La Copa Chile ya es un buen recuerdo: ahora Wanderers piensa en el ascenso
FÚTBOL. El Decano perdió 3-1 ayer ante Palestino en La Cisterna y se despidió de un torneo que dejó grandes alegrías y la sensación que la lucha por volver a Primera recién empieza.
La transición terminó. Wanderers ya dejó de ser el equipo de Palladino y a partir de ahora es el equipo de García. El Decano perdió ayer 3-1 con Palestino en La Cisterna y quedó fuera de la Copa Chile, pero da la impresión que es otro cuadro, uno que va a luchar con rostro renovado por conseguir el retorno a Primera División.
Después de ocho partidos con el nuevo entrenador en la banca, el conjunto porteño juega con otro libreto, uno que más allá de triunfos, empates o derrotas, deja a los hinchas con una sensación de satisfacción por la forma de plantarse en la cancha.
Es cierto que el Decano pudo avanzar a la final de la Zona Centro Norte del certamen, pero también lo es que al frente tenía a un equipo linajudo, que se ubica quinto en Honor y aún sigue vigente en la Copa Sudamericana.
El penal que le atajó Rigamonti a Carlos Muñoz, que pudo cambiar la historia del encuentro en la capital y el destino de los verdes en este torneo, probablemente sea observado con perspectiva como una anécdota si finalmente Wanderers se engancha en la lucha por su meta mayor: conseguir el ascenso.
No hay que confundirse con Jaime García, quien a primera vista parece un tipo simpático y con buenas intenciones. El entrenador nacido en Cartagena es mucho más que eso. Da la impresión que en su discurso simple no siempre hay cabida para profundos análisis futbolísticos, sin embargo los resultados dan cuenta que puertas adentro es un técnico que realiza un buen diagnóstico y sabe cómo convencer en el día a día al borde de la cancha.
Le bastaron dos partidos en el torneo de Primera B para medir a sus hombres, saber por dónde elegir y empezar a mostrar lo que quiere: en su tercer duelo humilló a San Luis en Playa Ancha.
Y la Copa Chile le vino como anillo al dedo. Sin la urgencia por ganarla, pudo aprovechar cada uno de los cinco encuentros que disputó para probar, recuperar y sacar conclusiones. De pasada, ilusionó a todo Valparaíso con una serie épica ante la Universidad Católica y puso en aprietos a un Palestino que compite en otra liga.
Inicio para el olvido
En La Cisterna los caturros se sobrepusieron a un inicio desacomodado, con poca claridad ofensiva producto de una línea de ataque que definitivamente no funcionó. De hecho el Decano nunca pateó directo al arco en los 45 minutos iniciales. Pero cuando García movió sus piezas todo cambió. Opazo y Duma llevaban un minuto en la cancha y urdieron el gol del empate.
La estrategia de pararse unos metros más adelante en la cancha y doblar presencia por los costados descompensó a los árabes, que se vieron arrinconados. Antes del penal que cometió Dávila (paró con la mano un disparo de Opazo) ya Ortiz casi desniveló con un cabezazo. Luego vino la genialidad de Rigamonti, que impidió el gol número 64 de "Carlitos" con la camiseta del Decano.
Una falla en la barrera permitió el festejo de los locales mediante un tiro libre y luego un contragolpe en los descuentos, cuando ya Ortiz había dejado la zaga y estaba como centrodelantero, consolidó el 3-1 final. Es seguro que esos pequeños errores están en la libreta del entrenador caturro.
García sabe lo que debe corregir, porque ya se acabó la transición y ahora comienza la lucha de verdad, esa que tiene como único objetivo dejar a Wanderers en Primera.
15 puntos separan a Wanderers de La Serena, líder del torneo de Ascenso. Los verdes suman 18 unidades.
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