribuido a que este museo hoy esté en el lugar de honor de la escena cultural chilena, sería largo de enumerar, pero a todas, muchas gracias.
Nuestro compromiso es seguir siendo un museo que en la inclusión sienta un deber ético, propio de un museo público, que no busque solo hacer puertas más anchas, sino que ponga herramientas al servicio para que todos podamos cruzar las mismas puertas. Que siga reconociendo a la mujer como parte fundamental del desarrollo de nuestra sociedad. Que siga recordándonos que Valparaíso ha sido territorio fértil para los migrantes de antes, de ahora y de mañana. Que una ciudad sin alma, solo es una multitud de personas.
Con esta magnífica muestra que presentamos celebramos 10 años de estar al servicio de la comunidad, de aportar a construir una mejor sociedad, una mejor ciudad y un mejor país, para ello también sirven los museos, no tengan la menor duda.
Finalmente, anhelar que Valparaíso, nuestro Valparaíso, siga siendo el lugar de residencia de esta maravillosa colección y que sean muchas las personas que siempre tengan ganas de venir al Baburizza, acá los esperamos con entusiasmo y alegría, nosotros y la niña del aro.