Esval, después de dos años de asedio
La sanitaria no ha vivido meses felices por diversos motivos, pero pareciera ser que el trabajo bien hecho comienza a dar frutos.
La sanitaria Esval presentó el último viernes en el restaurante Nogaró de Viña del Mar su 15° Reporte de Sostenibilidad con interesantes reflexiones sobre la delicada crisis hídrica que vive el mundo, el país, y, especialmente, nuestra Región.
En su alocución, su gerente general José Luis Murillo hizo alusión al inusualmente lluvioso año 2022, el cual consideró como una "anormalidad" en el marco de la última década, de características completamente opuestas.
Según Murillo, la infraestructura regional está diseñada para entregar agua hasta el año 2040, ello sin tomar en cuenta que vuelvan a ocurrir fenómenos como el de 2021, uno de los años más secos del siglo, cuya repetición sería de cortes catastróficos y por los cuales la sanitaria lleva a cabo todos los esfuerzos para evitar el temido racionamiento para consumo humano.
Para ello, la compañía controlada por el fondo canadiense de profesores en retiro Ontario Teachers' Pension Plan Board, ha llevado a cabo diversas inversiones para lograr una mayor eficiencia en sus redes y buscar nuevas fuentes subterráneas, tarea cada vez más compleja por el deterioro de las napas y el avance desenfrenado del cambio climático, el cual de acuerdo con la ONU, tiene a las Regiones de Coquimbo y Valparaíso como sus principales presas de desertificación para los próximos años. Uno de los grandes aciertos de la administración fue la inauguración de la tubería reversible que conecta Los Aromos con la planta de Concón.
En el evento también se presentó la destacada meteoróloga villalemanina de Mega, Michelle Adam, quien pronosticó pocas precipitaciones y fuertes heladas para los próximos meses, con las consecuencias que ello traerá para el sector agrícola, el cual hoy ocupa más del 80% de la disponibilidad acuífera. Asimismo, Adam ratificó que las lluvias del presente año, si bien ayudaron a los agricultores, fueron más bien de corte superficial, cuando lo necesario sigue siendo el agua subterránea, la cual solo se obtendría con al menos un lustro de superávit de precipitaciones.
Esval, como todas las sanitarias, una empresa demonizada por buena parte de la Convención Constituyente durante el último año, parece haber superado las zozobras políticas para hoy enfocarse en lo que verdaderamente importa y que no es otra cosa que determinar las maneras de salir adelante con el embalse Peñuelas prácticamente descartado y con el foco en Los Aromos y las plantas de tratamiento de aguas de Concón, El Sauce, Las Vegas y La Cruz. Así, de acuerdo a lo dispuesto por la DGA dependiente del MOP, se aseguró el consumo humano para Aconcagua, Gran Valparaíso y Litoral Central Norte con la meta de recarga de Los Aromos de 19,24 millones de metros cúbicos y la mantención por medio de un caudal de los humedales de la desembocadura del mismo río y el Macaya de Quillota.
Como ha sido dicho, las turbulencias políticas constituyentes, sumadas al uso político de la escasez hídrica, la discutible denuncia de una universidad de la zona respecto de la calidad del agua, los constantes asedios de Modatima y las quejas del remo, actividad deportiva desplazada a San Pedro de la Paz para los próximos Juegos Panamericanos por la falta de agua en el tranque La Luz , no configuraron meses fáciles para la sanitaria ni para su administración. Pero, contra viento y marea, pareciera haber salido adelante. Y, como bien dice el novelista noruego Karl Ove Knausgard, algún día, tendrá que llover.