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hastío general en torno a lo público, lo que se podría transformar en una condición peligrosa para nuestra democracia. Si no participamos en la sociedad o en partidos políticos ¿cuál es el lugar para generar cohesión social?"
En materia de pandemia, plantea que la Presidencia y los gremios fueron las instituciones más activas en atacar la amenaza sanitaria, cada uno en su rol. "Por lo mismo, es una muy mala noticia que ambos estén tan mal evaluados por la ciudadanía. Sin duda estos datos están permeados por la desconfianza que generan los políticos y el empresariado".
García remarca que una de las consecuencias positivas de la pandemia, "si es que pudiera existir tal cosa, fue que nos volcamos al hogar y la familia. Eso nos había permitido desarrollar espacios de diálogos nuevos o acercarnos más entre los integrantes. Sin embargo, hoy los datos nos muestran que hay un franco retroceso en esta materia. Hay un desafío humano en promover que estas instancias no se pierdan del todo".
Brecha entre política y ciudadanía
El doctor en Ciencias Políticas y Sociología, Félix Aguirre, profesor titular de la Universidad de Valparaíso, sostiene que en la encuesta "están sobrerrepresentados los jefes/as de hogar, mayores de 40 años, que probablemente siguen informándose predominantemente por medios tradicionales, especialmente la TV".
Por eso, indica, "reconocen que internet facilita el acceso a la información política, pero que eso no cambia nada el rol pasivo que aprecian de sí mismos hacia la política contingente; internet no estrecha el vacío que sienten entre su vida cotidiana y el ámbito de la política institucional donde se toman las decisiones políticas", lo que a su juicio cambiaría significativamente si el grueso de la muestra encuestada fuera menor de 30 años.
"En cualquier caso, esta brecha entre la política institucional y el ciudadano es dramática, especialmente en la percepción de los ciudadanos más adultos, dato que corroboran otros estudios que se han venido haciendo y que plasman la profundidad del desafecto democrático, no solamente acá sino en el mundo entero".
AUSENCIA DE COMPROMISO continuo
El académico hace ver que aquí se impone la percepción de que las municipalidades, más que órganos de poder en los que se toman decisiones políticas orientadas ideológicamente, son instituciones que administran recursos.
"Prima más una mirada de gestión de la administración que de una instancia donde se dirimen confrontaciones y/o decisiones políticas, lo que revela una visión distorsionada de lo significa un poder 'descentralizado', cuando se percibe ese poder como una simple herramienta que administra decisiones que se toman en otras esferas", agrega el experto.
Plantea que eso es producto "de la filosofía que ha estado detrás de la mirada sobre el tema de la descentralización que ha prevalecido durante toda la etapa post-dictadura; un simple traspaso de competencias de una administración (la central) a otras (regionales y municipales) que se encargan de administrar y/o ejecutar políticas planificadas y controladas centralizadamente".
Es en ese contexto donde los encuestados "miran la página de la municipalidad para buscar información y/o realizar trámites administrativos, y prácticamente la mitad no sabe qué mecanismos de participación se han abierto en el nivel local; es más, tienden a identificar la Oficina de Informaciones, Reclamos y Sugerencias (OIRS) con una instancia de participación, cuando en realidad se trata más bien de una instancia de reclamo y/o denuncia".
Por esa misma razón, concluye, las actividades de participación que destacan los encuestado "se concentran en el voluntariado -una dimensión que casi todos los consultados en otros estudios consideran políticamente neutra-; el apoyo a alguna causa puntual; la búsqueda de información de algún candidato y en algún tipo de protesta; alternativas muy alejadas de acciones donde la participación exige un compromiso continuado, como la asistencia a un cabildo o unirse programáticamente a un/a candidatura". 2