Bloqueo progresivo de las señales de celular en las cárceles, mayor control a la tenencia, porte y uso de armas, y un programa especial para reducir el tráfico de drogas son tres de las medidas anunciadas por el Gobierno como respuesta al violento fin de semana que vivió la región, con cuatro homicidios en menos de 48 horas. Cada una de estas acciones se complementarán con las ya desplegadas, como el plan Calles sin Violencia y el Consejo de Crimen Organizado, así como su revisión quedará a cargo del recién creado Gabinete Pro Seguridad, cuya primera reunión realizada el martes contó con la presencia del subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, quien le otorgó peso específico a los anuncios del Gobierno. La rapidez que hubo en el reforzamiento de las medidas ya en curso es una señal clara de la importancia que le da el Ejecutivo a la agenda de seguridad pública, aunque la evaluación final de si somos testigos de una reacción a tiempo o tardía sólo quedará en evidencia en las estadísticas de delitos que vengan a futuro.

En este ámbito, el de las cifras, existen indicadores que ya no están disponibles y que eran muy útiles para la ciudadanía. Se trata de las estadísticas policiales que semana a semana actualizaba cada prefectura del país, con un detalle que llegaba al nivel de las comisarías. Separada según la gravedad de los delitos, esta información era entregada a las juntas de vecinos cuando se reunían con los jefes locales de Carabineros y luego podía ser revisada por cada ciudadano interesado en la evolución de los delitos en su barrio. El registro actual, que de forma centralizada lleva la Subsecretaría de Prevención del Delito, no es ni tan actualizada ni tan específica en su detalle territorial, lo que representa una pérdida del accountability que podrían realizar vecinos y dirigentes. La transparencia respecto de las medidas adoptadas y sus efectos reales es clave para enfrentar de forma decidida tanto la ola delictual como la sensación de temor que afectan a la Región y el país.

Doctora Cordero, usted ha dicho recientemente que los esquizofrénicos no se suicidan, sino que lo hacen sus padres porque no los aguantan. Sé que usted emite este tipo de juicios resguardada o avalada por su supuesta experiencia profesional. De hecho, su frase viene a atacar la de otra profesional que sostenía la vital importancia de mantener/financiar en el tiempo el tratamiento farmacológico de un paciente esquizofrénico. También sé que muchos opinan que usted dice "la verdad" y que, aunque sea duro, se atreve a decirlo. Pero si escribo estas líneas es para reflexionar sobre esas verdades que muy sueltos de cuerpo algunos de nuestros supuestos profesionales se permiten emitir.

Sus declaraciones no sólo no son ciertas, sino que además vienen a poner en evidencia el modo retrógrado en que seguimos enfrentando las diferencias (de cualquier tipo) en nuestro país. Usted sabe perfectamente la importancia de mantener estable a un paciente con tratamiento psiquiátrico y lo que puede suceder si esto no ocurre. No creo que usted maneje estadísticas confiables y que pueda citar sus fuentes en relación a tasas de suicidio de padres de esquizofrénicos. Lo que sí es evidente es que padres de personas con enfermedades complejas se ven sometidos durante toda su vida a una enorme carga de angustia y de incomprensión que los agota y los cansa. Sí, en eso usted tiene razón, los padres se cansan, se agotan, hay momentos en que no saben cómo seguir adelante y no "aguantan" más la situación. Pero…¿sabe usted por qué no aguantan? Por personas como usted que en vez de comportarse como profesionales del área de la salud muestran conductas retrógradas y añejas.

Porque un sistema de salud moderno y avanzado sabe que no sólo debe prestar atención al paciente en solitario, sino que brindar un marco de ayuda y apoyo a la familia y a los cuidadores del paciente. Y su ironía sobre el supuesto suicidio de padres de personas esquizofrénicas pone en evidencia las falencias de nuestra sociedad en pleno. Los padres de personas aquejadas de enfermedades psiquiátricas u otro tipo de trastornos están solos, están cansados y llenos de angustias. ¿Cómo financiar los medicamentos? ¿Cómo insertar a sus hijos en actividades sociales y laborales? ¿Quién lo/la cuidará una vez que yo ya no esté en este mundo? Entre paréntesis, mis felicitaciones para el centro Bresky en Viña del Mar.

Los padres de personas esquizofrénicas que se las juegan por ellos merecen todo nuestro respeto, son valientes como nadie en esta sociedad llena de prejuicios y falta de espacios para integrar al diferente. Los padres de personas esquizofrénicas (recalco aquí lo de "personas", porque sí, doctora Cordero, son personas, muy especiales por lo demás) no se suicidan como usted piensa, dan día a día una batalla silenciosa y cojonuda por hacer de esta sociedad una sociedad más justa e inclusiva. Se cansan, sí, claro que se cansan, pero no de aguantar a sus hijos, sino de aguantar a personas como usted. Habrá que seguir educando, sensibilizando y regulando en Chile sobre las diferencias de todo tipo.