Correo
Subsidiariedad
Hace una semana, el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Soto, dijo que estaban "definiendo que queremos dejar atrás el Estado subsidiario y queremos pasar a un Estado social y democrático de derecho". Sería bueno que explicaran a la ciudadanía claramente por qué, ya que no son principios antagónicos ni excluyentes. Basta ver cómo la subsidiaridad se aplica en las constituciones de Estados sociales y democráticos como los de la Unión Europea. En su origen, la subsidiariedad simplemente pone al Estado al servicio de la libertad de las personas y, en palabras simples, indica que las organizaciones mayores no deben asumir aquello que eficazmente puedan materializar las menores.
¿Por qué no se pueden integrar ambos principios? ¿Será que queremos volver a privilegiar un Estado controlador y centralmente planificado? Ya sabemos cómo terminó esa experiencia después de la caída del muro de Berlín y cómo terminó en Chile hace 50 años.
Carlos Fanta De la Vega
Temores
Ante un nuevo aniversario del desastre antisocial del 18 de octubre de 2019, no queda ninguna duda que la delincuencia y el lumpen aprovecharán de vandalizar nuevamente la Ciudad Puerto, porque para ellos esa es la manera de lograr las demandas sociales. Y si las autoridades permitieron el caos de Mil Tambores, sin orden y seguridad razonable, con mayor razón se producirá lo mismo en esta situación. Espero equivocarme.
Leopoldo Vásquez Morales
Estallido
Este 18 de octubre se conmemorará el estallido social y delictual de 2019. Los recuerdos se concentran en la violencia, la destrucción, los incendios, los saqueos, hechos que tuvieron como único objetivo hacer caer a un gobierno elegido democráticamente.
René Adrián Zapata Valiente
Pensar desde la no violencia
Mahatma Gandhi relevó el concepto de la no violencia y en el mes de su natalicio se invita a reflexionar a partir de su legado. Su bandera de lucha fue la no violencia, materializada en la búsqueda de la verdad y rebelión contra la injusticia. Comprende una actitud interior que no permite ocasionar daño a nivel físico, emocional o mental a ningún ser humano ni ser vivo, en ninguna circunstancia.
Actualmente, la no violencia es entendida como un principio de resistencia pacífica, que no significa ser pasivo, sino que rechazar el uso de la violencia en cualquiera de sus formas. ¿Es posible o necesario llevar estos postulados a nuestra vida cotidiana? Vivimos en una sociedad competitiva, con énfasis en el éxito, en la belleza y en la popularidad, que nos limita expresar las emociones o mostrar signos de debilidad. Es así como parece que la violencia es una tónica en nuestro día a día y la vemos emerger en la calle, en el transporte, en nuestro entorno y muy intensamente en las redes sociales. Nos hemos tornado desconfiados y menos tolerantes con quien piensa distinto.
Nuestro país ha reflexionado recientemente en su historia respecto a la desigualdad, qué duda cabe, habiendo experimentado dolorosamente la pandemia: aún tenemos un aprendizaje pendiente respecto a cómo nos proyectamos como sociedad y de qué manera hacemos parte en ella a todos.
Todo lo que vivimos no puede ser sino una oportunidad para avanzar hacia un entorno de paz, de ayuda mutua, donde la indiferencia se quede fuera y donde la no violencia sea la manera de resolver nuestros problemas.
Paula Espinoza Paredes Académica de Enfermería Universidad Andrés Bello
Irresponsabilidad
La irresponsabilidad y posterior daño provocado por parte del Congreso en 2021, particularmente con los retiros previsionales, nos tiene hoy en una situación de incertidumbre en materia económica.
Los expertos advirtieron las consecuencias en su momento: alta inflación, sobreestímulo y efectos devastadores al mercado de capitales. Por supuesto, nuestros congresistas no hicieron caso; total, era más importante su reelección antes que el bienestar del chileno. Los efectos se demoran, y a pesar que los empezamos a ver a fin de año, no fueron suficientes para que nosotros, como soberanos, pasáramos la cuenta de la irresponsabilidad a través de nuestro voto.
Sin embargo, siempre se paga la cuenta al final del día, y a este Gobierno, que en el pasado propició los retiros y la irresponsabilidad como oposición, le tocará cosechar las tempestades de los vientos que sembraron.
Pablo Aldunate Allegro Fundación para el Progreso
El día de los invisibles
En el 28° aniversario del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, huelga poner de relieve una situación de suma urgencia en el contexto de la crisis migratoria venezolana: la gente en situación de calle. En el marco de lo que la literatura denomina sinhogarismo, que incluye además tomas, campamentos o situaciones de vulnerabilidad habitacional, la situación de calle es un fenómeno complejo. Adicciones, salud mental y desgracias personales son parte de las trayectorias de vida de quienes habitan la ciudad. Pero, asimismo, la situación de calle es una forma de vida, en parte anómica, pero también virtuosa con los barrios donde conviven. El "cachureo" se vuelve una forma de economía circular, trabajos esporádicos que acercan a las personas en situación de calle con el comercio formal.
Este fenómeno se caracteriza por una nota esencial de la condición de pobreza (a diferencia de la vulnerabilidad, que es un estado del cual se puede salir): la invisibilización. La pobreza de las personas de calle pasa desapercibida para la mayoría de los transeúntes. Si la nota definitoria de la riqueza es el reconocimiento, la pobreza se presenta entonces como una forma de oscuridad social. Como ya hace unos años destacó Catalina Siles (2015), para las políticas públicas chilenas "los invisibles dejaron de ser prioridad". Y entre los pobres, en la calle habitan los más pobres.
Esta situación se traduce en conflictos emergentes entre personas en situación de calle chilenos y migrantes por disputas territoriales en el comercio informal, así como la violencia y robo. La situación de calle de los migrantes es para ellos transitoria, pero para muchos de los que hoy están en la calle, como dijimos, es una forma de vida. Urge, entonces, coordinar las fundaciones y municipios para atender a este conflicto. De seguir invisibilizado y sin una atención adecuada, es muy probable que se repitan crisis como la de convivencia escolar o el narco en barrios segregados que hoy son muy difíciles de revertir.
José de la Cruz Garrido Centro de Políticas Públicas, Centro C+, Facultades de Gobierno e Ingeniería UDD