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en un 57% creen que el país estará peor, a continuación de quienes se ubican los de Los Andes (47%) y Viña del Mar (44%). Y el grupo de los que creen que todo será igual lo encabeza también San Felipe (26%) seguido por Quillota (24%) y San Antonio (23%).
En 2020 los más optimistas respecto del futuro fueron los vecinos de Los Andes, con 47%, seguidos por los de La Ligua, con 45% y Quillota, con 43%. Opinaron que nada cambiaría el 30% de los sanfelipeños; el 28% de los andinos y el 26% de los porteños. Que las cosas irán peor fue lo que pensó el 36% de los quilpueínos; el 34% de los villaalemaninos y el 33% de los conconinos.
Nivel de vida de los hijos
Otra categoría que examina el estudio 2022 corresponde a progreso familiar, y en este caso se comparan los datos recogidos durante todos los años, desde que comenzó la encuesta, en 2015.
Frente a la afirmación que señala "Mis hijos seguramente tendrán un nivel de vida superior al mío", la gran mayoría siempre se manifiesta de acuerdo. El punto es que tras un periodo en que esa convicción subió de 76% al 83%, entre 2015 y 2018, hubo dos años en que bajó: 81% en 2019 y 76% en 2020, comportamiento muy probablemente asociado al estallido social y a la fase más dura de la pandemia, ya que vuelve a subir a 81% los dos últimos años.
El 81% de apoyo a esta convicción se desglosa en un 50% que está de acuerdo y un 31% que se declara muy de acuerdo. Los que disienten hacen un total del 11%, que en un 9% se declara en desacuerdo y en un 2% dice estar muy en desacuerdo.
La otra afirmación que plantea el estudio de opinión de Piensa corresponde a si el encuestado ha podido alcanzar un nivel de vida mejor al que tuvieron sus padres. Aquí el grado de acuerdo oscila entre el 71% en 2015 y el 76% en 2018, con dos bruscas caídas, al igual que en la pregunta anterior, en los años 2019 -cuando desciende al 68%- y en 2020, cuando llega a 61%.
A diferencia de la proyección sobre el nivel de vida que tendrán los hijos, que va en aumento en los dos últimos años, la percepción sobre la propia situación todavía no alcanza los niveles anteriores al estallido social y a la pandemia, y se mantiene en 69% y 68% en los dos últimos periodos.
En este caso, el 68% de apoyo en 2022 a la afirmación de haber podido alcanzar un nivel de vida mejor que el de los padres se desglosa en un 22% que está muy de acuerdo y un 46% que se declara de acuerdo. El 21% de rechazo a la misma consta de un 17% que está en desacuerdo y un 4% que se plantea muy en desacuerdo con ese planteamiento.
Resultados preocupantes
"La Encuesta Piensa, por su constancia en el tiempo, nos ofrece la posibilidad de conocer algunos aspectos políticos subyacentes en la región. Hablamos de ciertas actitudes o sensaciones de los habitantes de nuestra zona que son muy profundos y que nos pueden ayudar a comprender las crisis políticas que atravesamos. En esa lógica se enmarcan los resultados de esta semana, sobre percepciones de futuro y de satisfacción con las instituciones", señala Pedro Fierro, investigador a cargo del área de Opinión Pública de la Fundación Piensa y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Los resultados de este año dejan una serie de preocupaciones, subraya el investigador, quien plantea que, al igual que el año pasado, existe un grupo muy minoritario de personas que considera que nuestro país va avanzando.
"Recordemos que nuestro trabajo de campo fue anterior al plebiscito, por lo que ese porcentaje se explica, probablemente, por los entusiastas de las reformas profundas que se proponían hasta esa fecha. El gran problema, por cierto, está en aquellos que pasaron de percibir un estancamiento a un retroceso en Chile", expone.
Dice también que esta sensación de negativismo "ciertamente se apreció en el último proceso electoral que vivimos", atendido el hecho de que "el proceso constituyente fue perdiendo afección e interés en nuestra región, lo que puede haber impactado en estos indicadores más generales". 2