Lenta reacción a los incendios forestales
Estamos claros que no es éste un Gobierno de emergencias. Pero la marcha blanca ya debió haber terminado hace varios meses. Por último, y por Dios que ayudan poco en estas circunstancias, las declaraciones de la alcaldesa de Villa Alemana Javiera Toledo son impresentables, al vincular a las inmobiliarias con el origen de los incendios.
Cinco incendios activos simultáneos se mantenían hasta anoche en la Región de Valparaíso, liderados en magnitud por el de Pangui Rosa, en Santo Domingo, que ya supera las 2.500 hectáreas e incluso ha afectado a viviendas. En Quilpué, los siniestros de Cerro Viejo y Los Coligües, ya cobraron la vida de un brigadista y han arrasado con más de 1.300 hectáreas, un par de casas y un galpón, mientras que en Quebrada Escobares, Villa Alemana, supera las 650 hectáreas y alcanzó algunas viviendas; y en El Molino, comuna de Catemu, aunque sus daños aún son incipientes, su avance ha sido devastador.
La reacción del Gobierno no ha sido la adecuada. De hecho, la tardanza en la toma de decisiones pareciera atender solo a la afectación que los incendios de Curacaví y San Pedro tuvieron en la Región Metropolitana y el escándalo que se suscitó en los matinales de televisión por el humo sobre la ciudad y hasta en los andenes del Metro, lo que gatilló la obligada respuesta de La Moneda, que hasta ese minuto se deshacía en "evaluaciones".
Los dardos apuntan a la poca expertise de Salud y Medio Ambiente (Ximena Aguilera se vio bastante dubitativa y con Maisa Rojas en la Cop 15 de Canadá, nadie tomó la batuta) en esta clase de emergencias, con los brazos operativos del Gobierno (la ministra Carolina Tohá y su subsecretario Manuel Monsalve) en Arica y Colchane.
La tardanza, asimismo, en levantar las alertas respectivas, atender a las solicitudes de suspensión de clases o, sencillamente, sobrevolar la Región parecieran hablar no solo de inexperiencia, sino de un peligroso inmovilismo en minutos en que el liderazgo es tremendamente clave.
La política no puede confiarse en que siempre haya algún técnico que solucione los problemas, como ocurre hoy y sucedió hace algunos meses con el cierre del Paso Los Libertadores. En términos prácticos, movilizar aviones atendiendo a una solicitud técnica puede tardar hasta dos días, plazo que se acorta a menos de media hora si se hace a través del llamado telefónico de una autoridad, la misma que debe coordinar a Bomberos, municipalidades, brigadistas de Conaf, personal de la Onemi, Carabineros y hasta la Armada, por cuanto lo único que finalmente se reconoce en este país en medio de una emergencia, para bien o para mal, es la cadena de mando.
Por último, y por Dios que ayudan poco en estas circunstancias, las declaraciones de la alcaldesa de Villa Alemana, Javiera Toledo, son impresentables. Desde Iztapalapa, México, tras pasar por Grenoble, Francia, se refirió ayer a la botella con acelerantes hallada en uno de los puntos de Quebrada Escobares: "Se hace ya costumbre hacer este tipo de incendios forestales para que después se instalen las inmobiliarias y eso no lo vamos a permitir en Villa Alemana". Municipio transformador, que le llaman.