"(En Chile) lo que nos protege del populismo es una institucionalidad fuerte"
Con el contexto de la elección legislativa de mitad de mandato en Estados Unidos, que dejaron la Cámara de Representantes bajo control de los demócratas, pero el Senado con mayoría de los republicanos, el doctor y magíster en Ciencia Política por la London School of Economics and Political Science Robert Funk, académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, profundiza en el fenómeno político que comenzará a vivir el Presidente de Estados Unidos hacia la segunda mitad de su mandato.
Pero también empalma su análisis hacia los liderazgos considerados "populistas" por parte de la izquierda que, pese a carecer de un apoyo muy generalizado en los mentideros de la alta política internacional, siguen recolectando votos en países como Brasil o Italia.
"Lo que hemos visto es un auge de líderes populistas en distintos países. Hay una discusión en definiciones específicas, pero hay consenso en que figuras como Trump, Bolsonaro o (Matteo) Salvini son populistas nacionalistas", afirma, en esta entrevista, el académico de la Universidad de Chile e investigador Asociado del Center for Strategic and International Studies, en Washington DC.
Según Funk, que imparte materias de política internacional, democracia y democratización, durante años la izquierda no ha logrado reponerse de la pérdida de sentido que significó en muchos sectores la caída del Muro de Berlín y el fin de los socialismos reales. "Todos los expertos señalaban que sus bases tradicionales estaban desapareciendo, con menos trabajadores y sindicatos, por lo que debían ajustar su discurso. Y estos partidos ajustaron sus discursos a elementos post materiales, como las agendas de identidad o medio ambiente", asegura el investigador, pues "la gente comenzó a señalar que estaba angustiada, con problemas económicos y perdiendo sus trabajos, mientras esos grupos estaban preocupados de salvar las ballenas".
- ¿Qué análisis hace de los resultados en las elecciones legislativas de EE.UU. respecto del mandato del Presidente Donald Trump?
- Es una derrota en el sentido de la situación que tenía hasta la semana pasada respecto de la instalación del nuevo Congreso, que será más complejo. Lo más difícil serán las comisiones que podrían comenzar a investigarlo. Bajo control demócrata habrá más entusiasmo y poder para indagar sobre sus negocios privados o declaraciones de impuestos. Hay que consignar que todos los Presidentes recientes han publicado sus declaraciones de impuestos, pero Trump no lo ha hecho. Una comisión correspondiente puede legalmente exigir algo de esto o citar a sus abogados y contadores, para que bajo juramento contesten sus preguntas. Por otro lado, el Partido Demócrata reaccionó al comienzo de forma algo depresiva. Y eso es bien raro, porque pese a todo no consiguieron escaños del Senado que eran tradicionalmente republicanos. Pese a todo lo que ha dicho y hecho, uno no queda con la sensación de que hay un rechazo gigante del electorado estadounidense respecto del Presidente Trump más allá del que existía cuando lo eligieron.
- En sus primeras actuaciones, el Presidente Trump lanzó una importante ofensiva: sacó al fiscal Jeff Sessions y llamó a los demócratas a no intentar abrir investigaciones en su contra en la Cámara de Representantes. ¿De qué forma se puede leer esto?
- Hace mucho tiempo ya, por lo menos 10 años, que hay una polarización entre los dos partidos en el Congreso. Y esto podría llevar a una profundización.
La mirada progresista
- ¿Concuerda en que el progresismo o la izquierda ha estado desconectada de los anhelos de las sociedades actuales, lo que ha permitido el ascenso al poder de figuras como Trump, en Estados Unidos, o Jair Bolsonaro, en Brasil? Desde algunos sectores se critica que lo único que han hecho es reaccionar "con liviandad" denominando "populismo" a estos fenómenos.
- No sé si se ha hecho con liviandad. Lo que hemos visto es un auge de líderes populistas en distintos países. Hay una discusión en definiciones específicas, pero hay consenso en que figuras como Trump, Bolsonaro o (Matteo) Salvini son populistas nacionalistas. No son nacionalistas inclusivos como era en los 60, cuando se pensaba regalar todo al pueblo. Lo que sí está claro es que el progresismo ha sido víctima de una evolución ideológica que en su minuto perdió sentido, con la caída del Muro de Berlín y el fin de los socialismos reales. Todos los expertos señalaban que sus bases tradicionales estaban desapareciendo, con menos trabajadores y sindicatos, por lo que debían ajustar su discurso. Y estos partidos ajustaron sus discursos a elementos post materiales, como las agendas de identidad o medio ambiente. Y aunque son temas importantes, sus antiguos electores, principalmente después de la crisis de 2008, comenzó a señalar que estaba angustiada, con problemas económicos y perdiendo sus trabajos, mientras esos grupos estaban preocupados de salvar las ballenas. Es una caricatura, pero esa es la gente que luego se fue a apoyar a personas que pensaron que les estaban hablando a ellos, como estos populistas.
- ¿Usted cree que estamos en una etapa en que se han ido reforzando las democracias que algunos denominan "iliberales"?
- Sí, esa es la tendencia. El liberalismo está en retroceso, así como el centro. El discurso de extrema derecha lleva a una reacción por parte de la izquierda que plantea un endurecimiento de su discurso, ofreciendo opciones más duras, porque parece que eso es lo que quiere el electorado. Esto lo estamos viendo en el Partido Demócrata, en Estados Unidos, que se plantea si responder a Trump alineándose más a la izquierda, con Bernie Sanders, o atraer a votantes de centro o incluso republicanos que no se sienten identificados por Donald Trump, que son muchos.
- ¿Esta falta de conexión con los fenómenos actuales por parte de la izquierda se puede identificar en el caso de personeros de ese sector en Chile, que intentaron apoyar a Lula da Silva con una carta que llamaba incluso a que se le permitiera participar en las elecciones, aunque estaba siendo investigado por casos de corrupción?
- El caso de Brasil es un poco más fácil de explicar que el caso de EE.UU. En Brasil claramente se reunieron condiciones como la economía, la corrupción y la cuasi destrucción del sistema partidista tradicional. Además de la delincuencia, con 60 mil muertos el año pasado, lo que es casi una guerra. Se entiende y es casi obvio que la gente opta por un líder extra sistema, un salvador y mesías que viene desde el Ejército. Pero eso no necesariamente debe venir acompañado del discurso de Bolsonaro, con un lenguaje machista, misógino y homofóbico. Jair Bolsonaro reunió en su oferta de campaña una alineación muy de derecha con un discurso retórico en que la violencia aparece como solución, con la idea poco menos de echar del país a la izquierda. Lo de Brasil se entiende y se entiende menos en Estados Unidos, con una economía que en los últimos años de Obama no estuvo en crisis.
Los desafíos del futuro
- ¿Cómo se puede conectar a este tipo de liderazgos con los desafíos de la globalización? Temas como los efectos de la robotización o automatización de sectores laborales están en el radar de presidentes como Donald Trump o Jair Bolsonaro...
- Claramente lo que une a los electorados de todos estos líderes, quienes votaron en Italia, en Gran Bretaña por el Brexit, por populismos de izquierda en España o en Francia, es el temor. Pero es el temor a cosas distintas Y eso contesta en parte lo que decía de Bolsonaro, que tiene que explotar un temor que ya existe a través de la magnificación. El temor a la inmigración en Europa es distinto a lo que ocurre en Estados Unidos, porque en Estados Unidos no hay gente llegando en botes. La crisis de 2008 dejó una sensación de temor en lo económico. Pero aunque son distintos tipos de temor, los une la globalización, la identidad y el matrimonio igualitario, entre otros temas. Ideas ajenas a las que esos grupos han estado acostumbrados.
El riesgo de Chile
- ¿Existe un riesgo bajo de que Chile pueda ser parte de este tipo de figuras políticas, tendiendo en cuenta el tradicional apego de la sociedad a las instituciones?
- Absolutamente. Creo que si uno mira todos estos elementos, han estado siempre presentes en el panorama en Chile. Y uno puede preguntarse por qué no han aparecido antes este tipo de liderazgos populistas en Chile. Porque el temor a la delincuencia ha sido explotado político tras político. El tema de la inmigración es nuevo, pero siempre ha estado presente el temor al otro, como a los indígenas, además de la inseguridad económica. Y ahora resulta que empiezan a surgir algunos liderazgos que comienzan a ver esa apertura en el mercado y quieren aprovecharlo. No me extrañaría que esto empiece a agarrar vuelo, pero lo que nos protege del populismo es una institucionalidad fuerte y liderazgos dispuestos a contra argumentar, lo que ha fallado en otros países. En Chile tuvimos al Gobierno anterior, que podría haber destacado los distintos avances del país en distintos ámbitos, como por ejemplo el acceso de más gente a la educación o la reducción de la pobreza, pero optó por señalar que había que cambiar todo, por ejemplo la Constitución. En Estados Unidos, Hillary Clinton nunca dio la pelea por convencer que el libre comercio le otorga a la clase media productos de consumo mucho más baratos. Nunca se logra defender las cosas buenas de la globalización y eso le da espacio a los críticos.
- ¿Es posible que esta característica de Chile se resquebraje a la luz de la labor de organizaciones ciudadanas, mucho menos mediatizadas por las instituciones, que buscan ser protagonistas en el sistema político a pesar de los partidos o en lugar de ellos?
- Una de las cosas que siempre encontré muy positiva del movimiento estudiantil de 2011 es que logró reinventarse como un entidad política más allá del movimiento social. Eso es muy difícil de lograr. Y ahí tuvimos a elementos como Revolución Democrática o el Frente Amplio. Ellos reconocieron que la responsabilidad de un movimiento social es muy distinto a la responsabilidad de un partido y entendieron que para incidir en la política debían hacerlo desde la política. Ese es el tipo de señal que confirma que en Chile aún se respeta la institucionalidad. Tal vez no queremos los partidos que tenemos o no nos gusta el Congreso, pero somos institucionales de esa manera. Vamos a reinventar la institución, pero no vamos a echar abajo las instituciones. Eso aún existe en Chile, pero veremos por cuánto tiempo, porque si uno mira la aprobación no solo de los partidos políticos, sino que de instituciones que históricamente han estado muy bien valoradas, la Iglesia, Carabineros o las Fuerzas Armadas, están en el suelo.
"El liberalismo está en retroceso, así como el centro. El discurso de extrema derecha lleva a una reacción por parte de la izquierda que plantea un endurecimiento de su discurso, ofreciendo opciones más duras""
"El caso de Brasil es un poco más fácil de explicar que el caso de EE.UU. En Brasil claramente se reunieron condiciones como la economía, la corrupción y la cuasi destrucción del sistema partidista tradicional. Además de la delincuencia, con 60 mil muertos el año pasado""
"Una de las cosas que siempre encontré muy positiva del movimiento estudiantil de 2011 (en Chile) es que logró reinventarse como un entidad política más allá del movimiento social. Eso es muy difícil de lograr""
Mauricio Mondaca L. mauricio.mondaca@mediosregionales.cl
ESTEBAN FUENTES/ documentacion EM
"con 60 mil muertos el año pasado, lo que es casi una guerra. Se entiende y es casi obvio que la gente opta por un líder extra sistema, un salvador y mesías que viene desde el Ejército", afirma funk.
EFE/Fernando Bizerra