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Humor en la Quinta: ¿reírse de todo?

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Si Bocelli fue disruptivo con su música, "Lucho" Miranda hizo lo propio con su rutina. Utilizó a su favor su discapacidad sin apelar a la lástima y siendo capaz de reírse de sí mismo y su condición. El público disfrutó sin complejos".

A pesar de los varios intentos para que el Festival de Viña del Mar no se hiciera, en especial, de parte de una izquierda que pareciera ver con amargura que las personas disfruten de este espectáculo, éste se hizo y con muy buenos resultados.

La realidad indica que sigue siendo uno de los eventos más esperados y comentados del año. Dentro de los méritos que se le pueden reconocer a la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, es haber mantenido el evento y haber logrado darle un cariz solidario.

Nada podrá mitigar el dolor de las personas que perdieron a familiares, sus casas y mascotas, pero tampoco habría ayudado haber suspendido un acontecimiento que ya se ha transformado en una marca registrada de la ciudad en todo el país y Latinoamérica.

Quizás lo más novedoso y destacado de este año, además de ese tinte solidario, fue la presentación de Andrea Bocelli. El cantante italiano demostró que una buena melodía no solo puede calmar al "monstruo", sino que además conmoverlo.

Junto con Bocelli, otro aspecto que llamó la atención de esta edición fue el humor. Si Bocelli fue disruptivo con su música, "Lucho" Miranda hizo lo propio con su rutina. Miranda utilizó a su favor su discapacidad sin apelar a la lástima y siendo capaz de reírse de sí mismo y su condición. Miranda abrió una puerta que hace años parecía completamente sellada y el público disfrutó sin complejos.

En la vereda contraria está Javiera Contador. Mientras los damnificados de los incendios siguen buscando una solución antes de que comiencen las lluvias, Contador recomendaba no viajar a Disney con niños. Un burdo remake de su antigua rutina, mal hilada y menos divertida. Sus compañeros de televisión, cual Deus ex machina, lograron salvar un espectáculo tan pobre como desubicado.

Del resto de las rutinas, habría que decir que lo más llamativo, en comparación con las ediciones anteriores y, por sobre todo, antes del 18 de octubre del 2019, fue la casi total ausencia de los chistes políticos.

Luis Slimming, a mi juicio el mejor de los humoristas de esta edición, tuvo una señal de alerta días antes cuando quiso hacerse el chistoso en el funeral del ex presidente Sebastián Piñera, y, sin saber que ellos habían asistido, preguntó en su cuenta de Twitter si los mineros habían ido al velorio. Las reacciones no se hicieron esperar y "Don Comedia" terminó cerrando su cuenta frente a una horda rabiosa.

Después de esa experiencia, los humoristas sabían que hacer chistes políticos era jugar con fuego. Sergio Freire intentó probar al público hablando del presidente Gabriel Boric, pero no quiso ir más allá, al igual que el resto de sus compañeros.

Sin hacer un juicio político, salvo Checho Irane, cuya condición de humorista puede ser cuestionada por algunos, lo cierto es que pareciera no existir humoristas identificados con la derecha en Chile. En esta línea, su discurso contra la élite económica y la clase política resultó un éxito asegurado durante los últimos años. Sin embargo, el revés de la Nueva Constitución y la mirada crítica que surge hoy sobre el 18 de octubre y sus derivados parecieran haber forzado a los humoristas a buscar nuevas fuentes para hacer reír.

Los temas que hoy preocupan a la gente son múltiples y graves: la expansión de la delincuencia, el crimen organizado, secuestros, la inflación, falta de vivienda, bajos sueldos, desempleos, etc. Si durante los últimos años el humor fue una forma de enfrentar al poder, lo que vimos en la Quinta fue más bien de evasión. Una señal de alerta. Los problemas del Chile del 2024 parecieran ser demasiado graves como para festinar con ellos. 2

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¿Feliz Día?

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La Fundación ChileMujeres entregó en enero un estudio donde se muestra que menos del 40% de los puestos en empresas en Chile es ocupado por mujeres, porcentaje que no llega ni al 20% cuando se analizan los integrantes de las altas gerencias y directorios".

Esta semana se conmemoró un nuevo aniversario del Día de la Mujer. Pero, pese a los avances que innegablemente ha habido hacia una sociedad más igualitaria en términos de género, todavía como país ni siquiera hemos llegado a un consenso respecto de lo que significa esta jornada.

Seguimos en una dualidad en el que muchos igualan el 8M con el Día de la Madre, del Padre o cualquier otra festividad comercial. Desde temprano comienzan los saludos, las flores, los chocolates y no falta el que argumenta sobre la injusticia de que se "celebre" a las mujeres y no a los hombres.

Por otro carril corren quienes intentan en vano explicar por qué no corresponden los saludos ni regalos, sino la reflexión y la toma de conciencia. Al tratar de ilustrar al interlocutor o interlocutora (sí, también sucede entre las mujeres) más de alguna "pedagoga" habrá escuchado "ah, ya te convertiste en feminazi", lo que frustra cualquier intento educativo.

Pocos saben que esta jornada tiene que ver con recordar a más de un centenar de mujeres que murieron a comienzos del siglo XX, un 8 de marzo, tras una protesta en una fábrica de Estados Unidos, producto de la brutalidad con la que se les reprimió por exigir derechos laborales. La mayor parte de esas operarias falleció luego de que se generara un incendio y no pudieran escapar, pues las puertas habían sido cerradas por fuera.

La rememoración de aquello debiera ser razón suficiente para evitar las flores y chocolates. Pero el avance en la concientización de la igualdad de género ha sido lento en todo el mundo, y también en Chile, donde todavía no solo persiste el debate popular, sino incluso desde sectores supuestamente más "pensantes". Ejemplo de aquello es la invitación al conversatorio "¿Cómo sacar a tu hija del feminismo?", que se viralizó en estos días y en el que participarán Vanessa Kaiser, PhD en Filosofía y Ciencia Política, y hermana del precandidato presidencial de ultraderecha, Johannes Kaiser; la brasileña Sara Huff, activista provida, y el "influencer" argentino Emmanuel Danann, quien ha sido tildado de misógino, antiderechos y negacionista, según recordó El Mostrador.

Pero pese a que a veces da la sensación de que se avanza un paso y se retroceden dos, desde el mayo feminista de 2018, el movimiento en Chile ha tenido una convocatoria creciente para conmemorar este día y mantener la igualdad de género en agenda. Las jóvenes, no tan jóvenes e incluso niñas han internalizado la importancia de marchar, entre otros motivos, para no permitir que la lucha desaparezca.

Aquello ha colaborado en progresos concretos ocurridos en la última década, pero todavía falta mucho trabajo al respecto. Por considerar algunos datos, la Fundación ChileMujeres entregó en enero un estudio donde se muestra que menos del 40% de los puestos en empresas en Chile es ocupado por mujeres, porcentaje que no llega ni al 20% cuando se analizan los integrantes de las altas gerencias y directorios.

Lo anterior se refleja también en el aumento de las jefaturas de hogar femeninas, que hacia 1990 representaban al 20,2% de los hogares del país, duplicándose hasta el 42,4% en 2017. Eso ha incidido también en los cambios de la pobreza asociada al género: según un estudio de la subsecretaría de Evaluación Social, en 2017, las familias lideradas por mujeres tenían una mayor tasa de pobreza por ingresos (9,2%), respecto de sus pares masculinos (6,4%). Lo mismo sucedía respecto de la pobreza extrema por ingresos (2,7% versus 1,8%).

Lamentablemente, la dualidad contradictoria entre quienes mantienen vigente el trabajo por la igualdad y los que todavía creen que el 8M es una celebración comercial, que amerita pasar la jornada deseando un "feliz día" urbi et orbe, continúa siendo una realidad vigente y lucrativa, que nada tiene que ver con la necesidad de que independiente de la identidad de género, las chilenas y chilenos nos reconozcamos como equivalentes, ganemos según nuestro trabajo, y seamos evaluados de acuerdo a méritos, no por lo que tenemos entre medio de las piernas. 2

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