Tan lejos, tan cerca: el pecado regional
Otra Cuenta Pública que nos dejó mirando con gusto amargo y pensando en por qué no podemos dar un merecido salto de calidad.
No es un gran misterio que esa curiosa calidad de estar tan lejos y, a la vez, tan cerca de Santiago ha redundado históricamente en una comprobable postergación de la Región de Valparaíso, salvo por alguna honrosa excepción durante el gobierno de Ricardo Lagos Escobar (2000-2006), desde el regreso a la democracia en 1990.
Así, nos fuimos acostumbrando a que se hablara en esas ya olvidadas Cuentas Públicas presidenciales del 21 de mayo (y también las nuevas del 1 de junio) que Valparaíso y San Antonio privilegiarían su expansión portuaria para hacer frente al nuevo terminal peruano de Chancay, que en los próximos meses se haría la ingeniería de un tren rápido a Santiago, que los embalses ya estaban casi a punto de iniciar sus obras, que el Marga Marga navegable, que los planes de seguridad integral, que el Aeropuerto de Concón (La Serena hace rato que lo tiene y sólo hace días la provincia de San Luis, en el Nuevo Cuyo argentino, inauguró vuelos directos desde Santiago), que ahora sí que habría un antes y un después en la contaminación de la bahía de Quintero, Puchuncaví y Concón, o que tendríamos nuevos planes de revitalización y empleo.
Habrá que reconocer que en el último Mensaje Presidencial del Presidente Gabriel Boric, al menos, no hubo fanfarria ni humo. Sencillamente optó por omitir cualquier alusión concreta y sólo se abocó a dar cuenta de la próxima licitación del transporte público en el Gran Valparaíso (que, de resultar, se implementará en un futuro gobierno), el cumplimiento de la instalación del centro de resolución de cirugía mayor ambulatoria de Capredena, la promesa de una casa de acogida para víctimas de violencia sexual, el anuncio de un futuro tren de El Salto a Quinta Normal con cuestionable ahorro de tiempo y la supuesta recuperación del casco histórico de Valparaíso como continuación de abortado plan de repintado municipal.
No estará de más preguntarse por qué el gobernador regional Rodrigo Mundaca y el alcalde Jorge Sharp optaron por restarse de la Cuenta Pública arguyendo imprevistos médicos. Lo cierto es que la falta de sintonía fina -algo que ya vimos en el pasado con Piñera y Jorge Castro, o Bachelet 2 y Ricardo Bravo- pareciera colaborar en el sabotaje a los intereses regionales, tales como la sequía (solo ayer bandera de lucha del propio Mundaca), la desalinización, la crisis del agro, el nunca recuperado repunte del turismo o el enervante inmovilismo de las empresas portuarias, tan buenas para anunciar nuevos pactos y tan decepcionantes a la hora de mostrar hechos concretos.