Personas con cáncer pueden preservar su fertilidad antes de someterse a tratamiento
Clínica de Reproducción Humana de la UV implementó programa pionero en América Latina para que, tras superar la enfermedad, estos pacientes recobren sus opciones de procrear.
Un enorme mural desde donde más de un centenar de niños, incluidos mellizos y trillizos, saludan con guiños y risas, tapiza uno de los pasillos de la Clínica de Reproducción Humana de la Universidad de Valparaíso. El "muro de los milagros" -como le llaman- es una tímida muestra de las miles de guaguas cuyos padres tenían problemas de fertilidad y que han venido al mundo ayudadas por este centro anclado en el corazón del Almendral.
Inaugurado en 2010 en Hontaneda esquina Orella, con financiamiento del Gobierno Regional, de la UV y Fonasa, entre otras entidades, comenzó con los tratamientos más sencillos, baratos y masivos, como la inseminación, y en su desarrollo fue incorporando procedimientos más complejos hasta llegar a los de última generación, dentro de los cuales hoy presenta su nuevo proyecto estrella, único en América Latina: la preservación de fertilidad en hombres, mujeres y niños con cáncer.
Mirada regionalista
Su director, Aníbal Scarella, obstetra y ginecólogo especialista en medicina reproductiva, refiere que la CRH-UV "surge desde una mirada regionalista, que busca reducir las brechas de acceso de los pacientes con problemas reproductivos, ya que hasta no hace mucho tiempo esta especialidad estaba circunscrita, única y exclusivamente a las poblaciones socioeconómicas acomodadas, particularmente de la capital".
Para entonces, de los ocho centros dedicados a la salud reproductiva que existían en el país, sólo dos estaban fuera de Santiago y apenas uno se orientaba en parte hacia las personas de menos recursos. "Bajo ese diagnóstico fue que iniciamos este centro, a lo que se suma el hecho de que sabemos que las patologías reproductivas van a ir en aumento".
En la partida, "trabajamos con los consultorios, con el Hospital Van Buren, con la Universidad y Fonasa como financiador, lo que nos permitió hacer tratamientos de baja complejidad, de inseminación para pacientes infértiles. Así comenzamos. Con un proyecto piloto para 40 pacientes, que se incrementó progresivamente a ocho hospitales, después a 13 y luego a los de todo Chile, hasta que Fonasa le dio financiamiento permanente a esos tratamientos. Entonces fue un hito porque desde Valparaíso se generó una política pública para todo el país".
Un largo trabajo
"Este proyecto tuvo muchos desafíos. La infraestructura con que hoy contamos tiene un costo estimado de dos o tres millones de dólares, y levantar esos recursos obviamente significó un esfuerzo importante. Fue un trabajo paulatino, progresivo, acumulativo de más de una década que nos ha permitido llegar al estándar que tenemos hoy", subraya el director de la CRH-UV.
Explica que al ser un centro sin fines de lucro, los ingresos obtenidos se reinvierten para mejorar el estándar de atención a los pacientes, "y por eso hoy día tenemos las mejores prestaciones que existen en el mundo: ecografía tridimensional, equipos de alta tecnología, estudios genético preimplantacional, fertilización in vitro, banco de espermios o donación".
Llegar a este punto es una historia de compromiso y esfuerzo de todo el equipo. En 2014 la CRH-UV instauró por ejemplo el programa de fertilización in vitro de alta complejidad, que involucró una inversión de millones de dólares, "y ahí pudimos ponernos los pantalones largos, pero para eso tuvimos que capacitar y reclutar personal, traer profesionales del extranjero para que nos apoyaran, formar médicos, matronas, biólogos, tecnólogos médicos que nos han ayudado durante el tiempo a conformar este proyecto, que hoy día nos permite ser centro de referencia de la Tercera, Cuarta y Quinta Región para el programa público".
También, remarca, reciben pacientes de Fonasa, que antes no tenían acceso a los tratamientos de fertilización existentes, "gracias al PAD, sistema de copago de Fonasa con las instituciones asociadas; y también pacientes que con modalidad libre elección pueden acceder a tratamientos mucho menos costosos, probablemente la mitad o menos de lo que cuestan en centros privados capitalinos".
De ese modo, trece años después, el centro impulsado por el doctor Scarella y la doctora Verónica Chamy desde la primera década del tercer milenio, dispone de tratamientos de inseminación intrauterina, fecundación in vitro, criopreservación de ovocitos y de semen, diagnóstico genético preimplantación -permite detectar alteraciones cromosómicas y genéticas del embrión antes de su transferencia al útero materno-, infertilidad y banco de semen, los cuales están explicados "con peras y manzanas" en la web de la clínica, www.crh.uv.cl, al igual que los tratamientos de preservación de fertilidad para enfermos de cáncer del Programa de Oncofertilidad.
Se veía tan distante
"Es un proyecto innovador y pionero en Latinoamérica, que hace converger en una red, en forma gratuita y financiado por el Gobierno Regional, a los pacientes de la Región de Valparaíso que tienen cáncer y desean preservar su fertilidad, de manera que una vez que superen este flagelo, si no pueden embarazarse, tengan la opción de recuperar el aspecto reproductivo", explica Scarella.
Él venía persiguiendo esta iniciativa desde 2011, en uno de sus entrenamientos de la especialidad en Bélgica, donde trabajó con el profesor Jacques Donnez, pionero mundial en este tratamiento que logró el nacimiento de un niño. "A mí me pareció maravilloso, porque hace diez o doce años desde Chile eso se veía tan distante".
"Pero en la medida que este centro fue creciendo en magnitud, número de profesionales y capacidad técnica, nos permitió ir haciendo este sueño realidad. Es un proyecto mucho más desafiante porque involucra mucho más actores: los oncólogos que nos derivan pacientes, las aseguradoras que nos dan la cobertura, la infraestructura, el capital humano, el espacio para poder atender", detalla.
Dice que esos factores convergieron "y eso nos permitió lograr que esta iniciativa sea financiada, desde hace dos años, por el Gobierno Regional, con una continuidad que agradecemos porque nos ha posibilitado, como política pública ahora, darle contención a estas personas que pasan por un momento de tan alta vulnerabilidad".
La criopreservación
El cáncer es una enfermedad muy frecuente. En Chile una cifra estimada entre 30 mil y 40 mil personas se ven expuestas a ella y, consecuentemente, a un tratamiento que junto con permitirles vivir, les genera un daño muchas veces irreversible sobre el sistema reproductor, afectando los espermios de los hombres y los óvulos de las mujeres, expone Scarella.
"Paradojalmente, el mismo tratamiento que cura el cáncer, puede dejar infértiles a los pacientes. Entonces, una persona que sobrevive a esa enfermedad, rehace su vida, se enamora, forma pareja, pero no puede procrear. Es como un castigo. De esa realidad surge esta iniciativa, que involucra a oncólogos de adultos e infantiles, cirujanos, pediatras y nosotros como especialistas en reproducción", complementa el experto.
Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl