Franco Parisi y el iPhone de Sharp
Con un tono beligerante, lleno de frases hechas y medidas populistas, el líder del PDG dice que sacará del cargo a todos los "tipo Sharp". Múltiples son los factores que tienen a Valparaíso y a Viña del Mar en la situación que hoy exhiben. Pero, con toda seguridad, estos no se reducen exclusivamente a la presencia de Sharp y Ripamonti .
Más allá de las legítimas aspiraciones que pueda tener el excandidato presidencial Franco Parisi para instalar a un candidato del Partido de la Gente en la Municipalidad de Valparaíso (en este caso, el ingeniero comercial y publicista Juan Marcelo Valenzuela, uno de sus panelistas en el programa "Bad Boys" y ex gerente de Felices y Forrados), quizás sea el tono que ocupa y su manifiesta obsesión con el alcalde Jorge Sharp lo que parece quitar relevancia y seriedad a su apuesta.
"Son cuiquitos, revolucionarios, preocupados del último iPhone, fueron a la universidad a parapetarse en los centros de estudiantes. Cabros que no saben construir ni generar riqueza. No son más que expertos en tomas y en tomateras. Cuando se convierten en alcaldes, las ciudades se destruyen. Viña del Mar, por ejemplo, era hermosa y ahora está llena de vendedores ambulantes. Ah, y se pagan unos sueldazos inmerecidos", dice en entrevista con El Mercurio de Valparaíso el exvicedecano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile durante su paso por Chile, país que no visitaba hace casi mil días y al cual sorprendió en noviembre de 2021 con su tercer lugar en las elecciones presidenciales, imponiéndose como primera mayoría en la Región de Antofagasta.
Dueño de un complejo historial privado, que arrastra acusaciones y demandas por deudas previsionales, irregularidades electorales, denuncias de acoso y deudas por pensión de alimentos, Parisi asegura haber "estudiado" la comuna de Valparaíso, la cual podría ser "resguardada" en términos de seguridad por medio de un "acuerdo" con la Armada (desconociendo cualquier inconstitucionalidad al respecto) y reimpulsada por medio de la compra de "edificios que están derrumbándose" para convertirlos en "torres habitacionales, de negocios y oficinas" (dando por sentado que tan ingeniosa idea no se la ha ocurrido a nadie antes).
Tal como a Sharp, Parisi también critica a los "tipo Sharp", apuntando con el dedo, pero sin mencionarla, a la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, hoy a cargo de una ciudad que, según el economista, dejó de ser bella y se llenó de comercio ambulante apenas Virginia Reginato dejó su cargo, otra falacia cargada de un preocupante y simplista populismo.
Múltiples son los factores que tienen a Valparaíso y a Viña del Mar en la situación que hoy exhiben. Pero, con toda seguridad, estos no se reducen exclusivamente a la presencia de Sharp y Ripamonti en sus casas consistoriales. El esmirriado crecimiento del país, la inmigración descontrolada, las absurdas políticas centralistas de los gobiernos centrales y el paso por La Moneda de gente con intereses privados o sin ninguna preparación ni experiencia han hecho más daño a las regiones y a las ciudades que Sharp y su iPhone.