Correo
Reforma tributaria
Recientemente, la OCDE se ha pronunciado a favor del aumento de los impuestos en nuestro país. Para llegar a ese punto, el organismo tiene que haber efectuado un minucioso análisis de las finanzas de Chile: fuente y uso de los recursos que dispone el Fisco/Gobierno producto de los impuestos que pagamos todos los chilenos.
Se da entonces por entendido que la OCDE sabe, plenamente, del despilfarro de dinero en que incurren los gobiernos, despilfarro que pagamos todos los chilenos. ¿O será que la OCDE solo mira un lado de La Moneda?
Sergio Karlezi Balbontín
Política y economía
En el mundo de la política, casi nada resulta como se esperaba. Los análisis ex post más cuidadosos y lógicos acerca de los planes de un gobierno, generalmente prueban que no se consideraron eventos significativos en su preparación. ¿Y por qué sucede eso? Porque la visión de los políticos está tan fija en un futuro triunfal que no se detienen a mirar hacia atrás para ver que anteriormente nada resultó como se suponía.
No obstante, la entropía sigue su curso y los gobiernos cometen errores, cuyas pérdidas todos tenemos que asumir, gústenos o no. En lo económico, por ejemplo, un gobierno puede fijar una tasa de interés demasiado alta para combatir la inflación que conlleve el riesgo de paralizar la economía. Una decisión así en países avanzados tendería a aumentar la demanda del oro; en nuestro caso, del dólar.
Creo que en la actual situación mundial el Gobierno no tiene más alternativa que estudiar e implementar, habida cuenta de todas las aristas políticas y politiqueras que lo rodean, cómo enfrentar la crisis económica y lograr resultados que nos beneficien, o prepararse para desaparecer del mapa político, caso contrario.
Gustavo M. Astorquiza
Proceso constitucional
Concluida la tercera reunión entre las distintas fuerzas políticas que tienen representación en el Congreso Nacional (desde el Partido Republicano hasta el Frente Amplio) y que buscan concordar una ruta que permita continuar con el proceso constituyente, luego que los chilenos, en una votación notable y por amplia mayoría (62%), rechazaran en el plebiscito de salida la propuesta de la Convención Constitucional elegida al efecto, el presidente del Senado declaró que todavía estamos lejos del acuerdo que Chile necesita y merece.
Las conversaciones giraron en torno a la propuesta que en esta ocasión presentó Chile Vamos.
Surge así la obligación del Congreso de reformar la Constitución del expresidente Ricardo Lagos Escobar (respetando el resultado del plebiscito de salida), quitándole todos aquellos artículos que no conduzcan al bienestar y al progreso social y económico de los chilenos y sumándole aquellos otros artículos que, apoyados en nuestras tradiciones históricas, ayuden al logro, en un breve plazo, de la muy noble y sentida meta de convertir a Chile en un país desarrollado, libre y democrático.
Jaime Salazar Rojas
Una solución simple
Chile es un Estado en forma que no necesita ser refundado, haciendo tabla rasa de nuestra tradición constitucional. Nuestra Carta Fundamental puede ser reformada sin grandes restricciones, siguiendo el procedimiento establecido en su Capítulo XV.
Un eventual nuevo proceso constituyente solo prolongaría la incertidumbre y sus indeseables efectos económicos. A mi juicio, el único impedimento para reformarla es que por muchas ampliaciones, correcciones o modificaciones que se le hagan seguiría siendo la "Constitución de Pinochet", no obstante la gran reforma del año 2005 del Presidente Ricardo Lagos.
Por tales razones y a fin de evitar un nuevo y desgastante proceso constituyente, que prolongaría la incertidumbre y cuyo resultado es muy incierto, pienso que lo más razonable sería que el Congreso, como poder constituyente derivado -y cuyos miembros son representantes del pueblo-, le introduzca a la Carta Magna vigente todas las reformas que estime convenientes en aras del bien común y del funcionamiento eficaz de nuestras instituciones republicanas.
El texto así modificado debería ser tenido como propuesta de nueva Constitución, la que en caso de ser aprobada en un plebiscito nacional pasaría a ser la Constitución Política de la República de 2023.
Adolfo Paúl Latorre
Paridad
Establecer cuotas de género para los órganos colegiados del Estado, así como para los órganos superiores y directivos de la administración y los directorios de las empresas públicas y semipúblicas, bajo la idea de promover la igualdad de derechos y democratizar las oportunidades, es un enorme contrasentido que distorsiona y quebranta tanto la verdadera igualdad como la esencia de la institucionalidad democrática representativa que constituye base y fundamento de todo el sistema de derechos humanos en vigor.
Las cuotas, sean de género, disidencias, pueblos originarios, etc., vulneran el derecho a la igualdad del sufragio y la soberanía popular consagrado en el artículo 23 letra (b) de la convención americana de derechos humanos y los artículos 23 letra (c) y 24 del mismo pacto, los cuales consagran "el derecho y oportunidad" de "tener acceso en condiciones de igualdad" a las funciones públicas del Estado.
Esa igualdad de derechos y oportunidades no se da en un sistema donde algunos de los elegidos para ocupar cargos en el Poder Legislativo u otros de elección popular serán designados exclusivamente en función de formar parte o adscribir a un determinado grupo, etnia o género, y no en su condición de sujetos racionales dotados de voluntad.
La disyuntiva consiste, entonces, en saber si queremos vivir la democracia bajo el paradigma filosófico de la modernidad, esto es, que todos somos libres e iguales por el hecho de ser sujetos dotados de razón y voluntad; o por el contrario, bajo el paradigma de las identidades donde los derechos existen en función de la adscripción a un determinado grupo y se rompe la consideración universal del ser humano al suponer que el estatus de origen pasa a ser el factor más importante de la vida social y la nueva fuente de los derechos políticos, lo que dicho sea de paso, ya no es una democracia.
Rodrigo Díaz Yubero
Selección
No entiendo mucho de fútbol. En rigor, no entiendo nada. Pero es claro que, independientemente del resultado de la Selección Chilena, hay uno que siempre gana... el entrenador Berizzo y su billetera. ¿Hasta cuándo permitimos en Chile que nos metan el dedo en la boca en este y muchos otros ámbitos?
Mauricio Díaz Fernández