Largo camino a la reconstrucción
No basta con enfocarse en la recuperación de las pérdidas materiales, pero tampoco en discursos construidos sobre palabras de alivio. Un plan de reconstrucción es una construcción compleja de necesidades y expectativas, que deben resolverse con eficiencia, sensatez técnica y política".
"La reconstrucción termina cuando una persona deja de agradecer y empieza a ser agradecida". Escuché esta frase de un pequeño empresario japonés, que instaló en Sendai una fábrica de alimentos para emergencias elaborados por sobrevivientes del terremoto y tsunami del año 2011. Su "plan de negocio" tenía como base el proceso de recuperación personal de las víctimas de un desastre pasado, para ayudar a víctimas de desastres futuros.
No es automático entender el sentido profundo de este mensaje que viene desde el mundo oriental para alguien que, desde el mundo occidental, comprendía hasta ese momento que la reconstrucción post desastre alcanzaba sus metas en base a "cantidades de cosas": números de viviendas, kilómetros de caminos, años calendario o montos de inversión.
Finalmente, la reconstrucción es un proceso de recuperación personal -individual- que se va sumando -uno a uno- a otros procesos personales para constituir -finalmente- una comunidad reconstruida. Esto que puede parecer muy sencillo esconde el sentido más profundo de un proceso de reconstrucción post desastre: uno que no persigue metas facilistas o de corto plazo, sino que a través de un largo camino espera recomponer todo lo que se rompe con el desastre, no solo viviendas y caminos, sino también lazos, modos de vida y comunidades.
Luego de un desastre de grandes proporciones y pérdidas como lo ha sido el reciente incendio de la Región de Valparaíso, vuelven las preguntas de siempre: ¿Cuándo empieza la reconstrucción? ¿Cuándo termina la reconstrucción?
Lo cierto es que no basta con enfocarse solamente en la recuperación de las pérdidas materiales, pero tampoco solamente en la entrega de discursos construidos sobre palabras de alivio. Un plan de reconstrucción es una construcción compleja de necesidades y expectativas, que deben resolverse con eficiencia, sensatez técnica y política. Debe, además, aspirar a ser una instancia que entienda la problemática a resolver en su integralidad, sin dejar de lado o eludir ningún aspecto: la restauración medioambiental, la recuperación de la economía local, la atención de la salud psicosocial y el fortalecimiento de la capacidad comunitaria para enfrentar futuros desastres son aspectos que deben formar parte de un plan de reconstrucción con una impronta profunda y alejada de miradas cortoplacistas, que solamente se fijan metas con la reconstrucción de viviendas y carreteras, como único objetivo.
En el fragor de la contienda post incendio hemos podido presenciar una pugna que enfrenta miradas y posiciones respecto de cómo reconstruir lo perdido: algunas basadas en el apuro de instalar un punto político, y otras subsumidas en la confusión que paraliza desde la inexperiencia. Tristemente, hasta ahora no se ha escuchado una voz sensata que comunique a los afectados cual va a ser el camino y cuánto va a durar su recorrido.
La reconstrucción post desastre debe aspirar a una visión de Estado, más allá del gobierno de turno, asegurando plazos, metas sensatas y realistas, con mecanismos de rendición de cuenta transparentes, aprovechando la experiencia y capacidad instalada en Chile a lo largo de su historia de desastres (con sus aciertos y errores). Se debe innovar en estructuras de gestión modernas y probadas internacionalmente, adaptadas a una realidad chilena muy compleja donde se superponen año a año procesos de reconstrucción de desastres pasados sin resolver.
Sin duda hay que cambiar la mirada y las maneras de operar para, algún día, lograr darle certezas a los afectados sobre cuándo empezará y cuándo terminará la reconstrucción. Mientras tanto, cada uno de los sobrevivientes del incendio ya está iniciando, por sus propios medios, su proceso de reconstrucción personal; y en ese devenir van encontrándose con otros para avanzar juntos y acompañarse en este largo camino que se viene por delante. 2
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