Abogado defensor
POR SILVIO CUNEO NASH * POR SILVIO CUNEO NASH *
El libro es casi todo diálogo porque inicialmente fue escrito como guion de una serie por consejo de mi amigo Omar Saavedra. Si quieres aprender a escribir guiones, me dijo, escribe una serie. Diez capítulos de 60 páginas cada uno. Vas contando los mismos casos que me cuentas, le pones teoría penal de la que enseñas y, como hilo conductor, la vida de un abogado defensor. Pero que no sea muy exitoso. Hazlo bien humano. Con altos y bajos. Muestra también la decadencia del ambiente judicial chileno, el clasismo, el machismo…
A Omar lo conocí en 2018. Antes lo había leído y sabía quién era, pero sólo en 2018 pude conocerlo personalmente. Nos hicimos amigos rápidamente y empezamos a juntarnos cada semana a tomar güisqui, primero en el café Normandie en Santiago, luego en el bar Victoria en Valparaíso. Omar sentía que mi amor por el cine y la literatura, junto a mi experiencia de abogado e investigador en derecho penal, era una oportunidad que debía aprovechar para escribir esta historia. Fue el propio Omar quien, una vez terminadas las 600 páginas del guion, me motivó a transformarlo en un libro. El paso de guion a novela no resultó del todo y opté por dejarlo así. Quedó un formato extraño, más cercano al guion que a una novela. Por lo mismo, para muchos, logra una gran precisión y agilidad narrativa. Más de una persona me ha dicho que leer un capítulo se le hace muy similar a ver una serie antes de dormir. El libro, notarán algunos, está lleno de referencias ocultas al cine, especialmente a la comedia italiana, pero también hay varias referencias a la literatura.
Realidad vs. ficción
La historia es ficción. Si bien hay muchos personajes y casos penales que están sacados de la realidad, estos fueron acomodados para que la historia pudiera fluir. En eso tuve como referentes a Robert Mckee y Syd Field, quienes insisten en que debe primar todo aquello que funciona, y si para eso es necesario apartarse de la realidad, hay que hacerlo. Por otro lado, hay una gran influencia de Cesare Zavattini y Éric Rohmer en la incorporación de cuestiones que pueden parecer inútiles. Quizás acá me aparto de Mckee y Field, porque se añaden elementos ornamentales que no parecen aportar directamente a lo central de la historia, pero que terminan aportando a un contexto más amplio que ilustra diversos aspectos del funcionamiento del sistema de justicia penal. Aunque hay un poco de exageración en algunas situaciones y personajes, siempre intenté no caer en la caricatura. Por lo mismo, creo que los diversos relatos de Abogado defensor reflejan la tristeza y selectividad de la justicia penal, con sus vicios y con una limitadísima preocupación por el respeto por la dignidad humana.
Curiosamente, o quizá como una manifestación de la época que vivimos, varios amigos se ofendieron porque se identificaron con personajes y se sintieron ridiculizados. Esto me parece muy absurdo porque si bien las historias de libro están basadas en situaciones y personas reales, son ante todo ficción. Incluso un amigo se ofendió sin siquiera leer el libro. Posiblemente esta reacción deba entenderse en un mundo hipersensible donde las personas tienen muy mala relación con la crítica y se ofenden por cualquier cosa.
Los lectores
El libro en ningún caso está escrito sólo para abogados. Al contrario, la idea del libro es contar historias de la justicia penal para que la gente pueda entender cómo funciona de verdad el mundo de los tribunales. En un momento en que todo el mundo habla de delincuencia -en verdad es casi de lo único que se habla- un libro como este busca desmenuzar con mayor detención lo que hay detrás del delito. Fueron años de conversaciones con imputados e imputadas, la experiencia de abogado defensor y diversos estudios los que usé para ir armando las historias del libro. No se trata de un libro que busque la justificación de los delitos, pero sí la comprensión multifactorial del fenómeno.
Una de las cosas que me ha sorprendido en estos primeros días en que el libro está circulando es que les ha gustado a personas que me confiesan ser malas para leer. Quizá sea la crudeza junto al humor de los relatos lo que hace que el libro sea muy atractivo para personas que no suelen leer mucho. Quizá lo descriptivo y visual ayude a eso cuando la imagen remplaza a la narración.
La historia, más que una denuncia directa, buscar retratar, lo más parecido a la realidad, la operatividad y el funcionamiento de dos mundos que conozco: el de la justicia penal y el de una facultad de Derecho. A través de un relato realista espero evidenciar injusticias, clasismos, falta de empatía y aporofobia, especialmente entre jueces, juezas y fiscales, pero a veces incluso entre defensores que, conscientes o inconscientes, operan como engranajes funcionales que legitiman un sistema que protege el statu quo. También, el machismo de intervinientes e imputados no busca justificar nada, sino sólo ser un fiel reflejo de la realidad. Sin embargo, para no caer en caricaturas, intenté dar un rostro humano incluso a los personajes más deleznables, arriesgándome, al generar empatía, a parecer un legitimador de la realidad más que un crítico.
Asimismo, a través de las voces de los distintos personajes, se busca revelar puntos de vistas distintos. La idea es que quien lea el libro se cuestione cosas que antes no se cuestionaba. Por ejemplo: ¿Por qué sólo van a la cárcel los pobres?, ¿merecen ser defendidos los delincuentes?, ¿qué causas familiares y sociales están detrás el delito?, ¿cómo viven sus procesos?, ¿cómo es la relación entre jueces, fiscales y defensores?, ¿qué mentiras y falsedades triunfan y qué verdades fracasan?, ¿cuánta consigna barata y prejuicios de todo tipo corren por los pasillos?, ¿qué ideales aún no son aplastados por el peso de la realidad?
Valparaíso
Yo soy de Valparaíso. He vivido prácticamente toda mi vida en el Puerto. Estudié en un colegio en el centro de la ciudad y luego fui a la Universidad de Valparaíso. De niño mi padre tenía una botillería cerca de la Plaza Echaurren y yo pasaba muchos días ahí. Ese mundo, con sus curaditos, travestis, comerciantes italianos, lanzas, etc., me ha sido familiar desde siempre. De joven siempre he sido callejero y he preferido salir a los bares de Valparaíso, volviendo a los mismos sitios de mi infancia. Luego, ya como abogado, trabajé como defensor penal en Valparaíso y Viña. Creo conocer más o menos bien el mundo del delito de Valpo. Por lo mismo, Abogado defensor está situado en Valparaíso porque es la ciudad que mejor conozco. Los imputados e imputadas que aparecen en el libro son súper reales y porteños y muchos están tomados de personas reales que me tocó defender. Los relatos de los delitos muchas veces los construí con carpetas investigativas de fiscalía y también con lo que los propios protagonistas me contaban de sus delitos. Abogado defensor, me parece, es una historia súper porteña. Si bien puede tener similitudes con situaciones de otras ciudades, esencialmente es un relato muy local, con las especificidades y particularidades del delito en Valparaíso.
Referencias
Leo a varios autores. Divido mis lecturas entre aquellas académicas y las de ficción. Sin embargo, cada vez siento que esa distinción es un poco falsa porque hay mucho de académico en las novelas y mucho de novelesco en la academia. Me gusta mucho la literatura latinoamericana más clásica (García Márquez, Vargas Llosa, Benedetti, Cortázar, etc.), la que habla de Valparaíso, escrita por autores como Carlos León, Omar Saavedra, Joaquín Edwards Bello, etc. También me gustan autores modernos italianos como Italo Calvino, Luigi Pirandello y Umberto Eco, pero en general suelo leer cosas bien variadas. Por ejemplo, recién terminé de leer Última función, de Andrés Nazarala, ahora estoy leyendo un libro de John Grisham (que siempre también habla de abogados y delitos) y el libro que me espera es un guion novelizado de François Truffaut.
Si bien leer libros tan perfectos como Los hermanos Karamazov o La divina comedia pueden quitar las ganas de escribir, hay que atreverse y escribir. Creo que todos deberíamos escribir y que no existen historias malas a priori.
¿Qué libro me hubiese gustado escribir a mí? Quizá Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato. Sin embargo, también siento que detrás de ese libro hay mucha soledad del autor y no sé si me hubiera gustado vivir ese ambiente gris que retrata tan bien. En Abogado defensor hay un personaje central que está inspirado en la Alejandra de Sábato.
La gran novela porteña
No sé si es posible escribir "la" gran novela porteña. Valparaíso es una ciudad en perenne crisis y tanto las canciones, novelas y películas de Valparaíso la muestran como una ciudad con muchas contradicciones. La pobreza que nos traspasa Aldo Francia en sus películas no es distinta a la retratada en Mercado Cardonal o La gran ciudad de Omar Saavedra. Sin embargo, pese a todo, Valparaíso tiene algo que lo hace entrañable. O, como decía el Gitano Rodríguez, este puerto amarra como el hambre. Por lo mismo, creo que Valparaíso va a seguir siendo una fuente infinita de inspiración literaria, pero más que "la" gran historia épica del puerto es probable que Valpo siga siendo retratada a fragmentos. Hay historias de pobreza, de migración, de abusos, de violencia de género, de muerte y horror que se esconden por cada uno de los callejones porteños.
De alguna manera, la foto de la portada de Abogado defensor busca retratar un aspecto contradictorio de Valparaíso. Al fondo se ve una estatua de la justicia que no es ciega y de la que existen diversas teorías. En primer plano aparece un pobre perro callejero con una dignidad que le envidiarían los leones del Puente de las Cadenas de Budapest, en Hungría. De alguna forma así también es Valparaíso y los porteños. La ciudad seguirá en crisis, pero sus habitantes seguiremos orgullosos de nuestro Valparaíso.
* Silvio Cuneo Nash nació en Valparaíso en agosto de 1975. Estudió en la Scuola Italiana del puerto y luego Derecho en la UV. Se doctoró en Derecho penal en Barcelona y Trento. Ha sido profesor visitante en la City University of New York, defensor penal público y actualmente es académico en la Universidad Central de Chile. Como especialista en temas carcelarios ha impartido clases en las universidades de Ottawa, Coruña, Londres, Trento, Barcelona, Buenos Aires, Bogotá, etc.
Tiene diversas publicaciones sobre temas jurídico-penales, de política criminal y de cine, entre los que destacan: "Cine y Derecho penal" (2019 y 2010)," Cárceles y pobreza" (2018), "La cárcel moderna. Una crítica necesaria" (2017), "El encarcelamiento masivo" (2017) y "Las influencias de Cesare Zavattini en el cine chileno" (2010).
LECTURAS RECOMENDADAS
Título: Abogado defensor / Autor: Silvio Cuneo Nash / Editorial: Uqbar (Canelo) Extensión: 406 páginas / Precio: $ 12.750 en Buscalibre / Lanzamiento: Hoy, a las 18.30 horas, en la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso (Errázuriz 2121). Presentan: Silvana Donoso, ministra de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Valparaíso, y Alejandro Gómez, presidente del Colegio de Abogados de Valparaíso.