LA PELOTA NO SE MANCHA
¡18 de septiembre! Día de fiesta para todos los chilenos, mucha cerveza, choripán, empanada y vino tinto, pero poco fútbol. Se cierran las canchas, los futbolistas se van a descansar y todos los ojos se concentran en la parrilla.
Acúsenme de machista, pero hasta el día de hoy, lo que observo en la mayoría de las reuniones es que cada grupo se va por su lado, las mujeres en torno a una mesa y los hombres se juntan cerca de la parrilla. Ellas hablan de todo, a ellos, en cambio, les cuesta encontrar tema y, por lo mismo, antes de entrar en conflicto por temas políticos, lo mejor es hablar de fútbol.
Ahí aparece una fauna tan diversa como compleja, difícil de caracterizar:
El nerd: Su pareja lo abandona apenas llegan al asado para irse de cabeza rumbo a un Ramazzotti Rosato y él camina como condenado rumbo al patíbulo a una conversación donde sabe, no va a encajar. La última vez que vio fútbol fue obligado en el colegio cuando reemplazaron las clases por los partidos de Chile en Francia 98. Está asustado porque sabe que el único punto con el que puede coincidir con el dueño de casa es el fútbol y cuando le preguntan, sólo es capaz de mencionar a Zamorano y Salas, que es lo último que recuerda. El anfitrión cree que es broma y no le asigna mayor importancia, menos cuando le pide un vaso para verter su lata de cerveza.
El sabiondo: Periodista frustrado, puede retroceder hasta 50 años en resultados y no se equivoca. No habla solo de goles, sino de formaciones, estadísticas, amarillas y rojas, córneres y público. Se pasa la tarde corrigiendo las imprecisiones del resto. La única forma de soportar tanta soberbia es asumiendo que una vez que se popularice ChatGPT, su conocimiento tendrá los días contados.
El Bielsista: También es un almanaque de datos, pero lo suyo es el análisis táctico y creer que es el único en el grupo que de verdad "sabe de fútbol". Donde la mayoría ve un buen pase, él ve un tiro filtrado; el defensa que anda paveando, es un zaguero que no llega a la marca; un pelotazo del arquero al delantero es una transición acelerada. Si Bielsa se quedaba, Chile era campeón del mundo. El tipo termina siendo insufrible porque, al lado de él, todos son tontos. Un par de videos, un curso on line de fútbol y ya se cree Pep Guardiola. Por gil, es al primero que se le calienta la cerveza porque prefiere hablar a tomar.
El fundamentalista: Este es generalmente de Universidad de Chile o de Wanderers. Si fuese argentino, sería de Racing. Es tan fanático que no ve más que un solo color. Es un futbolista frustrado, se probó un par de veces en las inferiores cuando era niño, pero no quedó. Por como habla de sus jugadores, nadie entiende por qué no juegan en el Manchester City o por qué no ganan siempre la Libertadores. Su equipo nunca pierde, solo son derrotados por culpa de los árbitros y alambicadas teorías del complot. No se puede dialogar con él porque es monocromático.
El Moutista-Guarrellista: A éste le gustaba el fútbol, pero el de antes. Ese de la revista Estadio, el Santos de Pelé, la Hungría de Puskás, la Naranja Mecánica de Cruijff, el Independiente de Bochini, etc. Vive pensando que todo pasado fue mejor y que el fútbol actual es una mafia. Ahora prefiere leer de fútbol que ver partidos. Ya no hay amor por la camiseta, solo importan las lucas, las apuestas y las redes sociales. Al igual que Galeano, van por las canchas pidiendo una jugada de lujo, por favor. Sufre porque ya nadie toma vaina ni malta con huevo.
El garrero encubierto: Es un arribista. Dice que no le gusta el fútbol para tirar más facha. Pero ve escondido los partidos del Colo Colo y, en el fondo, sueña con tatuarse la Copa Libertadores en la pantorrilla. En el grupo se hace el loco, pregunta por cómo terminó Lando Norris en la Fórmula 1 de Singapur; los nuevos desafíos de Mito Pereira y el papel más que digno de Chile en el mundial de Rugby. La novia mira de reojo que no le cambien la Corona con una rodaja de limón en la botella por una Báltica de litro, porque ahí se transforma en un miembro de la Garra Blanca y se pierden años de domesticación.
El europeo: No ve fútbol chileno. Antes era del Barcelona y ahora es del City. Los futbolistas chilenos son flojos y flaites y por eso la selección es mala. Qué decir de los periodistas nacionales, no saben nada y la mayoría está comprado. El único que le gustaba era Bonvallet y pide un brindis por el gurú que falleció tristemente en esta fecha.
Me faltan muchos y no sé si se identifica con uno o es una mezcla de algunos, pero ya ubicó a un par de amigos. Da lo mismo y disfrute el asado y si es posible, hágame un favor: encienda el fuego de la parrilla con este diario, sería el mejor sacrificio que puedo hacer por mi patria en esta fecha.