Correo
Carpa en la Casa Italia
A propósito de la carpa - escuela instalada en la Casa Italia de Viña del Mar, se trata de una ocupación no autorizada por los dueños del inmueble; sin embargo, ellos prefieren, según sus palabras, que nuevamente sea invadida, pero por otro tipo de okupas. Está bien, a veces se debe elegir entre dos males el menor, pero queda en el aire la vulneración de derechos.
En resumen, este acto es otra toma como cualquier otra, con la diferencia que se instaló una escuela circense y no un conjunto de viviendas. Supongo que como escuela tendrá horario de funcionamiento, podrá emitir certificados o repartir becas, como también invitaciones gratuitas a autoridades.
Con esto queda claro que donde exista un terreno vacío, quizás pronto tengamos una sucursal circense con primera vista al mar y con excelente espacio para estacionar. También cabe agregar que los comerciantes ambulantes de licores y comidas, a pocos pasos instalados, podrán extender sus servicios sin más control que el dueño de la carpa.
En fin, toda la legislación respecto a la propiedad debería ser más estricta o, de lo contrario, moriremos simplemente en manos del más fuerte.
Octavio Quiroz
Festival de Viña del Mar
Me cuesta creer que a un mes y días de que comience el Festival de Viña del Mar, luego de no realizarse por un par de años, aún no se tenga la parrilla programática completa. Muy mala gestión por parte de la Comisión Organizadora, aunque no esperaría otra cosa teniendo en vista la pésima gestión municipal en la comuna. Recuerdo que antes ya estaba casi todo vendido en diciembre, años antes del octubrismo, que no trajo nada bueno.
Francisco Javier Lizana Aylwin
Acusación constitucional
Algunos dicen que la acusación constitucional contra el ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, se basa por ser "pesado". De ser así, ¿se imagina usted que a partir de ahora personas con cargos públicos de alta responsabilidad sean acusadas constitucionalmente por su personalidad? De Ripley.
Luis Enrique Soler Milla
Desigualdad
Chile siempre había ocultado su verdadero desarrollo y desigualdad bajo una "máscara" de prosperidad y buen pasar. Sin embargo, todo ha quedado al descubierto con las justas demandas de un pueblo frustrado ante falsas promesas e injusticias sociales y laborales. Ya no somos la "Suiza" ni los "jaguares de América del Sur". En todo caso, aún somos el país de las oportunidades para los que más tienen. Siempre habrá ricos y pobres, pero lo que se busca es cierto equilibrio o, mejor dicho, un intervalo social no tan grande. Que los ricos sigan siéndolo no es problema, pero se debe buscar la forma para que los pobres no sean más pobres.
Jorge Valenzuela Araya
Tren Santiago - Valparaíso
Por estos días se ha opinado mucho sobre el tren entre Valparaíso y Santiago, lo que me induce a compartir con los lectores algunos hechos que aún recuerdo. En 1962, el gobierno ordenó construir un ferrocarril rápido entre Santiago y Valparaíso, con trochas iguales a los trenes de Santiago al sur. El trazado sería por la cuesta La Dormida.
Era ingeniero jefe de la empresa de ferrocarriles del Estado don Atilio Bavestrello Tassara, quien desde un avión descubrió que por Lipangue, Región Metropolitana, el recorrido demoraría un 15% menos, aproximadamente, según sus cálculos. Como lo mejor es enemigo de lo bueno, no se hizo nada.
Don Atilio Bavestrello expresó un principio fundamental: "No deben desplazarse simultáneamente en las mismas vías, trenes viajando rápido con otros lentos, porque obligan a desvíos para ceder espacio según convenga, malogrando el resultado de ambos".
En 1995, una inversora norteamericana a la que hicimos llegar estudios completos de ingeniería, ofreció un crédito sin aval del Estado de Chile para que se construyera por Lipangue el trazado ferroviario. El Presidente de la República de la época, don Eduardo Frei Ruiz-Tagle, negó la autorización. Sostuvo que el tiempo de viaje era rápido, pero demoraría y enredaría en Santiago el desplazamiento de los eventuales pasajeros al punto terminal ferroviario, el que tomaría más del doble que el tiempo economizado en el viaje Santiago - Valparaíso en tren.
Tal vez convenga construir otra vía solo para camiones y móviles lentos en la Ruta 68, pero en cuanto al tren, es mejor dejar lo que existe sin hacerse ilusiones, porque los espacios que se tenían en Valparaíso y Santiago han sido ocupados por otras obras civiles.
Julio Eduardo Parra Bartet
Benjamín Mackenna
El patito se despidió de Benjamín el otro día. Y el patito le cantaba… "Cuando un amigo se va, se queda el alma vacía…".
Jaime Ferrer
Análisis de contenidos
Una de las tantas enseñanzas que nos dejó la pandemia y las largas cuarentenas en las que nos vimos forzados a permanecer encerrados en nuestras casas, es que la educación de los niños y jóvenes requiere de una multiplicidad de elementos que van más allá que impartir un contenido y repetirlo en una prueba.
La necesidad de socializar, compartir, opinar, debatir y dialogar es esencial para generar conocimiento. Porque ese es el objetivo del sistema educacional, generar conocimientos en los estudiantes, y esto no basta con extenuantes horas de clase, con un currículum centrado en tener un buen resultado en el Simce o PAES.
Creo necesario que los establecimientos den un paso adelante en esta materia y permitan a sus estudiantes analizar los contenidos de forma integral, no solo por cumplir con las horas exigidas por el Ministerio de Educación. Es incomprensible que a un estudiante no se le permita opinar o disentir de un contenido, o que las clases no puedan ser reemplazadas por charlas que presenten distintas perspectivas de un mismo tema. Creer que los escolares no pueden aprender así, es menospreciar sus habilidades y no fomentar su pensamiento crítico.
El pensamiento crítico y la capacidad de análisis son fundamentales para el proceso educativo, no tan solo para ser un buen estudiante, sino que también para formar buenos ciudadanos. Negarse a recibir una charla o a participar de una conferencia con académicos de nuestras universidades locales, es negarles el conocimiento a sus estudiantes y, además, negarles la posibilidad de ser mejores ciudadanos.
Juan Francisco Reyes Santibáñez Fundación para el Progreso