Las soluciones que faltan en la bahía
Un nuevo episodio de contaminación afectó a las comunidades de Quintero, Puchuncaví y Concón esta semana.
Si algo caracterizó el último episodio de contaminación ambiental ocurrido en la bahía de Quintero-Puchuncaví fue la rápida activación de los protocolos existentes. El sábado 13 de mayo y luego de ello casi diariamente, la autoridad regional puso en marcha la Gestión de Episodios Críticos (GEC), que obliga a las empresas a la aplicación de medidas especiales cuando hay problemas de ventilación atmosférica en la bahía. Luego, dispuso de todas las acciones previstas en el Plan de Prevención y Descontaminación Ambiental para Concón, Quintero y Puchuncaví, aprobado durante el gobierno de Sebastián Piñera tras los masivos casos de intoxicación ocurridos en el año 2018. El PPDA es el instrumento diseñado para reducir los episodios de este tipo, pero el martes de esta semana, luego de varios días con malas condiciones atmosféricas, cerca de 100 escolares fueron afectados por el mal olor y varios de ellos llegaron hasta centros de atención de salud debido a que presentaban algunos síntomas de intoxicación.
Como el principal sospechoso del incidente es el hidrocarburo -de allí que las 7 empresas bajo investigación usen combustibles fósiles en sus operaciones-, para efectos prácticos de este hecho da lo mismo que la cuestionada planta de fundición de Codelco Ventanas esté o no en operaciones. Su cierre a fines de este mes, advierten desde el municipio de Quintero, no alterará el panorama de estos episodios específicos, por tanto, exigen con toda justicia una intervención distinta del Estado, más profunda y eficiente, que pueda garantizar la salud de todos los habitantes de la zona. ¿Qué capacidad real tiene el Estado para enfrentar esa petición? La respuesta tendrá que venir de las autoridades del actual Gobierno, cuyo compromiso con el cuidado del medioambiente y una solución para las llamadas zonas de sacrificio se ha transformado en un eslogan más fácil de decir que de implementar. Un ejemplo es que luego de un año y dos meses de ejercicio, la acción del Ejecutivo se ha concentrado en la aplicación de los planes ya existentes, sin luces de que sus propuestas contemplen nuevas acciones de largo plazo o medidas de efecto inmediato. Es precisamente este inmovilismo el que desespera a las autoridades locales y la población, que ven con angustia cómo el problema persiste, pese a todo.