El debate sobre la pena de muerte
El gobernador Mundaca hizo un flaco favor al Gobierno al plantear un tema espinudo para su propio sector político. Esta proposición pone al jefe regional en la complicada postura de tener que justificarse, en momentos que busca acuerdos o, simplemente, retroceder.
El mismo día que la delegada presidencial Sofía González celebraba la reducción que experimentaron las cifras de algunos delitos en la Regón, el gobernador Rodrigo Mundaca aplicó un mazazo al proceso de aggiornamento que ha experimentado la centroizquierda en la forma de enfrentar el problema de la seguridad pública y en entrevista con el periodista Ignacio Franzani, de Súbela Radio, propuso reponer el debate sobre la pena de muerte en el país. "Hay discusiones que están pendientes y que nadie quiere instalar, por ejemplo, la discusión en torno a la pena de muerte", dijo Mundaca, quien reiteró la idea dos o tres veces más durante el mismo programa.
Desde su promulgación en 1875 hasta 1985, cuando fueron fusilados Carlos Topp Collins y Jorge Sagredo Pizarro, conocidos como los "psicópatas de Viña del Mar", un total de 58 personas recibieron la pena máxima establecida en el Código Penal chileno. La idea de revocarla vino del senador por Valparaíso Juan Hamilton, quien ingresó en 2001 el primer proyecto que derogaba la pena de muerte para algunos delitos.
Con su propuesta, Mundaca queda alineado cerca del algunos parlamentarios de derecha -Camila Flores ya expuso su total acuerdo con el gobernador- y en las antípodas de su propio sector, ya suficientemente atribulado con las concesiones que ha tenido que hacer en el tema de la seguridad pública para embarcarse en una discusión interna sobre la pena de muerte. Esta contradicción pone al jefe regional en la complicada postura de tener que justificarse en momentos que busca cerrar alianzas con los partidos del oficialismo para las elecciones de octubre o, simplemente, retroceder. En cualquier escenario, el gobernador abrió una puerta que le abre un flanco a su izquierda, complica al Gobierno justo cuando comienza a ver mejores cifras en el combate contra la delincuencia y le entrega en bandeja a una parte de la derecha un argumento para reponer una idea que siempre le permite llevar agua a su molino.