
Con un corazón en la mano y un lápiz en la otra
"La novela del corazón" (Laurel) es el nuevo libro de Roberto Castillo, profesor universitario y escritor chileno radicado en Estados Unidos. Aquí cuenta cómo es ver, tocar y oler el motor del ser humano.
En el centro del pecho late un músculo lleno de simbolismo. Toda esa carga de referentes reúne "La novela del corazón", de Roberto Castillo (1957), autor también de "Muriendo por la dulce patria mía" y "Muertes imaginarias" (2020, premio del Círculo de Críticos de Arte). Castillo también tradujo a Herman Melville y a Nathaniel Hawthorne, dos grandes autores en lengua inglesa y el 2014 compiló textos en "Antípodas" (Cuarto Propio).
Desde 1978 Castillo vive en Estados Unidos. Su centro de operaciones es Haverford, Pensilvania, donde es profesor universitario de literatura. Aquella experiencia norteamericana del autor se integra también al libro. De hecho, la novela parte protagonizada por "Chile".
Hay muchos otros escenarios. Uno fundamental es Valparaíso, pues el escritor investigó la historia de los trasplantes en Chile y eso lo obligó a escribir anclado en el puerto principal: "Valparaíso fue donde se hicieron en 1968 los primeros trasplantes de corazón en Chile, los de María Elena Peñaloza y Nelson Orellana, y por eso era el escenario natural para enraizar los elementos de la novela", comenta Castillo.
Pero el puerto es más que un escenario en la novela, Castillo le muestra amor en su escritura: "Afuera se encuentra con la noche de Valparaíso. Se pone a caminar en dirección contraria a la bahía, cerro arriba, en busca de un rincón donde dormir", anotó en su libro.
El autor explica el porqué de ese amor: "Siempre me ha parecido que Valparaíso es como el corazón en tinieblas de Chile, el verdadero. Y que en Santiago late un impostor o un corazón artificial. La belleza de Valparaíso no se encuentra en otras ciudades de Chile; en cuanto a ciudades somos un país bastante desangelado y el puerto está en otra categoría, muy superior. En Valparaíso y en su entorno se percibe la existencia de una forma alterna de habitar la historia de Chile, una forma que resiste la colonización permanente que trata de imponer Santiago".
Castillo también da páginas a fabulosas historias, como al del corazón de Diego Portales, donde uno se pregunta, como en otro de sus libros, ¿qué es verdad y qué es ficción?
"En esta novela no hay nada que no sea verdad. La pega del novelista, tal como la veo, es la de representar la verdad. Y entonces uno se encuentra con que a veces la única manera de hacerlo es por medio de los elementos y mecanismos de la ficción", responde.
A corazón abierto
"Más de veinte años" asegura haber trabajado Castillo en esta novela. En su anterior obra, "Muriendo por la dulce patria mía", abordó el mítico enfrentamiento del iquiqueño Arturo Godoy contra Joe Louis, quien junto a Mohamed Alí son los mejores boxeadores categoría pesado de la historia.
Castillo, como un novelista clásico, investiga. De hecho, en una entrevista para la Universidad de California del año 2000 ya había hablado de "La novela del corazón".
Así describe el autor, el proceso de documentación: "Me sumergí en archivos, en manuales de medicina antiguos y modernos, en museos de anatomía. Lo que más me impresionó de toda la investigación que hice en archivos y otros repositorios de conocimiento médico fueron los manuales de manejo del 'donante potencial de órganos', es decir, los protocolos para tratar el cuerpo declarado con muerte cerebral pero que continúa respirando y con el corazón latiendo a la espera de la extracción".
"Se le mantiene en normotermia (alrededor de 36 grados), con regulación de temperatura ambiente, frazadas y calefactores si es necesario, para impedir arritmias, mantener la presión, prevenir hiperglicemia, formación de coágulos, etc. Se lo mantiene reclinado en un ángulo de 30 grados. Le administran medicamentos analgésicos o sedantes, relajantes musculares", complementa.
Su investigación da cuenta de cuánto ha cambiado la tecnología médica: "Otra cosa que me impresionó, muy al principio, fue enterarme de que la ciclosporina, la sustancia que efectivamente reduce el rechazo del órgano transplantado, se empezó a usar recién en 1983. En los trasplantes de corazón que se hicieron desde 1967 a 1983 la reacción del sistema inmune se regulaba con un régimen de antibióticos y esteroides, que a veces funcionaba bien y a veces no".
Tan profundo se metió en el tema Castillo, que relata en la novela cómo es ser un espectador en primera fila de un trasplante, en algunas de las páginas inolvidables de este libro.
Acá nos cuenta cómo recuerda esa sensación de tener literalmente 'un corazón en la mano': "La sensación táctil fue distinta a la que esperaba. Cuando me lo pasaron creí que iba a sentir la suavidad que uno asocia con un pedazo de carne, pero este era un corazón vencido, pasado de su fecha de expiración, muy maltrecho, deforme en su enormidad, con un interior endurecido por la esclerosis, rígido, casi mineral en sus durezas".
"Además de esta sensación táctil, sentí el asombro, una especie de vértigo aterrorizado, de darme cuenta de que unos momentos antes, cuando se abrió el tórax, yo lo había visto latir en el pecho que lo había contenido por más de seis décadas, había presenciado los últimos de sus millones de latidos, y ahora lo tenía entre las manos como una cosa muerta. Fue escalofriante y maravilloso al mismo tiempo", remató el escritor en un fugaz paso por Chile.
Para investigar al corazón, castillo cuenta que "Me sumergí en archivos, en manuales de medicina antiguos y modernos".
Roberto Castillo vive en EE.UU., donde ejerce la docencia.
Por Cristóbal Gaete
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Castillo relata en la novela cómo es ser un espectador en primera fila de un trasplante, en algunas de las páginas de este libro.