EL RINCONCITO DE LA CONSENTIDA Sharp en modo corbata
Quienes lo conocen de potrillo, cuentan que el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, con suerte se puso corbata para su examen de grado para recibirse de abogado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en el año 2015, doce años después de haberse matriculado como mechón, recién llegado del Liceo Salesiano San José de Punta Arenas.
Su estilo ciudadano, como él mismo lo bautizara desde los hoy lejanos y ignominiosos días de su abierta "traición" al Pacto La Matriz (Rocío Venegas dixit), lo llevó a ganarle la alcadía en sus narices al exjefe comunal, Jorge Castro, y al músico DJ Méndez, propiciando una renovación política que muchos interpretaron -erróneamente- como una luminosa segunda oportunidad para Valparaíso.
Contra viento y marea, Sharp resistió la tempestad e incluso acalló las bocas de miles que querían verlo caer, al arrasar en su reelección con unos 64 mil votos, casi 20 mil más de lo que obtuviera en 2016.
Luego vendría la acusación de los exconcejales por notable abandono de deberes, de la cual salió prácticamente impoluto ("Duro de matar" tituló este mismo Diario dando cuenta de las muchas vidas políticas que pareciera tener).
Entre medio, caben destacar también sus múltiples renuncias a cuanto partido ha integrado (Juventud Socialista, Izquierda Autónoma, Movimiento Autonomista) para terminar, no lo tenemos muy claro, en los colectivos Territorios en Red o Transformar Chile, que son parecidos, pero no lo mismo, apartado del oficialismo tras un par de cruces con el entonces diputado Gabriel Boric y la inolvidable performance de Las Indetectables para "ayudar" en la campaña del Apruebo al desahuciado boceto constituyente de 2021.
Pero ahora quiere demostrar que ha cambiado. Para ello participa de eventos en los cuales nunca hubiera estado antes, con Carabineros, la PDI, subsecretarios de Gobierno e incluso otros alcaldes, como la viñamarina Macarena Ripamonti, con la cual parecen tener más disidencias que coincidencias.
Precisamente, y en el contexto del debate por la seguridad, era Ripamonti quien más cercanía mostró siempre con las Fuerzas Armadas y Carabineros, incluyendo su siempre amable presencia en eventos formales como el último cambio de mando de la Primera Zona, la inauguración de la temporada de verano o los 150 años de la Aviación Naval.
Entonces, dicho está, Sharp quería y debía entrar en ese mundo para poder ser parte de la discusión país por la seguridad, mal llevada por el Gobierno, el cual incluso debió ver cómo su ministra del Interior, Carolina Tohá, terminó siendo interpelada en el Congreso.
Pero faltaba algo más que las ideas para diferenciarse definitivamente de su examigo puntarenense, alumno de The British School, y cómplice de correrías en la avenida Colón y la federación de estudiantes secundarios de esa ciudad.
Entonces fue que dio con el máximo simbolismo posible: el rechazo a la informalidad de Boric sería su propio bautizo de fuego en su enésima apuesta por masificar una fuerza política de corte social y, por qué no, ciudadano, que le permita llegar como opción ante la evidente avalancha republicana y de extrema derecha que se supone llegará para las próximas presidenciales del domingo 23 de noviembre de 2025.
Una corbata franjeada en tonos grises y negros (como pintura de Rothko) fue el gesto al que le siguió una sorpresiva columna de opinión sobre su propuesta de seguridad en el diario La Segunda.
Impecable y elegante como la yegua del tony (flawless, que dirían los gringos), se paseó sonriente al ladito del almirante Yerko Marcic, la delegada regional Sofía González, el diputado Jorge Brito y la ministra Tohá.
Ayer, en tanto, se puso a repartir por WhatsApp un link sobre Valparaíso como la comuna que menos aumentó sus delitos de mayor connotación social.
No hay dos opiniones: Jorge Esteban está de vuelta.