Parece que no fue muy buena idea de la gente de la Corporación Regional de Turismo la de llevar a Virginia Reginato al Portofino porque cuando la señora ya parecía estar lejos de los focos, la administración de Macarena Ripamonti, echando mano a Artimañas Municipales vol. I, consiguió instalar nuevamente las supuestas irregularidades de su antecesora en la televisión abierta, todo aupado por las redes sociales.

Y así, como parece que nadie los infla mucho por estos lados y que el control de la actual alcaldesa sobre la ciudad es igual a cero, los exfiscales y actuales abogados a honorarios de la Municipalidad, Pablo Norambuena y Carlos Gajardo, volvieron a la carga en el segmento Mega investiga, de Meganoticias, del canal del mismo nombre, con un buen reciclaje de la auditoría forense realizada por Panal Consultores (ya dada a conocer en septiembre), sobre la administración de Reginato, a quien volvieron a darle en el suelo en horario premium. Como hay que aprovechar bien el material, el día lunes 31 se lo dejaron en bandeja a José Antonio Nene y Karen Doggenweiler en el matinal Mucho Gusto, pero el Jose se puso creativo y terminó criticando a Ripamonti por politizar la gala del Festival.

Para explicarme bien: la Municipalidad de Viña encargó el trabajo de investigar eventuales delitos de la exalcaldesa Reginato a los citados fiscales en agosto del año 2021 y, paralelamente, se encargó una auditoría forense. Un año más tarde, de las diez causas investigadas (horas extra, déficit presupuestario, posible fraude al fisco, subvenciones, cohecho, pago a proveedores, Teatro Municipal, espionaje informático, Casa del Deporte, exhumación en el cementerio Santa Inés y tropelías en la Corporación) hay una doble condena (el exadministrador Pablo Staig y el exdirector de Finanzas, Manuel Echeverría a pena remitida de 541 días) y una querella contra el exadministrador municipal, Claudio Boisier, por su rol como exdirector de la Corporación. Pero en contra de Reginato y María Angélica Maldonado (la "Manam"), nada. La única mella que se le hizo a la exalcaldesa fue política, cuando el Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel) inhabilitó a la recién asumida concejala para ejercer cargos públicos por un lustro.

Pero la administración de Ripamonti quiere y debe conseguir algo más. El Concejo ya está preguntando cuál ha sido el aporte de los exfiscales tras 14 meses de trabajo. Acaso por ello, se insistió con la auditoría de Panal Consultores, llevada a la pantalla bajo el grandilocuente, pero poco original título "Festival de Irregularidades", término usado antes en El Mostrador (sept. de 2018), El Mercurio (octubre de 2018), Radio Pauta (enero de 2019), La Tercera (febrero de 2019) y tantas veces después.

Así, el reportaje de Paulette Desormeaux y Boris Bezama parte contándonos que Reginato fue cinco veces reina de belleza, repite una pegajosa cuña de Ripamonti: ("La muestra que hemos tomado tiene tal nivel de verosimilitud y claridad que da cuenta de algo que no son hechos casuales, puntuales o azarosas, sino hechos concatenados que demuestran habitualidad en el tiempo"). En cursivas marqué las palabras que llevan el típico énfasis de la pronunciación ripamontiana)

Luego, citando a Pablo Norambuena, Mega habla de "prácticas de crimen organizado", para luego mostrar al abogado dando cuenta de "faltas al cuidar el patrimonio del Estado", con gráficos que revelan $ 23 mil millones en pagos de horas extra y que el 97,7% de los funcionarios las recibieron (¿quiénes serán ese 2,3% restante?)

Contactados, los abogados de Reginato, Gonzalo Yuseff y Claudio Uribe no quisieron hablar ante lo que consideran meros infundios, dice la periodista.

Asimismo, Panal también denuncia cientos de bienes no ubicados, entre ellos los bien manoseados tres camiones, la motoniveladora y el cargador frontal, que por desorden administrativo, nadie supo que fueron dados de baja o desarmados, explica la editora. También se revela un violento aumento de pagos de arriendo en tres inmuebles de seguridad ciudadana, calculando en unos $ 90 mil millones las platas que se "gastaron mal" o "no fueron recaudadas", dinero que según la alcaldesa pudieron ser nuevas escuelas y Cesfam, o bien "hoyos no reparados por más de dos décadas".

Raya para la suma:

1) Está muy bien que la alcaldesa y su gente investiguen y que contraten abogados y consultoras calificadas para ello, sobre todo si se sospecha de la comisión de delitos durante los 16 años de gestión de Virginia Reginato.

2) Como toda investigación, atenta contra ésta precisamente la dificultad probatoria de las acusaciones. Entonces, cuando la alcaldesa habla de "crimen organizado" y "máquinas para defraudar" (con ambas manitos tomadas a la altura de su corazón) una esperaría que tuviera algo más sólido que una auditoría que dice no haber encontrado 3 camiones, que luego parece que fueron dados de baja, o cálculos al voleo de platas "mal gastadas". ¿Quién define eso? Los gastos realizados por la actual alcaldesa están "bien invertidos"?

3) No es afán de este diario defender a Reginato. Es cosa de ver las publicaciones de la época o de preguntarle a alguien del municipio (que no esté haciendo la práctica ni pololeando con algún asesor(a) de RD) cómo fue la relación de la exalcaldesa con El Mercurio o si alguna vez vio a nuestro director en el palco para el Festival, en la noche de gala del Sheraton o pidiendo favorcitos, tal como hacían los que hoy ni pronuncian su nombre, pero que se beneficiaron o siguen cobrando en Arlegui 615.

4) Alcaldesa, si los exfiscales no han estado a la altura, búsquese otra estrategia. Si no hay cómo enlodar aún más el nombre de su antecesora, olvídelo. Pero decir que los hoyos no han sido reparados en "más de dos décadas" porque se robaron la plata solo denota desesperación de su parte y que los sabuesos tan sagaces no eran.

5) Mejor preocúpese de la cochinada que es hoy Viña: ambulantes en Las Salinas, rucos bajo los puentes, mojitos y fritanguería en las esquinas, carpas triple equis en horario matinal... Y, sí, todo esto podrá haberse germinado en tiempos de Reginato. Pero hoy la alcaldesa es usted. En tres años nadie se va acordar de los exfiscales, de Sakalha, Rojo, ni de los amigos y familiares de Brito. Ahí hay platita para tapar hartos hoyos.

Virginia

Dos meses, veinticuatro mujeres y una temporada en el infierno. Sucedió en la pequeña localidad española de Laspaúles, Huesca, Reino de Aragón, resguardada del resto de Europa por los majestuosos Pirineos. Al noreste se alza imponente el macizo El Turbón reinando sin oposición en el valle de Campo. En las faldas más suaves se extienden unas casas antiguas y algunos árboles en la cañada parecen meditar desde tiempos inmemoriales. Unos pocos kilómetros hacia el sur el sendero conduce al llamado bosque de las brujas.

El pueblo oculta una historia grotesca, digna de la más abyecta celebración de Halloween. No fue la Inquisición, sino el concejo municipal y una turba enardecida quienes pronunciaron la sentencia: la horca para las veinticuatro mujeres acusadas de brujería.

Los juicios (si puede llamárselos así) fueron breves y sumarios, sin pruebas y con absoluta prescindencia de un tribunal independiente e imparcial. ¿El año? 1592. La historia reverbera hasta nuestros días y sirve como recordatorio de que la mezcla entre fanatismo, ignorancia y superchería sólo produce barbarie, injusticia y nihilismo.

Hay varios botones de muestra, pero será suficiente con el caso del filósofo Peter Boghossian. Año 2021, Universidad Estatal de Portland, Oregon, Estados Unidos. Boghossian, defensor del método socrático para la enseñanza universitaria, es acusado por una minoría de alumnos de exponerlos a "ideas o experiencias que puedan resultar chocantes, ofensivas o herir su sensibilidad de cualquier modo". ¿El motivo? Boghossian solía invitar a sus clases a defensores de ideas que podían herir la sensibilidad y "ofender" a uno que otro alumno woke que tuvo el privilegio de despertar su conciencia ante la flagrante injusticia del mundo.

Boghossian no tuvo acceso a las denuncias y no pudo rendir prueba idónea para desvirtuar las acusaciones. Pese a que las denuncias fueron desestimadas, se recomendó a las autoridades universitarias obligarlo a recibir "educación" forzada sobre discriminación y acoso y, en lo sucesivo, a no emitir su opinión como condición para seguir desempeñando la cátedra. Por supuesto, Boghossian renunció.

El caso Boghossian deja varias preguntas para la reflexión: ¿Cuál es el propósito de una Universidad? ¿La búsqueda del conocimiento y la verdad o la "protección emocional" del alumnado? ¿De qué sirve la razón si prevalecen, por miedo y cobardía, el fanatismo, la ignorancia y el resentimiento? ¿No es la universidad una réplica de lo que ocurre en nuestras sociedades?

Tal parece que en este ámbito no hemos avanzado mucho desde 1592. El fanatismo ciego e ideologizado amenaza el modo de vida occidental y sus valores. Nuestra sociedad no es moralmente superior a la de Laspaúles: ideologizada y anticientífica; una sociedad de derechos, pero sin deberes y responsabilidades, presagia un futuro distópico y el fin de la civilización como la conocemos.