Ingreso a la universidad y derrota en la educación
La próxima prueba presentará, junto a puntajes individuales, los resultados del proceso educacional en su conjunto. Paralelamente, hay inquietantes cifras del Mineduc: más de 227 mil personas de entre 5 y 24 años están fuera del sistema escolar, 50 mil niños no se matricularon este año y 1,3 millones presentan una asistencia insuficiente.
Tras los 275.085 estudiantes inscritos en todo el país para rendir la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) -28.230 en la Región de Valparaíso-, hay también miles de miles de familias expectantes sobre los resultados de ese examen que define el futuro de sus hijos. Así, se trata de una cuestión de interés general, muestra de los resultados de todo el proceso educacional, de años, de largos periodos en medio de cambios y problemas. Y de importancia para Valparaíso, gran centro universitario nacional.
A través de los años hemos tenido diversos sistemas de medición que a partir del bachillerato han sufrido numerosos cambios buscando adecuarlos a nuevas realidades. Llegamos así a esta PAES que, de acuerdo a lo expresado en un encuentro con orientadores por la directora del Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE), María Leonor Varas, "tiene un foco en las competencias, en las habilidades, no solamente en el saber, sino que saber hacer, saber aplicar".
De acuerdo a ese concepto se podría afirmar que la actual medición explora más en las condiciones naturales del estudiante que en un cúmulo de conocimientos adquiridos a través de años de formación. En ese mismo sentido, indica la directora, son pruebas con menos contenidos, pues la PAES pide "menos definiciones, menos clasificaciones, mucho más aplicar en contexto, en la vida diaria". En el caso de las competencias lectoras, insiste que "tenemos que entender lo que leemos", lo cual puede parecer obvio, pero no lo es. Si el joven no entiende lo que lee -lo que sea que lee- tampoco tiene capacidad de expresarse ni de comunicarse. Esta realidad se expresa en pobreza del lenguaje y hasta en incapacidad de raciocinio y de diálogo.
Por todo lo anterior, más allá de puntajes que finalmente abrirán el ingreso a la educación superior, es importante el análisis posterior de los resultados de esta y otras pruebas con el objeto de corregir los programas educacionales y el currículo en la formación de docentes. Esta prueba, como las anteriores, encenderá muchas luces de alerta sobre el proceso lectivo general.
Paralelamente, y mirando al futuro, hay que atender a las inquietantes cifras que entrega el Ministerio de Educación. Hay más de 227 mil personas de entre 5 y 24 años que están fuera del sistema escolar, 50 mil niños no se matricularon este año y 1,3 millones presentan inasistencias graves. Los factores son múltiples y es necesario recuperar estudiantes, como lo señala el ministro Educación, Marco Antonio Ávila.
La educación es la madre de todas las batallas. La inquietud del momento está en la próxima prueba de ingreso a la universidad, pero ese es solo un frente, pues hay otros, como el señalado abandono escolar, una crisis, inaceptable derrota que terminará reflejándose en brechas culturales y sociales y en el paso a la educación superior.