LA PELOTA NO SE MANCHA De Mundiales y álbumes
POR WINSTON POR WINSTON
La mayoría pareciera no darse cuenta, pero estamos a solo un mes del mundial. Claro, como no está Chile, el ambiente es igual a cero, salvo por una cosa: el álbum de Qatar. No sé si les ha pasado, pero cada vez se me hace más común ver a mis amigos cambiando láminas "para sus hijos" y yo he estado a punto de caer en esta tentación que para mí ha sido un vicio de años.
El más antiguo que tengo es el de 1962. Ojo, no lo coleccioné yo, me lo regalaron. Con 16 equipos y no más de 12 jugadores para cada país, imaginarán ustedes que parecía más bien un folleto, lo que explica por qué no lo encuentro.
Sin embargo, el primer álbum que hice con mis hermanos fue el del Mundial de 1986. Todavía era una época en la que las láminas las debía pegar uno, con cola fría y si se acababa con engrudo. De ese álbum, recuerdo a la perfección las láminas del equipo argentino, con Maradona a la cabeza y Fillol de arquero titular, en vez de Pumpido. Alemania, con "Toni" Schumacher como número uno; un joven Matthäus y un experimentado Rummenigge. En ese álbum, también estaba Rogelio Delgado en Paraguay, quien años más tarde arribaría a Chile. Y los equipos árabes, asiáticos y africanos diferenciados racialmente de los europeos y sudamericanos. Mientras estos últimos eran equipos de "Clase A" con una lámina por jugador y dos páginas por equipo, el resto de los jugadores debía conformarse con aparecer a dos por láminas y ocupar una sola página. A uno lo hacían racista y discriminador desde chiquitito.
Luego vino el de Italia '90 y ese lo armé solo. La última página conserva el cupón de Coca Cola que no pude enviar por no haberlo completado. Reviso en internet y lo venden lleno a $449.000. A mí me faltó solo una lámina, lo que me impidió -además- acceder al sorteo de poleras del mundial, pelotas etrusco de Adidas y "taquilleras bananas". El culpable de mi ausencia en tan fabuloso sorteo fue Bernardo Redín de Colombia. En ese álbum, destacaba Rusia como la U.R.S.S., la desaparecida Yugoslavia; y aún Alemania era la República Federal Alemana. Entre los jugadores, destacaba el estupendo Humberto Giannini, la lámina más apetecida por las compañeras de curso. Estaba, además, Tony Meola, con quien Álvaro Salas se cansó de hacer chistes en el programa que Canal 13 tenía del Mundial. Recuerdo de ese álbum que los escoceses, todos de negro, parecían representar a los árbitros más que a los jugadores. Por lo demás, todavía era un álbum a escala humana: 12 jugadores por equipo, siendo 24 países en competencias, más las sedes y los escudos, el álbum no superaba las 300 figuritas que, desde ese mundial, fueron autoadhesivas, lo que facilitó la tarea, dejando el engrudo para el olvido.
Después vendría Estados Unidos y Francia '98. Como los gringos saben de espectáculo, en el primero se empezaron a ver distintas figuras de un mismo jugador, unas más valiosas que otras. Para el de Francia, Salo aprovechó la locura de los chilenos por volver al mundial. Para asegurarse de que no faltara ninguno, metió en la nómina a 21 jugadores. Para algunos como Candonga Carreño, el Huevito Valencia y el diablo Núñez fue lo más cerca que estuvieron de ir a esa competencia.
A medida que fui creciendo, se fue haciendo cada vez menos cómodo hacer un álbum que siempre se veía como cosa de niños. Un mayor de edad de rodillas intercambiando figuritas con otros niños o comprando láminas a los vendedores en la calle Valparaíso o cerca del Parque Italia de Valparaíso no era el modelo que había imaginado como adulto. Entonces, utilicé a mi hermano menor como pantalla para continuar con este vicio. Lo que me duró poco. Cuando mi hermano ya estaba más grande, no me quedó otra que tener un hijo, siempre pensando en que sería la excusa perfecta para continuar con los álbumes. Gracias a él pude completar los de Alemania, Sudáfrica, Brasil, pero el vuelo me alcanzó hasta Rusia.
Hoy, en cambio, mi hijo creció y como es mucho más maduro que yo, no le interesa hacer el álbum. Se suponía que lo iba a hacer con mis sobrinos, pero tampoco me pescan y sigo esperando que me envíen la lista de láminas que les faltan. A estos factores subjetivos, se agrega una complicación objetiva: el álbum de Qatar 2022 tiene más de 640 láminas. En tiempos de igualdad, cada país y jugador tiene el mismo espacio (todos photoshopeados), lo que para los dueños de la franquicia es un excelente negocio. A eso se agregan versiones plateadas, doradas, en 3D de los mejores jugadores. Solo falta que el próximo metan láminas de los familiares y amigos. En fin, lo relevante es que cada sobre, que trae 5 figuritas, cuesta $750 pesos. Asumiendo que a uno le salieran todas las láminas, sin ninguna repetida, tendría que gastar un mínimo de cien mil pesos para completar el álbum. Con lo cara que está la vida, parece que hasta aquí no más me llegó la tradición.