Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos?
El Gobierno ya no nos va a socorrer. La DPR no dio el ancho, el GORE no tiene ni plata, los privados desconfían y al Congreso no le importamos.
Más de alguna vez hemos insistido en este espacio respecto de la imperiosa necesidad de que los numerosos centros de estudios, llámense universidades, institutos profesionales o centros de formación técnica, se hagan cargo de la realidad regional y urgencias locales más allá de sus respectivos departamentos de vinculación con el medio. Mucho paper, mucha cita académica en formato APA, acreditaciones más largas que nunca, pero bastante poco legado regional y comunitario.
Por estos días y en el actual contexto, la política sencillamente no da con el tono adecuado en ámbitos tan evidentes y puntuales como la discusión por la edificación en territorio dunar, la triste negociación del presupuesto regional con el Gobierno central (al gobernador Rodrigo Mundaca le cortaron hasta los fondos para Agorechi, que presidirá en 2024), el colapso sanitario en cuanto a personal e infraestructura en los hospitales públicos de la Región (con los servicios de salud convertidos en botines políticos de partidos específicos), o el golpeado mercado laboral que en la última entrega del Instituto Nacional de Estadísticas arrojó una tasa de desempleo del 9,4% para el último trimestre móvil junio-agosto, 4 puntos sobre la media nacional, con la desocupación femenina bordeando los dos dígitos y un 30% de informalidad laboral.
¿Qué hacer? ¿Qué esperar? ¿Cómo actuar? ¿Pretender que estamos felices con los posteos de Instagram del ministro de Energía trotando hasta La Moneda o de la vocera Camila Vallejo yéndose en metro a la casa en el #DíaSinAuto? ¿Esperar que el ministro de Transportes corrija la tercermundista locomoción colectiva del Gran Valparaíso como prometió, si hace sólo dos días nos enteramos que el segundo o tercer seremi del ramo solo estaba haciendo hora para irse de candidato a alcalde por Los Andes?
¿Dónde está la salida? Claramente, no en La Moneda ni en la Delegación Presidencial Regional, sino en los centros de estudio, los cuales están llamados, al menos en esta Región, a asumir la responsabilidad que hoy los convoca. ¿Cómo puede ser posible que la UTFSM, casa de excelencia que alberga las mentes ingenieriles más brillantes del país, conviva a sus pies con esa carretera hacia la decadencia que es la Avenida España, llena de hoyos, tacos y curvas mal resueltas? ¿Por qué la gloriosa camada de arquitectos locales (muchos de la PUCV) terminó colgando la toalla después de la "mexicana" municipal que les hicieron y permitió el desatado avance de la obsolescencia urbana en la ciudad? ¿Cuál es el rol ciudadano de la UV más allá de la política? ¿Qué va a pasar con Neurociencia? ¿Qué hay de la UPLA y las privadas? ¿Duoc, Inacap? ¿Por qué no toman la batuta? Existen 175 mil estudiantes en la zona (13.625 en CFT; 32.910 en IP; y 78.902 en universidades). ¿Cómo no va a haber un solo joven ávido de generar un cambio? ¿O acaso están esperando que el ministro Cataldo les dé permiso? Tampoco pedimos tanto. Con un teleférico, una micro que pase, o un peralte bien hecho nos conformamos.