La negociación de los partidos oficialistas (Comunes, Convergencia Social, FRVS, Acción Humanista, Partido Comunista, Liberales, PPD, Radicales, Socialistas y Revolución Democrática) y la Democracia Cristiana, agrupados en el pacto Contigo Chile Mejor en torno a las candidaturas municipales y de gobernador regional, terminó el miércoles con conclusiones muy claras en la Región de Valparaíso. Primero, que habrá primarias para Valparaíso con seis nombres (Nieto, Valdivia, Kúleba, De la Maza, Requena y Tobar), cuyo ganador del próximo 9 de junio llegará a la papeleta final del 27 de octubre, en claro desafío al alcalde Jorge Sharp, personero que aún no ha confirmado oficialmente que irá a la reelección, y las cartas de la derecha comandadas por el independiente con apoyo de Republicanos, Rafael González Camus. También las habrá en Puchuncaví, Cartagena y Nogales. Con esto, la Falange despeja dos candidaturas únicas: Katherine Salosny en Algarrobo y Natalia Carrasco en El Quisco.

Por el contrario, se optó por blindar a Macarena Ripamonti, en Viña del Mar; a Valeria Melipillán, en Quilpué; Freddy Ramírez, en Concón; y Carmen Castillo, en San Felipe.

Chile Vamos (UDI, Renovación Nacional y Evópoli), en tanto, realizará primarias en Concón, Limache y Quilpué, con la amarga experiencia en la primera comuna mencionada del impresentable espectáculo dado en las últimas municipales tras el triunfo del PRI Jorge Valdovinos, quien no fue apoyado ni validado por los partidos derrotados.

Tampoco habrá primarias para la Gobernación, algo que parece abrir el apetito de alternativas de centroizquierda distintas a Rodrigo Mundaca (el PS Mauricio Viñambres, la PC Carolina Fernández), como también de Republicanos, que ya amenaza con llegar hasta el final fuera de pacto en Viña del Mar y Valparaíso, con Antonella Pecchenino y Rafael González, respectivamente; mismo partido que consiguió deslizar nombres cercanos a sus filas en las primarias de Concón y Quilpué (Pablo Rojas, Gabriela Orfali; y Mónica Neira).

Las primarias, por lo general, siempre serán una buena noticia. Es de esperar que esta vez no sea la excepción que rompe la regla.

El Informe de Política Monetaria (IPoM) entregado recientemente por el Banco Central de Chile, nos trajo noticias positivas, como la elevación del rango de expansión para el Producto Interno Bruto (PIB) de este año entre un rango de 2,0%-3,0%, si bien ajustó a la baja el crecimiento del producto para el 2025; lo cual nos recuerda las estimaciones del PIB tendencial entregadas a fines del 2023 y sus dificultades para expandirse a una tasa superior al 2% anual para los próximos años. Desde mi óptica, el IPoM es probablemente el documento macroeconómico más completo que se publica en Chile y tiene la ventaja que está siendo permanente revisado y actualizado.

Para esta ocasión, sólo me referiré a un tópico relevante de este IPoM, a la formación bruta de capital fijo, FBCF. La FBCF es una de las variables más relevantes y centrales de la macroeconomía, pues es un indicador de la inversión que sostiene el crecimiento de un país en el largo plazo. En el IPoM en comento las proyecciones del Banco Central para el presente año nos anticipan una caída del -2,0%, que ya venía de una variación negativa el 2023 de un -1,1%. En el evento de cumplirse esta caída de la FBCF para el 2024, los montos de inversión estimados serían sólo de un 5,0% superior al observado en el año 2013.

Es relevante recordar que entre los años 1996 y 2013, la FBCF tuvo una tasa de crecimiento promedio anual de 7,56%, que nos transformó en un ejemplo de economía emergente a nivel global. Como contrapunto, entre los años 2014 y 2023 la FBCF registró sólo un crecimiento promedio anual de 0,93%.

Desde nuestra mirada regional, nos preocupa que los catastros de la inversión proyectada, pública y privada, elaborados por la Corporación de Bienes de Capital (CBC), al cierre del cuarto trimestre del 2023 registran para nuestra Región de Valparaíso inversiones proyectadas para los próximos años de sólo el 3,9% del total nacional, es decir, menos de la mitad de la participación que nuestra economía regional tiene a nivel nacional.

En consecuencia, la inversión, pública y privada es una de las principales determinantes del crecimiento económico y, sin duda, una de las variables que la antecede. Una estrategia nacional o regional de desarrollo pasa por una decisión estratégica de aumentar sustantiva y sostenidamente los niveles de inversión, ya sea nacional y/o extranjera, y asegurar eficiente y eficazmente su localización y materialización en los territorios.