Las complejidades que ha tenido la rebaja de una hora laboral para cumplir con la ley
El viernes comenzó a regir la gradualidad, pero el dictamen publicado poco antes provocó confusiones, tensiones e incertidumbres el empresariado. Habrá un minisitio para consultas.
En abril del año pasado, el Gobierno celebraba en grande la promulgación de la Ley de 40 horas, que permitiría rebajar la jornada laboral. Un anhelo que se arrastraba de 2018 cuando las entonces diputadas Karol Cariola -actual presidenta de la Cámara-, y Camila Vallejo -ministra Vocera- presentaron la moción.
La aplicación de la ley comenzó el pasado viernes con la rebaja gradual de una hora, seguirá con dos en 2026 y las restantes dos para 2028. Hasta ahí todo bien, pero un reglamento emanado el 18 de abril tensionó el ambiente.
"Es un tema en el centro del debate, porque los recientes cambios inesperados y fuera de sus facultades de interpretación que hizo la Dirección del Trabajo, ponen en jaque muchos puntos de la organización de las empresas. Porque un cambio dentro de la jornada obviamente significa cambios en la productividad de la empresa, entonces, lo que siempre se dijo fue que se hiciera tratando de que afectara lo menos posible la productividad, donde se busca llegar a las 40 horas en un período de 5 años y durante el primer año se entiende que el empleador, mientras se está adecuando, puede hacerlo por minutos", sostiene José Pakomio, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC).
El inicio del problema
Luego que la CUT denunciase que había empresas que querían extender el horario de colación en 12 minutos o fraccionar la jornada para entrar 5 minutos después y salir 7 minutos antes, la Dirección del Trabajo (DT) "emitió el dictamen 235/08, en el que establece que la primera opción es el acuerdo entre las partes, pero entendiendo que la jornada de trabajo es en horas completas y no en minutos o segundos", sostiene el seremi de la cartera, Miguel Toledo.
"Para el caso de la jornada laboral que se encuentra distribuida en cinco días, se disminuye una hora en cualquiera de los días de la semana, y en el caso de jornadas de seis días, es decir, de lunes a sábado, se disminuye 50 minutos en un día determinado y los otros 10 en otro día de la semana", explica, mientras que el Ministerio, a través de sus redes sociales, ha dicho que la reducción horaria puede ser al inicio o al final de la jornada.
Para el diputado Héctor Ulloa (Indp. - PPD), quien es miembro de la Comisión de Trabajo de la Cámara, el dictamen es bastante claro: "Hay amplia libertad para reducir la jornada, siempre que exista acuerdo entre las partes y sólo cuando no existe ese acuerdo entre empleador y trabajador, o empleador y sindicato, allí el dictamen dice 'el empleador deberá'. Es decir, le impone la obligación y además la facultad de determinar qué día de la semana va a reducir en una hora".
Desde su perspectiva, entonces, se puede reducir por minutos diarios o lo que establece el dictamen. "Hay que decir que los 12 minutos no se sienten, pero hay personas o trabajadores que, a lo mejor, les pueden convenir. Es difícil meterse en la voluntad o en la mente del otro. Me han llamado algunas personas diciéndome que a 'mí me sirve estos 12 minutos diario'; otros me han dicho 'no, a mí me gustaría una hora', pues hay amplia libertad para eso. Ojalá se llegue a acuerdo, y si no hay acuerdo, por lo menos ya tenemos una regla clara en el dictamen", dice.
"Yo pedí un dictamen la semana pasada junto con Karol Cariola, la autora de la ley, respecto a que quede claro el tema de la colación", agrega. "Mi criterio es que no se puede aumentar la jornada de colación, aunque sea con acuerdo del trabajador, porque lo importante es el tiempo de permanencia en la empresa. Si el tiempo de permanencia sigue siendo el mismo, se vulnera la ley", asegura.
Ante el Senado
Por otra parte, Pakomio considera que "los cambios a último minuto de parte de la DT han provocado no sólo incertidumbre, sino que una complejidad adicional en las empresas, que ya llevaban un año realizando las adecuaciones necesarias, listos para la entrada en vigencia de la ley y, a último minuto, se cambia no sólo el criterio, sino que se agregan requisitos adicionales que no estaban".
Esto porque "el artículo transitorio dice que las partes deberán hacerlo de común acuerdo, con la idea siempre de tratar de organizarse dentro de cada empresa. Para eso el empleador debe llegar a acuerdo con los trabajadores o con el sindicato, pero si no hay acuerdo, la norma mandata al empleador efectuar la adecuación de la jornada reduciendo su término en forma proporcional, y agrega que será dividido entre los distintos días de trabajo, considerando para ello la distribución semanal de la jornada. Nunca se señala que debe ser una hora en un solo día, sino que siempre habla de proporción y de distintos días de la semana", manifiesta.
Un cuestionamiento que llegó hasta el Senado, donde la Comisión de Trabajo citó a la ministra Jeannette Jara y al director del Trabajo, Pablo Zenteno, para explicar el dictamen.
En la reunión del pasado miércoles, el presidente de la instancia, el senador Rodrigo Galilea (RN), sostuvo que "el texto que se aprobó en la ley, respecto a este punto en particular, es absolutamente claro. Y, la verdad de las cosas, no admite mayor interpretación"; especificando que "a uno le podrán molestar o no molestar los 12 minutos de reducción diaria. Y cada uno tiene todo el derecho de hacerlo (…) pero es la regla de proporcionalidad establecida en el proyecto".
"La Dirección del Trabajo podrá interpretar que la letra A era mayúscula o minúscula, pero en ningún caso puede decir que la letra A en realidad quería decir letra B, porque ahí entramos ya no a interpretaciones, sino a arbitrariedades de parte de la autoridad administrativa, y lo único que logramos con eso es hacer controvertido un tema que nadie quiso que fuera controvertido", afirmó el senador.
"A nuestro entender hubo una apreciación más forzada por parte de algunos empleadores (…) Por tanto, cuando se emite el dictamen, se hace porque se detectan denuncias", explicó, por su parte, la ministra Jara, mencionando prácticas como las ya mencionadas de los horarios de colación.
"No es lo que se conversó en ningún momento, ni el tenor literal del artículo tercero (…) A nuestro entender, lo que se hizo fue excepcionalmente una interpretación forzada de la reducción de la jornada laboral", acotó. De allí que saliera el dictamen para aclarar estos puntos.
Toda esta confusión se podría haber ahorrado si se hubiese legislado a favor de un Observatorio. "Había dos cosas que eran importantes en la reducción horaria en otros países que la habían implementado: primero, una estabilidad económica que ayudara a eso y con una producción importante, cosa absolutamente contraria de nuestra situación; y segundo que pudiéramos implementar un observatorio multidisciplinario que fuera extra de ministerios, de Gobierno, que ojalá fuera de universidades, centros de pensamiento y gremios de las empresas de menor tamaño, de la gran empresa, que pudiéramos ir monitoreando esta ley para poder mitigar efectos. Pero eso no fue implementado y creemos que podría haber servido, porque ahora se arma una confusión de la interpretación de la ley", sostiene Gianina Figueroa, presidenta de Unapyme y del directorio del Parque Cultural de Valparaíso.
Las dudas no son sólo de los empresarios. La propia Ministra, en su recorrido por los diversos canales para explicar la norma, ha tenido que contestar diversos cuestionamientos de los empleados, ya que cada uno es un mundo distinto: desde los que trabajan en jornada ordinaria, por sistema de turnos o bajo el artículo 22, por nombrar sólo algunos.
El famoso artículo 22
Precisamente si pasar de 45 a 44 horas semanales parece complicado para algunas empresas, un verdadero dolor de cabeza tiene que ver con las personas contratadas bajo el artículo 22, es decir, las que
Flor Arbulú Aguilera
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